C a p í t u l o 13: "Preferencias de un asocial"

1.1K 93 12
                                    

(Kyle)

Después de pensármelo durante unos minutos decido ver un capítulo más de una serie que ha terminado por engancharme por completo. No obstante, con todo el drama presente en estos últimos episodios, mi mente viaja automáticamente a los recuerdos de hace tan sólo una semana, esos que parecen de hace un siglo.

Aún siento rabia y frustración al recordar a ese imbécil agarrando del cuello a Kelsey. Y en una situación tan grave, volví a dejarme llevar por las emociones. En ese momento fue necesario, pero tengo el presentimiento de que algo malo pasará si sigo perdiendo mi temperamento con cada problema que surja.

Jamás olvidaré cómo esas lágrimas de sufrimiento corrían por sus mejillas, cómo me dio las gracias tantas veces, abrazando mi cuerpo buscando protección, mientras que yo la besaba acunando su rostro en mis manos, dejándome contagiar por su tristeza.

La piel se me pone de gallina en el momento en el que revivo esa experiencia en mi mente, totalmente perdido en mis pensamientos. Todo hasta que la oscuridad de mi habitación se ve arruinada con la claridad que sale de una puerta abierta, y rápidamente froto mis ojos y parpadeo varias veces para que mi madre no vea que me he emocionado.

—Oye, ¿te pasa algo? —pregunta curiosa.

—No —miento, fingiendo estar perfectamente.

Ella suelta un suspiro y, decidida, levanta las persianas y descorre las cortinas dejando que los rayos del sofocante sol entren en mi dormitorio. Yo escondo mi cabeza bajo la almohada como si fuera un vampiro, irritado por la excesiva luminosidad.

—Kyle, deberías salir un poco a tomar el aire. Llevas días aquí encerrado.

Yo ignoro a mi madre pausando un episodio al que no estaba prestando atención, conteniendo mis ganas de gritarle que me deje en paz.

—¿Tus amigos no salen hoy? —insiste.

—Mamá, son las putas cuatro de la tarde —le reprocho malhumorado—. Y no sé tú, pero a mí no se me apetece salir un miércoles.

—Cuida ese vocabulario —me reprende enfadada—. Eres muy raro, hijo, los jóvenes de tu edad salen todos los días y...

—Ya empiezas con las comparaciones —la interrumpo, y me llevo la mano a la frente en señal de cansancio.

Tal vez parezca exagerado, pero sugerirle a Kyle Adams que salga a la calle es como preguntar cuánto es uno más uno. Algo sumamente ridículo.
Aunque ella no parece captarlo, o eso me demuestra su mirada desaprobadora. Sé que le gustaría que no fuese así, pero sinceramente no tengo ganas de cambiar. Me siento bien siendo una excepción.

—No sé, sólo te estoy aconsejando... —dice con una expresión preocupada.

—Pues no ayudas. Y antes de que preguntes sí, hablo todos los días con mi novia, así que no te preocupes.

—Me alegra oír eso —responde esbozando una sonrisa, yo ruedo los ojos.

Ugh, ya sabía que iba a preguntar algo así. La conozco demasiado bien.

Por unos segundos olvido la presencia de mi progenitora y pongo el capítulo desde el principio, esperando que esta vez no hayan interrupciones. Aunque la muy pesada se sienta en el borde de mi cama, obviamente intentando dar conversación a alguien tan borde como yo.

—Qué poco te pareces a nosotros —comenta pareciendo decepcionada.

¡Vaya, qué novedad!

La verdad es que toda mi familia al completo es conocida por ser sociable y extrovertida. Tanto mis progenitores como mi hermana tienen muchos amigos y caen muy bien a la mayoría de las personas. Pero claro, a mí me ha tocado ser la oveja negra de la familia, y soy un asocial que prefiere vivir en su mundo antes que empezar una conversación con cualquier estúpido desconocido.

Júralo Por Mí [#UAI2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora