C a p í t u l o 27: "Optimismo de septiembre"

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(Kelsey)

La hora se me estaba haciendo tan larga con ese profesor de pacotilla, que decidí utilizar una de mis viejas tácticas para cuando me dedicaba a romper las reglas. Así que poniendo la excusa de que necesitaba utilizar el baño, salgo de la clase para dar un paseo y así matar el tiempo de una forma que no sea molestar a un Kyle que tiene como mayor importancia leer un libro. Ya lo he intentado, y lo único que he conseguido son monosílabos hasta que directamente me ignoró cuando se cansó de mis insistencias.

Nota mental: no molestes a Kyle mientras lee o saldrás volando por la ventana.

Al cerrar la puerta detrás de mí y dejar de sentir tantas miradas clavadas en mi nuca, vuelvo a recobrar la alegría de ser libre, aunque no sea por mucho tiempo. Mirando las actualizaciones en las redes sociales, paseo por esos pasillos que ya me resultan tan familiares con el teléfono móvil como entretenimiento. La verdad es que creo que hay cámaras de seguridad, pero sinceramente me importa una puta mierda.

Continúo paseando con tranquilidad por todo el edificio; al menos eso es más divertido que escuchar a un profesor contando curiosidades sobre la química y esas cosas que en realidad no merecen interés por mi parte, simplemente porque no me será de utilidad en la vida. Además de fijar la mirada en la pantalla de mi móvil me dedico a observar a mis alrededores para esconderme en caso de que haya un profesor a la vista. Después de tanto tiempo, vuelvo a sentir la adrenalina correr por mis venas, y decido disfrutar de esta oportunidad en realidad ridícula debido a que no puedo permitirme el salir de clase con tanta frecuencia.

Además, no quiero ser la Kelsey de antes. Aunque a veces me gusta romper las reglas y sigo siendo impulsiva, no voy a tirar por la borda todo el esfuerzo que Kyle ha hecho por ayudarme a cambiar a una mejor persona. Valorar sus buenas acciones es lo menos que puedo hacer por él.

Escondo el teléfono en mi bolsillo al darme cuenta de que estoy cerca de la sala de los profesores. Para evitar que los docentes sospechen de mí y comiencen a hacerme el interrogatorio del año, robo una libreta de una mesa en la que se depositan libretas utilizadas para reciclar y todo ese rollo y la rodeo con mis brazos, como si fuera una carpeta, para que así crean que simplemente voy a hacer una fotocopia del nuevo horario a consejería.

-Señorita Evans -habla una voz imponente a mis espaldas.

Mierda. ¿Qué he hecho mal? Tenía asegurado que no había nadie alrededor...

-Ah... Señor director -menciono tras darme la vuelta, mostrándole una de mis mejores sonrisas falsas-. Verá, ahora mismo me pilla ocupada, ¿sabe?

-No me interesa lo que planees hacer ahora mismo, Kelsey -El simple hecho de que mencione mi nombre hace que un escalofrío recorra mi espina dorsal-. Simplemente venía a darte una advertencia.

-¿Qué clase de advertencia? -inquiero volviendo a mi semblante serio.

El señor al que ya conozco tan bien a causa de mi mal comportamiento el año pasado me muestra una sonrisa que intenta parecer aterradora, pero que en realidad se podría describir más bien como una que da grima.

-Considérala como tu última advertencia disponible.

-¿A qué te refieres? ¡Ve al grano!

El ríe, pero de una forma que me resulta espeluznante y repugnante al mismo tiempo. Luego acomoda sus gafas sobre el tabique de su nariz y se pasa la mano por su cabello canoso, tomándose su tiempo para responder.

Venga ya, sabes perfectamente que odio esperar, hijo de puta.

-Vaya, eres tan impaciente como siempre... -menciona sonriendo- Y es por eso por lo que debo advertirte que si te dejas llevar por tus instintos una vez más, acabarás fuera.

Júralo Por Mí [#UAI2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora