C a p í t u l o 30: "Confianza mutua"

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(Kyle)

En estos momentos, hay algo que tengo muy claro, pese a esa gran indecisión por la que me suelo caracterizar. Y es que creo que necesito urgentemente un tutorial de cómo entender a tu novia en sus días.

—Comunícame tus problemas, querido —dice Chris con aires de superioridad.

—Pensándolo mejor, creo que debería consultar a otra persona...

Mi comentario surge en él la reacción que me esperaba, y cuando comienzo a alejarme lentamente de él escondiendo la sonrisa divertida que no he podido evitar esbozar, su mano se posa sobre mi hombro como gesto para captar mi atención.

—¡No! ¡Espera! ¡Yo soy el indicado! ¿No somos amigos, o qué?

Hmmm... —Acaricio mi barbilla fingiendo estar pensativo, mientras guardo silencio por unos escasos segundos— Bueno, supongo que incluso alguien como tú puede ayudarme.

—Gracias por tu voto de confianza, ¿eh? —comenta sarcásticamente, yo le nuestro una sonrisa burlona— En fin, ¿qué te pasa?

—Necesito que me digas cómo coño puedo soportar los inesperados cambios de humor de Kelsey —le informo exasperado, recordando que está en el coche con mi hermana, gritando insultos a los cuatro vientos.

—¿Por qué me lo preguntas? —inquiere Chris alzando las cejas.

—Porque tú tienes experiencia con las mujeres, seguro que sabes perfectamente qué hacer en esta situación.

Él hace una mueca de indignación y se lleva una mano al pecho, como si hubiera soltado una estupidez por la boca.

—Has herido mi orgullo llamándome mujeriego.

—Dime, ¿cuántas novias has tenido? —le pregunto cruzándome de brazos y arqueando una ceja.

—Pues... una, dos, tres... —Se queda callado un instante, contando torpemente con los dedos—
Creo que he perdido la cuenta.

Yo sonrío dándole a entender que, aunque no haya jugado con los corazones de las chicas, es todo un Don Juan debido a que suele tener muchas conquistas. A diferencia de mí, pero eso no hace falta remarcarlo.

—Bien, pues como buen amigo que soy, te ayudaré —afirma orgulloso. Yo aguardo a su respuesta, entrecerrando los ojos—. Lo principal es que te pongas en la piel de tu novia, seguro que en realidad la conoces más bien de lo que crees.

—¿Y cómo puedes confirmar eso? —interrogo.

—Bueno... Me imagino que ya te habrás acostado con Kelsey —suelta con seguridad—. Eso asegura que conoces bien casi todas sus facetas.

—En realidad, ella no tiene mucho que esconder —aseguro, aún cruzado de brazos.

—Aquello que de verdad esconde ya lo has podido ver durante vuestras noches de pasión... —comenta con picardía, lo que hace que automáticamente la sangre se aglomere en mis mejillas.

—Eh... —Carraspeo y a continuación trago saliva, sintiendo mi rostro arder de la vergüenza— En fin... ¿Qué harías tú si estuvieras en mi situación? Ya conoces a Kel...

—Básicamente satisfacer sus necesidades —objeta con decisión—. Una mujer en sus días es impredecible, pero con caricias, chocolate, y momentos íntimos que compartir, su mal humor desaparecerá como si nunca hubiera llegado.

Eso ocurriría en caso de que tuviera como novia a otra chica diferente. Ahora estamos hablando de la mismísima Kelsey Evans, esa joven de carácter fuerte que siempre dice lo que piensa. Y que, sobre todo, pasa la gran mayoría del tiempo o excesivamente eufórica o cabreada con el mundo entero.

Júralo Por Mí [#UAI2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora