Parte 010: Sin salida.

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Caleel trato de caminar sin levantar sospechas, tenía preparado el cilindro que desplegaba una moto que su hermana le había dado. En cualquier momento en que la situación se tornara amenazante él la desplegaría y huiría. Listo, ya tenía todo planeado, solo esperaba que sus análisis y estrategias salieran bien. Ya había cometido bastantes errores no esperaba cometer más. 

Le había pedido a su hermana que le diera alguna bata que su padre usaba cuando este era joven. Una bata que le cubriera el cuello se había puesto lentes cuadrados y se había cambiado el peinado. Además, pensó que sería buena idea colocarse un sombrero, era habitual que algunas personas lo hicieran, su padre lo hacía cuando vivía con ellos o al menos eso recordaba de forma muy lejana. Muchas personas vestían de manera extravagante así que no causaría algún problema en su forma de vestir. 

Camino con elegancia y noto como los Vigilantes inspeccionaban el lugar. Trato de ignorar la situación y seguir su camino, ellos no deben saber que él estaba ahí.

—Deténgase ahí—Escucho una voz detrás de él, una voz distorsionada, una voz claramente proveniente de un Vigilante. Caleel sintió como su corazón latía con fuerza y sus manos comenzaron a sudar. Sentía que debía salir huyendo, tomo aire y se giró, aunque no completamente.

—Dígame, Vigilante—Susurro, fingiendo una voz un tanto rasposa que sorprendió al vigilante.

—Se le caído esto—Caleel miro hacia las manos del Vigilante, quien le extendía la caja plateada que había extraído de Mark Innovación. Caleel se sintió estúpido, ese objeto serviría para hacer una trampa, ¿Cómo se le había caído sin darse cuenta? Esto podría ser un grave error.

—No es mío—Pronuncio con indiferencia. — Se giro sobre sus talones y siguió caminando. 

—Seguramente ha visto al dueño... Un influyente que ha huido y es buscado por la gran empresa... un hombre parecido a usted... ¿No es así Influyente Caleel?—Caleel se detuvo en seco.

Caleel sintió como su pulso se volvía loco, sintió como sus labios comenzaban a secarse.

—Puedo ver su marca desde aquí—Caleel observo su muñeca y noto como el Vigilante tenía razón, había olvidado por completo que había crecido y que la ropa de su padre le quedaba chica.

—Ah, olvide mi marca. — Susurro para si. 

Caleel desdoblo la moto y salió disparado de ahí mientras escuchaba como el Vigilante alertaba a los demás.

Las personas observaban con espanto la escena, gritos se escuchaban y el sonido de las motos yendo a la velocidad de la luz.

Caleel agacho su cabeza cuando noto que una bala de captura era lanzada hacia él, manejo en zigzag como una forma de entorpecer a los Vigilantes, aunque él conocía bien su trabajo. No cualquier podía serlo, los Vigilantes estaban altamente capacitados en su trabajo. Caleel intentó huir y sin darse cuenta había rebasado los límites de Tieria. Estaba justo en un barranco, detuvo la moto y observo con desesperación a todos lados, miro al cielo en un intento de que este le diera una señal. Intento buscar una forma de escape, pero su desesperación lo estaba matando.

«Guarda la calma, no lograras pensar correctamente» se decía. Pero todo era inútil, estaba atrapado.

Pensó en su hermana mayor, ella lo había ayudado solo esperaba no haberla metido en problemas. Pensó en sus grandes avances y en como su carrera fue destruida al descubrir parte de su pasado. Pero había una cosa que él no lograba entender ¿Por qué no querían que sus memorias permanecieran con él? ¿Por qué hacerlo olvidar? ¿Por qué olvidar quien es él? A estas alturas de su vida, siempre vivió con la fiel idea de que su vida estaba predicha en la creación de la más alta tecnología para ayudar al país y sus habitantes de él, el planeta ahora tenía más ayuda en cuanto vida, todo estaba manejado por maquinas que ayudaban en las tareas de las personas. No le tomo mucho en darse cuenta de que ya no eran "personas", tenía miedo de imaginarse que el quizás ahora era un Mecanice, porque tardo en darse cuenta de que lo trataban como tal. Esas pastillas que decían eran ayuda para el intelectual y una salud mejor, era solo un disfraz. Una mentira, una forma de engañarlo de la forma más vil. Una forma de tenerlo controlado y bajo las órdenes de los Superiores y aún peor, bajo las órdenes del Soberano.

Caleel se sintió desesperado, ¿Qué había hecho en realidad? Sin saberlo, había participado en las malas creaciones de Mark Innovación. ¿Qué quería lograr la empresa con ello?

Abrazo con fuerza su pequeño equipaje y se bajó de la moto, mientras caminaba sin ver a la nada. Arrojo aquella moto que desapareció, cuando esta llego hasta abajo hechas trizas, Caleel grito lleno de coraje, lagrimas salieron y recorrieron sus mejillas mientras sentía una presión en su pecho y un nudo en su garganta.

Todo lo que conocía de él, toda su vida que estaba metódicamente planeada resulto ser parte del juego de Mark Innovación. Él era una pieza de ese juego que manejaban a su antojo.

Escucho como las motos de los Vigilantes se acercaban al lugar, espero en la orilla del barranco con tranquilidad.

El tiempo se le estaba acabando.

—Deténgase ahí—Escucho la voz de un Mecanice. Caleel se giró lentamente y logro ver a aquel Mecanice en un traje de color negro que resaltaba su piel pálida y su largar cabellera plateada, era un chico, extrañamente un chico joven, quizás unos años menor que él. Sus ojos azules con brillos y puntos con luz cambiaban todo, era como una máquina. Ya no era humano. —Será llevado por agravo.

Caleel sonrió de lado.

—Quizás deberé ir a un lugar. Pero no será el lugar al que ustedes planean. —Murmuro Caleel.

Sin más, Caleel abrazo con fuerza el pequeño equipaje, suspiro y dejo ir su cuerpo al vacío del barranco.

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Renegados ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora