Ca p í t u l o 57: "Nueva vida"

632 60 4
                                    

(Kelsey)

El tiempo transcurre con tanta rapidez que aún me cuesta asimilar el hecho de que el mes de agosto ha llegado tras días y días de máxima inactividad. Aunque ya que nuestra máxima pereza ha desaparecido, hemos decidido que para cambiar nuestros planes cotidianos viajaremos... Bah, ¿para qué idealizar las cosas? No vamos a hacer absolutamente nada, como de costumbre. O eso es lo que ambos, divagando en la sala de estar, estamos haciendo entender.

—Oye... —Rompo el silencio, cansada de contemplar el blanco techo. Kyle no parece opinar lo mismo— Deberíamos comprarnos una casa en condiciones, ¿no crees?

—¿Acaso tenemos dinero? —inquiere sin mirarme. Yo tengo que alzar la mirada para verlo, debido a que tengo la cabeza recostada en su regazo.

—Bueno... no.

—Parece que tendremos que seguir aquí por un tiempo —alega, abanicando su rostro con una libreta vieja—. Joder, ¿el aire acondicionado sigue sin funcionar?

—Así es —afirmo tras soltar un suspiro—. Ya pedí que nos lo arreglaran, pero siguen sin venir.

—A este paso me voy a asar como un pollo —se queja limpiando el sudor de su frente—. Hemos comprado un apartamento defectuoso.

Sonrío en respuesta, aunque realmente no tengo ganas de hacerlo. No es porque los comentarios de mi novio no me diviertan, sino porque sigo sumida en este extraño periodo de decadencia anímica. Tal vez la muerte de mi progenitora me ha afectado más de lo que creía, o simplemente estoy pasando por una etapa difícil. Además, por culpa de las altas temperaturas mi cansancio ha aumentado con creces. No entiendo lo que me pasa, tal vez desde aquel día he dejado de ser la de siempre.

—¿No tenías que salir? —le pregunto, incorporándome mientras me desperezo.

—Sí... —contesta, al parecer demasiado adentrado en su mundo— Le prometí a Connor ir al gimnasio con él. ¿Tú no vendrás? 

—No, he invitado a Alice a casa —le explico. Él, aunque sabe que lo que digo es cierto, adopta una expresión seria. Sin embargo, lo que muestran sus ojos es preocupación en vez de desconfianza.

—¿Estarás bien? Porque, ya sabes, últimamente estás... diferente.

—Sí —confirmo rápidamente—. Tal vez su compañía me anime un poco.

—Traeré helado cuando vuelva, seguro que te alegras con eso —comenta sonriente.

—Que sea de...

—De vainilla, sí —concluye antes de besarme con una ternura propia de él—. Nos vemos luego, cariño.

—Adiós, cielo —lo despido, aún sin levantarme del sofá. Él me regala una última sonrisa resplandeciente antes de marcharse.

El silencio vuelve a inundar el lugar, lo que me hace sentir cierta angustia en mi interior. Inhalo, sintiendo que me quedo sin respiración, y suelto una bocanada de aire. No me gusta estar sola, necesito la compañía de alguien. Esta necesidad ha ido aumentando más y más desde hace unos días. Tal vez sea porque estoy acostumbrada a tener a mi novio cerca... o simplemente me siento mucho más triste que de costumbre. Antes no pensaba en eso, me daba igual quedarme en la tranquilidad del hogar. Ahora, sin embargo, esa tranquilidad me resulta aterradora.

Me levanto un momento para alcanzar mi móvil, que descansa sobre la mesa, y me tumbo pesadamente sobre el sofá. Apresuradamente, marco el número de mi amiga y me pongo el aparato en la oreja, deseando que ella responda lo antes posible. Al tercer pitido, acepta la llamada.

Júralo Por Mí [#UAI2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora