C a p í t u l o 35: "En busca de ti"

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(Kyle)

Parece ser que hoy más que nunca, el mundo ha decidido conspirar contra mí de manera que Kelsey no conteste en ninguna de las diez veces que le he llamado. Estoy seguro de que he hecho algo horrible en una vida pasada para que el karma actúe conmigo de esta forma. Doy un resoplido comenzando a agobiarme, y tiro el móvil a la mesa antes de llevarme las manos a la cabeza, preso de la desesperación.

—¿No coge el teléfono? —inquiere Chris entrando en la sala de estar, con un paquete de patatas en la mano que básicamente ha robado de mi despensa.

—No, genio —espeto con una sonrisa sarcástica—. Y trae eso, que es de mi propiedad.

Le arrebato el paquete de patatas y comienzo a comer desesperadamente, como si esa fuese una solución al problema que se me ha presentado. A mi lado, el rubio me observa entristecido, porque le he robado su nueva adquisición, y asqueado, viendo la forma en la que estoy devorando a las pobres patatas.

—Eh... No es por nada, pero comer como una bestia no hará que Kel te llame.

—Pues piensa tú en algo, Sherlock Holmes —suelto sin ni siquiera mirarlo.

—Sigue intentándolo —dice encogiéndose de hombros.

—No te rindas nunca —agrego con voz burlona, mirándolo con el ceño fruncido—. Eso es más típico que las frases cursis de Internet.

—Intento ayudarte, tío —se excusa—. ¿Por qué no la llamas otra vez?

Guardo silencio y me levanto del sofá de un salto, lo que hace que Konny se sobresalte, mirándome como si yo fuera lo más interesante en la habitación. Extiendo la mano para coger el teléfono una vez más, y la llamo por enésima vez manteniendo un ápice de esperanza en mi corazón. No obstante, toda sensación positiva se desvanece cuando de nuevo escucho el puto contestador.

—Me cago en mi puta vida —espeto a punto de perder la paciencia—. ¿Qué coño le ha pasado?

—Laméntate después, Kyle, ahora tienes que ir a ver a tus padres.

Alzo la cabeza y me fijo en la hora que marca el reloj analógico colgado en la pared de la sala de estar. Por más que odie admitirlo, debo hacer caso a Chris debido a que prometí a mis padres que iría a verlos a las cinco para hablarles de la beca que he conseguido. Suelto un suspiro, y meto en mi bolsillo el celular, las llaves del apartamento y las de la moto. Mientras tanto, mi mente piensa en mil y una formas posibles por las que puedo saber del estado de mi novia, y una sonrisa se me escapa cuando logro encontrar una solución considerable.

—Ya sé qué puedo hacer —menciono, el otro me mira interrogante—. Hoy mismo voy a viajar a la ciudad en la que Kelsey reside.

—¡¿Cómo?! —exclama atónito— ¿Tú eres gilipollas?

—Soy racional, Chris —le aseguro irritado—. Porque a ver, en el hipotético caso en el que el viejales del director echara a tu novia de la universidad y ésta se viera obligada a irse a otra mucho más lejana desde la que te pide que la llames, ¿qué harías si lo intentas veinte mil veces y aun así no responde? ¿Tomar chocolate caliente mientras ves películas de Marvel?

—Tranquilo, chaval —comenta tras unos segundos en silencio en los que yo me esfuerzo por recobrar el aliento—, ¿te crees Eminem, o qué?

—Hablo muy rápido cuando me pongo nervioso —le informo esta vez más calmado—. En fin, tengo que irme. Luego hablamos.

Sin detenerme ningún segundo más, camino hasta la entrada y me despido de mi amigo con un simple «Hasta luego». Al bajar al garaje, hago un simple gesto con el que consigo arrancar el vehículo y, una vez más, me dispongo a viajar por las calles de la ciudad clavando la vista en la carretera pero pensando en cómo demonios reaccionarán mis progenitores cuando les cuente lo del tema de la beca. Y no me preocupo por cuál será su reacción al enterarse de la noticia, ya que me hago una idea de lo que dirán, sino por lo que haré con los diez mil pavos que he conseguido.

Júralo Por Mí [#UAI2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora