C a p í t u l o 3: "Conociendo a los Adams (Parte 1/2)"

1.6K 120 20
                                    

(Kyle)

Se podría decir que las vacaciones de verano ya han comenzado ahora que he decidido tomármelas. Ya es prácticamente final de curso y normalmente los estudiantes no asisten el último día de clases, así que yo no seré la excepción.
Ahora por fin comienza aquello que llevo tantos meses anhelando, por fin podré quedarme despierto hasta la madrugada y levantarme a las tantas. Pero lo mejor es que tengo todo el tiempo del mundo para tumbarme en el sofá junto con mi Konny, pasando las horas observando la pantalla de mi teléfono.

—¡Kyle, ven!

Oh, se me olvidaba. Ahora vivo con mis queridos padres, al fin y al cabo fue ayer cuando tomé la decisión final. Que tampoco era para tanto, pero me dicen que suelo dramatizar excesivamente las cosas.

Me levanto del sofá con una fuerza que no sé ni de dónde la habré sacado, y camino arrastrando los pies seguido por el cachorro, quien a diferencia de mí se muestra tan enérgico y alegre como siempre.

Llego a la cocina en la que mi madre tararea una canción desconocida para mí. Ella siempre está de buen humor a la hora de cocinar cuando a mí se me hace algo muy tedioso. Y además, no puedo evitar caer en la tentación de probar un poco de comida antes de llevarla a la mesa.

—El almuerzo está en la mesa —me indica.

Rápidamente me dirijo a la pequeña mesa al final de la cocina sintiendo mis tripas rugir del hambre. No obstante, mi cara al ver lo que hay en el plato ha de ser un monumento, ya que mi progenitora no puede evitar sonreír conteniendo la risa.

—Eh... ¿Y qué hay para mí? —pregunto intentando pensar en positivo.

—Lo mismo —responde ella ensanchando su sonrisa.

A la mierda el optimismo.

Vuelvo a observar con repulsión el plato de verduras, entre las que predomina el brócoli y las zanahorias. Mi madre sabe perfectamente que odio esto, pero estoy seguro de que lo hace para joderme.

Mami, por favor, ¿puedes cocinar otra cosa para mí? ¡O me lo hago yo, lo que sea!

—¿No eres un poquito mayor para decirme esas cosas? —inquiere enarcando una ceja.

—¿Y no soy un poquito mayor para comer lo que tú me digas? —ataco yo.

Mi madre hace un intento de matarme con la mirada mientras que yo sonrío victorioso, pero veo cómo se quita la chancla del pie derecho y se me pone la piel de gallina. Sin embargo y cuando menos me lo esperaba, el timbre suena.

—¡Oh, vaya, esa debe ser Kel! —exclamo sonriente, y voy corriendo a abrir la puerta.

Esto sí que es ser salvado por la campana.

Detrás de la puerta se encuentra Kelsey, afortunadamente mis esperanzas se convirtieron en una realidad. Aunque ella es sencilla me es imposible no sorprenderme al verla llevar un vestido turquesa ajustado a su silueta, aunque no es excesivamente pegado. Lleva una cola alta que la hace ver más atractiva, sus zapatos son sandalias adecuadas para esta época de calor, y apenas lleva maquillaje. De esta forma simplemente parece perfecta para mí.

—Hola, princesa —musito al verla sonreír.

—¿Cómo está mi príncipe idiota? —me pregunta con voz suave, enlazando sus dedos detrás de mi cuello, yo coloco mis manos en su cintura.

—Mejor con tu presencia —le aseguro sin borrar la sonrisa de mi rostro—. Me has salvado la vida.

—¿Qué ha pasado? —interroga curiosa.

Júralo Por Mí [#UAI2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora