EXTRA #1: "Un amor inesperado"

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(Narrador omnisciente)

Se acercaba la hora del almuerzo, y el rugido de sus tripas se encargó de recordárselo. Kelsey se levantó perezosamente de la silla, dejando en el escritorio un desorden de informes y documentos de los que tal vez más tarde se encargaría. Bajó las escaleras con desgana y se sentó en el sofá, a la espera de la llegada de su marido.

Justo cuando el sueño estaba a punto de acogerla entre sus brazos, oyó el sonido de la puerta abriéndose con llave. Repentinamente feliz, se levantó de un salto y llegó corriendo hasta la entrada en la que Kyle apareció con su hija.

—¡Mami! —exclamó ésta dispuesta a lanzarse sobre los brazos de su progenitora.

—¡Hola, cielo! —la saludó antes de depositar un beso en su cabeza— ¿Cómo te lo has pasado hoy?

—¡Muy bien! —respondió Kylie, aún abrazada a su madre.

—Hay un regalo para ti —intervino Kyle sonriente—. ¿Verdad, Kylie?

La niña asintió con la cabeza y pidió a Kelsey que la bajara al suelo. Cuando por fin sintió la moqueta bajo sus pequeños pies, corrió hacia su mochila azul y de ahí sacó un dibujo colorido que le entregó con una resplandeciente sonrisa.

—Felicidades a la mejor mamá del mundo —dijo la pequeña castaña mostrando sus dientes.

Ni siquiera se acordaba. Hoy era el día de la madre, ya hacían tres años desde que se convirtió en tal. Y Kylie se había acordado de ella, por eso le había hecho un regalo fruto de su propio esfuerzo.

—Esto es precioso, Kylie —habló ella emocionada—. Muchas gracias, tesoro.

Le dio un abrazo cargado de agradecimiento, conteniendo sus ganas de llorar. O se había vuelto demasiado sensible desde que era madre, o simplemente sus hormonas estaban disparatadas ese día. Fuera lo que fuese, nunca lo supo realmente.

—Venga, lávate las manos, que ya vamos a comer —alegó Kyle despeinando el liso cabello de la niña.

—¡Sí, papi! —gritó ella, dirigiéndose lo más rápido posible al cuarto de baño.

Cuando ambos se hayaron solos en la entrada, él no pudo evitar besar en los labios a su esposa.

—¿Cómo te encuentras? —le preguntó con ternura.

—Un poco cansada, pero bien —le contestó ella, incapaz de contener su sonrisa.

El tiempo había pasado, pero él no había cambiado demasiado. No obstante, sus nuevas lentes y esa escasa barba le hacían ver mucho más atractivo y maduro al parecer de la joven. Como un verdadero padre, aunque en realidad seguían siendo veinteañeros.

—Espero que no te estén molestando mucho —enunció Kyle, llevando una mano al vientre de Kel.

—Hoy se están portando bien —aseguró ella, acariciando su cabello antes de volver a besarle.

En unos meses nacerían un niño y una niña, cuyos nombres ya tenían planeados. Obviamente Kylie no fue excluida del plan y, orgullosa por estar a punto de convertirse en hermana mayor, ayudó todo lo posible en proponer los mejores nombres que encontrara. Kaiden y Karina serían respectivamente, ya que la pequeña insistió en que los cinco juntos formaran "la familia K".

—Pero mírame —añadió irritada—. Estoy tan gorda que apenas puedo moverme.

Tal comentario hizo reír a su esposo, que acarició su mejilla y la miró sonriente.

—Esto acabará en breve, no te preocupes.

—Ya estoy contando los días —le aseguró—. Tengo ganas de que nazcan y no llevar por más tiempo esta panza.

—No te sientas acomplejada, no estás tan mal. Por lo menos, para mí, siempre serás hermosa.

—¿Sabes que eres todo un Romeo? —inquirió divertida Kelsey.

—Pues tú lo consideras una de mis virtudes —bromeó él antes de volver a besarla.

Ella, una vez más, correspondió a su beso, entrelazando los dedos de las manos detrás del cuello de él. Cuando se separaron echó una mirada hacia atrás, viendo que la niña había salido del servicio hacía rato y que ahora estaba jugando con un coche.

—Será mejor que no sigamos coqueteando delante de ella —comentó sin despegar la vista de Kylie—. Está en una época en la que lo copia todo.

Kyle sonrió; realmente no veía capaz de hacer tal cosa a su hija, pero con los niños nunca se sabe. Ya que era consciente de que los espaguetis ya estaban hechos (cosa de la que ambos se encargaron), levantó a Kel en brazos y la llevó hasta el sofá.

—¿Ahora haces servicio gratuito? —quiso saber ella.

—Solo a los clientes VIP —respondió él.

—¡Yo también quiero! —chilló Kylie ilusionada, dejando el cochecito con el que estaba jugando.

—¿Prometes que me vas a ayudar? —le pidió su progenitor agachándose a su altura— Tenemos que preparar la mesa lo mejor posible para mamá. Es una misión importante.

—Yo te ayudo —le aseguró la pequeña, sonriente.

Él levantó del suelo a su hija como si se tratara de una pluma. La sentó en sus hombros y corrió hasta la cocina, haciendo reír a Kylie una vez más.

—¡Vamos, Kylie, pásame los tenedores! —gritaba. A Kelsey tanta felicidad le recordó a su anterior navidad juntos, y se dio cuenta de que solo quedaban unos meses para volver a repetir tal experiencia.

—¡Vale! —enunció ella con la misma emoción.

Se sentía orgullosa por muchas cosas. Orgullosa por su hermosa familia, por haber conseguido un buen trabajo a pesar de las dificultades, por compartir con Kyle a una niña tan bonita y risueña, fruto de su amor verdadero. Pero sobre todo, se sentía orgullosa de tenerlo a él, de haber prescindido de su confianza y compañía desde hace nueve años. Estaba segura de que sería un pilar importante para sus hijos, que ella no sería la clase de madre que fue la suya. Ella no tendría favoritismo entre ellos, ni les odiaría, ni los dejaría a su suerte en los peores momentos. Sería una madre amorosa con muchas enseñanzas que dar, porque ella quería criar a sus hijos como sus padres nunca lo hicieron. No quería que sufriesen lo mismo. Y seguramente con Kyle todo este arduo camino resultaba más sencillo.

Unos minutos más tarde, la mesa estaba puesta y los cubiertos perfectamente ordenados. Realmente habían hecho un buen trabajo, pensaba ella.

—Mami, ¿qué nota nos das?

Hmmm... —Kelsey fingió estar pensando para darle curiosidad a Kylie— Pues yo creo que os merecéis un diez.

—¡Bien! —gritó ella, yendo a abrazar a su madre.

—Oye, Kylie —le dijo entre risas—, tienes que seguir comiendo.

—¿Cuándo van a nacer? —curioseó la menor, posando sus pequeñas manos sobre el vientre de Kelsey.

—Todavía quedan unas semanas —le informó acariciando su cabeza.

—¿Tantas ganas tienes de ver a tus hermanitos? —intervino Kyle.

—Sí —afirmó ella—. Quiero verlos.

—Ya falta poco para que estemos la familia al completo —aseguró Kel—. Solo hay que esperar a que lleguen. Esperarás con nosotros, ¿verdad?

—¡Sí!

La familia al completo. Una familia creada junto a Kyle. Sin duda, estaba deseando que llegara el momento en que tomara fotos de sus tres pequeños juntos. No sabía como explicarlo, pero el hecho de convertirse en madre la había hecho la mujer más feliz sobre la tierra.

Y todo gracias a un amor inesperado. Un amor inesperado que la cambió por completo. Un amor inesperado que convirtió sus días amargos en nuevas aventuras, su vida monótona en un hermoso recorrido por el que viajar con sus seres queridos.

Júralo Por Mí [#UAI2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora