Parte 013: Escuchemos tus razones, maquinario.

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— ¡Vamos, entren! —Grito Evan mientras sujetaba la puerta y esperaba a que todos entraran, Alan dejo su arma en el suelo y ayudo a Evan a cerrar las puertas de metal. Aquellos gritos de enfermos seguían chillando. Ambos chicos rugían con esfuerzo para cerrar la puerta, después de un momento Caleel logro darse cuenta de que incluso la joven de estatura pequeña ya estaba ayudando, unos minutos después aquellos chillidos cesaran.

Caleel observo el lugar, era una especie de habitación hecha de piedra con antorchas por todos lados. La joven extendió un vaso de agua, Caleel tomo el vaso y observo el contenido. Se preguntó si estaba limpia y desinfectada como el agua que acostumbraba a beber. Observo a la chica y ella bebió de un trago su agua sin apartar la vista de Caleel. Soltó un sonido de saciamiento y se limpió con el dorso de su mano. Caleel observo ese gesto con desagrado.

— ¿Qué? —Interrogo la chica de golpe. — ¿No beberás? Corriste mucho.

Caleel miro su vaso y volvió a mirar a la chica.

— ¿Esta desinfectada? ¿Es de clase? —Caleel hablo de forma monótona, estar con aquellas personas que tenían cualidades y costumbres diferentes a las de él lo comenzaban a alarmar, pero a la vez sentía cierta curiosidad en ello.

La chica soltó una risa sarcástica.

— ¡Por supuesto! Esta agua es de la mejor calidad, no encontraras ninguna como esta—Espeto con sarcasmo.

— ¿De verdad? —Soltó esperanzado Caleel.

— ¿Cómo te llamas? —Soltó la chica intentando cambiar la conversación que le parecía estúpida.

Caleel bebió el agua. Aquella joven soltó un suspiro de desesperación.

—Entiendo... Mi nombre es Shannon. Shannon Webber.

Caleel dejo de beber, observo todo el lugar con fascinación y a la vez temor, si bien, el lugar era bastante nuevo para él, Caleel estaba acostumbrado a otro tipo de vida y de mundo. Esto le enfermaba, había tanta suciedad, pero a la vez lo sorprendía ya que jamás imagino algo distinto a Tieria, donde todo era orden, limpieza, perfección y luz, todo fabricado con ayuda de Mecanices e Influyentes.

—Eres de pocas palabras ¿Cierto? — La voz de Shannon ya mostraba irritación. 

—Caleel—Murmuro sin dejar de inspeccionar.

— ¿Caleel? Que nombre tan raro. ¿Eres sueco? Tu nombre suena sueco. ¿Caleel, que? —Shannon no perdió de vista a Caleel, quien deambulaba por todos lados investigando y observando con fascinación.

Caleel encaro a Shannon. Aquella chica ahora tenía sus manos en su cintura sin dejar de mirarlo como si se tratase de una leona protegiendo su hogar.

—Caleel 170797—Soltó con tranquilidad.

Shannon soltó un bufido rápido divertido y después hablo de forma seria. — ¿Es una especie de broma? ¿Me estás dando tu número?

—Si, ese fue mi número asignado. —Caleel se encogió de hombros de forma inocente.

Shannon frunció el ceño y después su rostro se endureció. Llevo su mano lentamente hacia atrás y camino con cautela hacia Caleel.

Tierario—Pronuncio en voz baja. Con un movimiento rápido saco una daga de su espalda y la coloco sobre la garganta de Caleel. Caleel trago saliva. — ¿Qué quieres? Dame una buena razón para que no rebane tu garganta, Maquinario.

Caleel trago aire y sintió como el pánico albergaba en su rostro.

—Suelta el arma, Shannon. —Se escuchó una voz grave y cansada masculina.

Shannon tomo un gesto de sorpresa, trago aire con frustración y retrocedió unos pasos para guardar su daga.

— ¡Es una locura, papá! Es un Maquinario. —Refunfuño Evan.

Caleel miro en dirección a la voz que reconoció de Evan y logro ver a un hombre más bajo que Evan, tenía un cuerpo robusto y una cabellera del mismo largo que el de Evan solo que de color gris con blanco, su rostro se cubría por una barba larga del mismo tono que del cabello que hacía que se convierten en una misma, llevaba un chaleco de cuero con armas que pusieron nervioso a Caleel.

—Pero está solo y desarmado—Señalo a Caleel.

— ¿Y eso que? Mejor oportunidad tenemos para...

— ¿Eso te he enseñado, Evan? ¿Ser cobarde? Atacar a un indefenso. —Evan se inmuto y clavo su mirada al suelo, después el hombre miro a ambos chicos —Conozcamos sus razones.

—Esto es una locura—Exclamo para sí Shannon soltando a Caleel y agitando sus manos al aire con desesperación.

Aquel hombre se acercó y extendió su mano.

—Nicolás Martínez. —Su voz fue llena de amabilidad.

Caleel dudo si debía estrechar aquella mano, trago saliva y la estrecho.

—Caleel. —Tartamudeo.

Nicolás sonrió de lado.

—Un corto nombre para un muchacho bastante alto.

Caleel se encogió de hombros.

— ¿Cómo le dirás a todos? —Pregunto de mala gana Shannon. Nicolás la miro y sonrió pasivamente.

—Les diré la verdad. ¿No eres uno de esos que quieren extinguirnos cierto? —Esta última pregunta fue dirigida a Caleel, él negó frenéticamente. —A todo esto, Caleel. ¿Por qué estás en este lado? ¿Quién eras? Debo suponer que hay una buena razón por la que querías olvidar quien eras.

Caleel recordó los archivos que había robado, le vino a la mente la imagen de su Prototipo temblando de miedo.

—Yo...

—Ten paciencia, muchacho. La paciencia es una virtud que no debemos desgastar, pero debemos procurar. Dilo con tranquilidad... Estas a salvo.

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Renegados ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora