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Parte 017: No es una amenaza, son tiernas palabras.

Un dolor punzante hizo que Caleel se despertara y observo como aquella mujer con un aspecto interesante agregaba una extraña pasta sobre él —exactamente sobre la herida de su frente— haciéndolo sentir cierta sensación extraña, como algo húmedo y a la vez pastoso, Caleel se inmuto por un momento y observo, le llamaba mucho la atención el Bindi en su frente.

Aquella mujer termino de aplicar aquella pasta y coloco sus manos en su regazo.

—Es clavo de olor. —Informó, Caleel comenzó a levantarse lentamente, hasta que estuvo sentando en la cama frente aquella mujer.

—Yo...—En realidad no sabía ni que palabras debía decir, aunque sentía de alguna forma que debía agradecer.

—No toda la medicina es artificial, somos... bueno, éramos ricos en naturaleza hay muchas cosas que nos ayudan, el clavo es un gran remedio...

—Gracias...—Musito aun confundido.

—Sabes el humano es como una unidad...—Menciono Kavita, como si Caleel le hubiera preguntado de forma tan curiosa.

Caleel medito y después sonrió de lado.

— ¿Eso en que me beneficia?

Aquella mujer se acercó más.

—Ayurveda...—Murmuro en voz muy queda.

Caleel frunció el ceño tras no comprender a que se refería aquella mujer.

—Cuerpo—Presiono la muñeca de Caleel y este se quejó tras sentir un leve dolor —Mente—Golpeo ligeramente la frente de Caleel — y espíritu—Toco el pecho de Caleel.

— ¡Pero que...!—Kavita coloco su dedo sobre los labios de Caleel para que este no hablará más.

—Kavita, soy Kavita—Menciono la mujer mientras se iba levantando y salía de la habitación, dejando a Caleel confundido y extrañado por los ligeros golpes que le había proporcionado.

— ¿Quieres que mate de una vez? —Espetó Evan mientras se ajustaba una daga en su pantorrilla.

—Sería una oportunidad para...

— ¿¡Oportunidad!? ¡JA! Limítate a permanecer invisible, maquinario.

Evan siguió guardando sus armas en su estuche.

—Sé que me odias...—Comenzó Caleel.

—Vaya, por lo menos piensas un poco. —Se burló Evan.

—Pero si voy con ustedes podría...—Caleel trato de sonar lo más convincente posible, aunque era obvio su fracaso en ello.

—Podríamos dejarte ahí, oye, ese plan se me había ocurrido pero hay una cosa que no tenía en cuenta ¡Mi papá te quiere a salvo!

Caleel comenzó a desesperarse.

—Si voy con ustedes podría irme lo más pronto posible.

Evan se detuvo y observo a Caleel asesinándolo con su mirada.

—Cuando digo no... ES NO.

Evan salió hecho furia de la habitación mientras azotaba la puerta, Shannon silbo con sorpresa.

—Vaya, Evan ganaría un premio si sigue caminando a esa velocidad.

— ¿De verdad él sería capaz de dejarme de esta forma?

—Creo que ya lo hizo, digo, si no te has dado cuenta...—Respondió de forma sarcástica.

— ¿Todo para ti es sarcasmo?—Menciono con irritación.

Shannon se encogió de hombros.

—Literalmente... sí.

Caleel suspiro con fastidio.

— ¿Por qué tu insistencia en salir, tornillitos? Estuviste a punto de morir allá afuera y quieres regresar ¡Woo! Eres una máquina de fuego. —Shannon hizo movimientos con cada acción que mencionaba.

Caleel recrimino con la mirada a Shannon y después negó para sí.

—No comprenderías—Suspiro.

—Tienes razón, no comprendo tu mente de metal. —Shannon estaba sentada en una mesa columpiando sus pies, tomo impulso y brinco de aquella mesa para aterrizar en el suelo y dirigirse a la puerta.

—Por cierto—Regreso su mirada a Caleel. —Tom es un niño bueno, no le hagas nada o te romperé tu culo de metal.

Caleel se inmuto ante esas palabras pero finalmente asintió.

—Bueno, no hagas nada que haga que me obligue a matarte. —Trato de sonar más amable pero sin perder el sarcasmo en su timbre.

— ¿Es una amenaza?

—Es una de las tiernas palabras de Shannon.

Caleel respiro hondo y vio como Shannon salía de aquella habitación. Caleel medito por unos segundos y se le ocurrió un plan, no estaba seguro si funcionaria pero aun así él lo intentaría, se levantó y salió a prisa de la habitación.