Parte 011: Sin probabilidades de vida.

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"Señor, el Vigilante desea acceso para ingresar"


El Clínico R, dejo su taza de café en su escritorio de forma calmada y se aclaró la garganta.

—Adelante, Walz.— De manera incomoda el Clínico se acomodó en su escritorio y ajusto sus gafas. 

Las puertas dobles se abrieron mecánicamente. El Vigilante en cuestión entro con paso firme y seguro mientras el Clínico se levantaba de su asiento para encontrarse con él a mitad del camino.

— ¿Y bien? —Pronuncio el Clínico con tono desesperado, pero sin perder su postura.

—El objetivo ha sido perdido... pero hemos recuperado esto—El Vigilante saco la caja plateada y se la entregó al Clínico. El Clínico R la analizo, soltó un suspiro y miro al Vigilante.

— ¿Se perdió?... No lo creo, Caleel es un influyente muy brillante y astuto. Debe haber hecho algo. —Hablo con intriga, una vena se marcó en su frente.

—Hemos visto como se ha arrojado al vacío. — Soltó el Vigilante sin vacilar. 

El Clínico miro con desaprobación al Vigilante, negó con la cabeza y con humor irritado.

—Se lo digo, él hizo algo. —Continúo insistiendo con molestia.

El Clínico abrió la caja de metal y se quedó mirando fijamente el interior, unos segundos después comenzó a reírse.

—Ese chico... te lo dije es brillante y astuto.

El Vigilante miro con duda al Clínico, el Clínico al notar esto endureció su gesto y lanzo con furia la caja de metal que termino por romperse en pedazos.

— ¡Encuéntrenlo! Se llevó la parte fundamental ¡Bola de incompetentes! —Esta vez su tono de voz comenzó a ser alto

—Clínico...—El Vigilante intento calmar la situación.

— ¿¡Cómo es posible que un influyente de veintitrés experiencias haya burlado a una bola de Vigilantes que probablemente le doblen la edad!?—El Clínico comenzó a alterarse y alzar la voz, la vena en su frente comenzó a marcarse aún más y a palpitar.

—Las cosas sucedieron de forma impredecible, señor—El Vigilante siguió hablando de una forma neutral.

— ¡Arg! —Gruño el Clínico mientras tiraba al aire su mano y la bajaba bruscamente, le dio la espalda al Vigilante y se quitó los lentes para masajear su sien. — ¡Encuéntrenlo!

—Señor, cruzo la zona prohibida.

El Clínico cerró su puño con fuerza rompiendo sus anteojos. Se giró a ver al Vigilante de forma precipitada.

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