Caleel presiono otro botón y la grabación siguió.
"Hay una oportunidad de salir... No saldrán todos. Habrá una persona esperando al límite de Tieria... Les dará un vehículo para que salgan lo más pronto posible, no estará todo el tiempo. Cuiden el tiempo.
Caleel... Todo está en tus manos"
La grabación termino. Hubo un silencio en la habitación... Después de unos minutos Evan le arrebato la grabadora a Caleel y la pisoteo hasta destruirla.
— ¿¡QUIEN ERES!? —Apunto a Caleel con la pistola. Caleel se inmuto. — ¿¡QUIEN JODIDOS ERES!?
—Evan...—Hablo Caleel con dificultad.
— ¿¡QUIERES QUE CREA TODA ESA BASURA DE MI PADRE!? —Le grito. — ¡HABLA!
Caleel intento levantarse.
—Buen trabajo, Caleel. Buen trabajo, Aria. —Se escuchó una voz. Un holograma se comenzó a originar frente a los chicos. Era la Clínica D.
— ¿Qué demonios? —Susurro Tae.
—Han llegado demasiado lejos, cosa que no me esperaba. Cayeron en la trampa. —La Clínica se cruzó de brazos. —Ustedes tienes sentimientos que no pueden controlar. Y esos sentimientos los han llevado directo a su muerte, los sentimientos nos hacen débiles.
Evan gruño y disparo al holograma, este fue atravesado por las balas.
— ¿Cómo destruyo esta maldita cosa? —Gruño a nadie Evan.
—Mala suerte, Evan Martínez. Tu propia destrucción fue llevada gracias a tu padre. No lo culpes. ¿Recuerdas cuando dije que conocí a tu madre? Lo harás, Evan. Ella misma te matará. —Evan trago saliva y siguió disparando. —Justo ahora, está detrás de esa puerta. —La Clínica señalo la puerta por donde habían entrado. Todos miraron la puerta en espera de algo. —Evan... Te presento a tu madre... Una Mecanice. Ahora te pregunto... ¿Qué sientes ahora? ¿Sientes algo? ¿Ahora entiendes porque los sentimientos son lo peor que puede existir? Entra. —Ordeno y la puerta fue derrumbada. Entro una mujer, con un vestido blanco de manga larga y que le llagaba hasta las rodillas. Su cabello era de un tono negro opaco demasiado corto. Sus ojos eran los mismo que Aria tenia, no tenía expresión alguna y llevaba un objeto que parecía una pluma. Caleel sabía que eso producía un rayo que en cuestión de segundos achicharraba cualquier cosa. — ¿Serás capaz de destruir lo que tanto odias en tu madre? ¿Lo que destruyo tu vida? —Las palabras seguían torturando a Evan, él miraba con miedo a su madre. —Tu padre tenía la vaga idea de que volvería con él si nos ayudaba a capturar a Caleel. —La Clínica rio. —Es fácil manipularlo. Son débiles frente a los sentimientos.
—Evan...—Susurro Shannon.
Evan seguía aturdido viendo a su madre, la Mecanice comenzó a levantar el arma frente a Evan.
— ¿Dónde está tu valentía ahora, Evan Martínez? —Murmuro la Clínica. —A la chica. —Ordeno La Clínica, la Mecanice obedeció y apunto a Shannon. —Tú decide, Evan. ¿A quién salvaras? ¿A tu madre o a tu prima?
—Evan...—Llamo Caleel. Evan lo ignoro seguían mirando a su madre. —Escúchame... Yo sé lo que te digo, yo... Yo lo he hecho. Yo... Ya no es humana. —Miro a Aria al decir eso, Aria miraba a la Mecanice sin expresión. —Ya no siente nada, no es nada... Es... Es todo menos humano... Evan, ella ya no es...
— ¡CALLATE! —Grito Evan, mientras su respiración se aceleraba y su pecho subía y baja por la presión.
— ¡Por un demonio! Hazlo ya. —Grito Shannon a la Clínica pero ella sonrió.
Evan tomo aire y apunto el arma en dirección a Shannon. Shannon abrió los ojos como plato.
—Evan...—Tartamudeo.
Evan tomo aire y disparo. Shannon cerró los ojos con fuerza... Los abrió, toco su cuerpo para ver si había sangre pero no había nada. El holograma había desaparecido. Evan había disparado a un interruptor que hacia posible que el holograma apareciera.
— ¿Pero qué...?—Hablo Shannon pero fue interrumpida cuando un disparo sonó.
Evan tenía los ojos abiertos completamente. Aria le había quitado el arma y le había disparado a la mecanice en la cabeza. La madre de Evan cayó al suelo. No había sangre.
—A-Aria...—Tartamudeo Evan. Aria lo miro.
—Ya no hay tiempo. —Le devolvió el arma. —Deben llegar a los límites de Tieria... Ellos nunca rebasarían los límites. Si ustedes lo logran serán libres.
Evan asintió torpemente.
— ¿Y tú? —Murmuro Tae. Aria lo miro sin expresión.
—Estaré muerta en unos minutos. —Miro el cuerpo de la Mecanice. —He destruido, merezco ser destruida.
Shannon menciono algo pero su voz se ahogó en un estruendoso ruido de alarmas.
— ¿Qué significa eso? —Gruño Evan.
Aria miro a Caleel y noto como él tragaba saliva.
—Vienen por nosotros. —Murmuro Aria.
—No necesita esconderse, tenga la seguridad de que no gritare. De esa forma le quito un peso de encima ¿No es así? —Murmuro el Clínico P mientras se levantaba de su catre y trataba de ver la figura de la persona que entraba a hurtadillas a su habitación. La puerta se cerró dejando reinar la penumbra.
—Así que, supone que ya sabe lo que le espera. —Hablo con voz rasposa Nicolás, arrastro la vieja silla que estaba situada en la esquina de la habitación y la coloco frente al Clínico.
—Lo supe desde que lo vi la primera vez.
—No juegue conmigo, doctorcito.
— ¿Así le llaman ustedes?
Nicolás carraspeo, se enderezo y le lanzo una hoja al Clínico.
—Usted es la mente de eso ¿No? Les hizo creer que yo era el malo, que yo los había entregado.
El Clínico miro la hoja arrugada y nota que había frases con letra tosca acerca de una huida a Tieria. El Clínico sonrió.
— ¿Y no es así?
—Usted tampoco es un santo, Doctorcito.
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Renegados ©
Science FictionEN EDICIÓN En los años futuros el planeta Tierra dejo de existir como algún día lo conocimos. Los humanos olvidaron que lo eran y comenzaron a rendir tributo a la tecnología, la cual comenzó a sacar provecho de todo. La guerra dejo de suceder, aunqu...