C a p í t u l o 6: "Día de spa"

1.4K 107 28
                                    

(Kyle)

El reloj que estaba justo frente a mí, perfectamente colgado a la pared, era mi mejor entretenimiento en ese instante. Pese a que mis ojos se fijaban en cómo la manecilla de los segundos avanzaba, mi mente no era capaz de reaccionar. Me encontraba totalmente sumido en mi mundo, como siempre, hasta tal extremo que no logré recuperar la noción del tiempo ya perdida.

No pensaba en nada, no sentía nada. Sólo tenía los cinco sentidos fijados en lo que es, básicamente, un reloj. Admirando como única banda sonora del momento el tic-tac que se escuchaba por toda la sala de estar, ese que me saca de quicio cuando intento conciliar el sueño.

Se podría decir que, con esto, doy comienzo a un verano carente de productividad, como todos los demás. Simplemente reflexionando, creando debates internos en mi cabeza, ignorando mi alrededor al poner toda mi atención en algo insignificante para cualquiera, pero al parecer interesante para mí.

—Kyle.

Tardo segundos en salir de mi estado de inconsciencia tras escuchar una familiar voz femenina y, aún desorientado, dirijo la mirada a la chica que acaba de entrar para sentarse a mi lado en el sofá.

—Chris me ha dicho que ya podemos ir a la parada.

Mi cerebro vuelve a funcionar a continuación, después de hibernar por los que han sido unos minutos interminables. Rápidamente recuerdo que ayer acordamos ir al spa en autobús, debido a que somos demasiada gente para un coche. Además, sólo Emily sabe conducir bien, porque del rubio no me fío ni un pelo y menos aún del bueno de Connor.

Me levanto con agilidad, esta vez más animado que de costumbre. Parece que esta vez ocurre algo interesante en mi vida, no debo desaprovechar lo que esta ha de ofrecerme.

—Está bien.

Poco después me encuentro emprendiendo un largo camino con mi hermana, cuyo destino sagrado es la parada de autobús. Y me refiero a este lugar como sagrado porque me parece el paraíso comparado con el sufrimiento por el que he de pasar durante el trayecto, soportando las altas temperaturas que se hacen notar a finales del mes de junio.

—Hombre, ya habéis llegad —nos apremia el rubio, con un look bastante veraniego.

—¿Aún no ha venido nadie? —pregunto mirando a los lados.

—No, vosotros sois los primeros —indica su novia con una sonrisa, a la que ambos respondemos igualmente segundos después.

Con el transcurso de nuestra espera en la cual mi teléfono móvil es mi único entretenimiento, vemos como el resto de los integrantes del grupo va llegando poco a poco. Aunque justo cuando estoy más concentrado en la lectura de una historia en PDF, un toque en mihombro hace que toda concentración se desvanezca.

—Tú nunca cambias, ¿eh? —comenta mi novia cuando nuestras miradas se encuentran.

Una sonrisa se forma en mis labios, y sin responder nada mediante palabras uno mis labios a los suyos en un beso lleno de cariño.

—¡Bien, ya que estamos todos es hora de irnos! —exclama Connor animoso, a lo que todos contestamos igual de eufóricos.

El viaje en autobús se me hace bastante largo, o quizás estoy demasiado ansioso por llegar. No todos los días tu amigo te comunica que tiene entradas para todos nosotros para un spa. O tal vez me resultó molesto el hecho de tener al querido Chris a mi lado, jodiéndome la vida temporalmente. Sinceramente no sé cómo es que su novia puede aguantarlo.

El vehículo se detiene en la parada más cercana, todos miramos el edificio como pasmarotes mientras que el rubio sonríe orgulloso, como si eso fuese obra suya.

Júralo Por Mí [#UAI2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora