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Sentía como sus músculos se tensaban, su respiración comenzaba a ser tosca y su pecho comenzaba a doler, su único pensamiento era que sus piernas no cedieran, el pánico comenzó a inundar todo su cuerpo cuando aquellas figuras no dejaban de perseguirle, sus alaridos eran más fuertes y estrujaban sus oídos, estaban torturándolo, dio una mirada a sus espaldas y vio como aquellas figuras no cedían, ¿Cómo era posible? Gritaban como enfermos, pero no lo parecían, parecían seres con unas habilidades increíblemente inhumanas. O mejor dicho esas figuras monstruosas parecían humanas, ¿Qué eran? tenían su rostro desfigurado y su postura estaba de manera extraña, como si no tuvieran huesos. Algunas incluso tenían llagas o su piel despedazada.
Las probabilidades de vida de Caleel estaban acabándose, volvió a girar al frente y trato de correr más rápido, sus piernas le gritaban que parará, pero él no podía asumirlo, era su única oportunidad.
¿Pero a dónde huir? Caleel no conocía el lugar mucho menos que pasaría si dejaba de correr, pero era algo que no quería aun descubrir. Todas esas ideas divagaron en su mente haciéndolo sentir enfermo y con un indescriptible pánico que lo carcomía.
Caleel siguió corriendo, pero un paso mal hizo que gritara de dolor y cediera al suelo. Se había torcido el pie, le pareció escuchar como aquellas bestias gritaban de alegría, Caleel siguió arrastrándose, pero sabía que sería inútil, aquellas bestias se movían torpemente, pero a una increíble velocidad. Uno de ellos se lanzó hacia Caleel, Caleel intento alejarlo con su antebrazo. Palpo con la otra mano en busca de algo que pudiera ayudarlo pero solo enterraba sus uñas en tierra, hasta que logro tomar una rama que halló a su costado y la coloco en la boca de aquella bestia que luchaba por devorar a Caleel.
«Mis probabilidades de sobrevivir son nulas»
Caleel estaba a punto de darse por vencido cuando el sonido de un estruendo escucho. Después se dio cuenta de que había dejado de luchar con aquella bestia. Abrió los ojos y noto como caía a su costado sin moverse. Caleel inmediatamente se alejó de él y escucho como más estruendos sonaban, miro al frente y vio como cada una de aquellas bestias iban cayendo al suelo inmóviles. ¿Había acabado? ¿Estaba a salvo? ¿Será que los Mecanices lo encontraron?
Caleel permaneció en silencio tratando se procesar lo que estaba ocurriendo justo ahora. Sintió como unos brazos con una increíble fuerza lo levantaban. Aquella persona lo giro bruscamente y cogió su mandíbula en una enorme mano. Una luz lo cegó y torturó su vista, después de unos segundos la misma luz volvió a cegarle el otro ojo. Ahora todo lo veía rojizo, y no lograba detectar que era lo que sucedía. Sintió como aquella persona revisaba su cuello y sus manos.
—Está limpio—Grito. Aquel sujeto lo soltó bruscamente y Caleel aprovecho para consolar a sus ojos después de aquella cegadora luz.
—Para la próxima vez, deberías tratar de ser más lindo, Evan. —Se burló una voz bastante juvenil que hizo a Caleel interrogarse si se trataba de una chica o un chico.
Caleel abrió los ojos y pestaño en varias ocasiones hasta que se acoplara al momento y por fin pudo visualizar a aquellas personas.
Había un chico con un cuerpo bastante atlético, un cuerpo en forma de v y con gran altura, aquel joven se veía intimidante, su mirada era sombría como si se tratase de una flecha disparada en contra de su presa, el cabello les llegaba a los hombros, un corte desaliñado y de color azabache, los ojos azules quizás era lo único que daba un toque de dulzura. Su mandíbula cuadrada parecía rígida y eso hizo a Caleel preguntarse si no estaba hecha del material de los Mecanices.
—Cierra la boca, Alan. —Caleel observo a Alan, quien sería la imagen opuesta a Evan. Alan era larguirucho, con un pecho plano y extremidades largas. Su cabello desordenado de color avellana y con falta de un recorte hacia que pareciera más joven de lo habitual. Usaba unas gafas cuadradas con el contorno grueso de color negro, aunque con un vidrio ya estrellado. Alrededor de su pecho le colgaba una tira con un sinfín de armas.
—Es bueno hablar contigo—Respondió Alan y sonrió pícaramente.
— ¿Quién eres? —Espeto Evan a Caleel. Caleel aún seguía aturdido, solo miro con curiosidad a Evan— ¿Eres sordo? ¿El disparo te dejo sordo?
— ¿Disparo? —Murmuro Caleel de forma torpe, Evan lo miro como si se hubiera encontrado un ovni hecho de cartón, algo falso o sin novedad.
— ¡Enserio, hombre! Estas más grave de lo que esperaba—Evan escupió a su costado, acto que le desagrado a Caleel por completo.
— ¿Todos bien? —Llamo una voz, esta vez era una voz suave, pero a la vez sin vacilar.
Todos llevaron su vista a donde procedía la voz y notaron como una figura se acercaba a ellos.
Caleel pudo observar a una mujer, a pesar de su pequeña figura parecía autoritaria y decidida, llevaba su cabello castaño medio sujeto a una coleta que probablemente no fue peinada correctamente ya que un sinfín de picos en distintas direcciones salían, dos pequeños mechones se habían salido de su lugar y estaban bailando a lado de sus mejillas, un rostro con algunas heridas hacía que la joven se viera más feroz, pero sus ojos grandes y color café claro le daban un toque de dulzura. Su piel era tostada y llena de mugre como si hubiese sudado, pero se hubiera revolcado en tierra.
Guardo su arma en una funda que tenía en su costado e inspecciono a Caleel.
—Todos, solo este tipo parece ser de otro mundo—Se burló Evan. La chica frunció el ceño y después asintió para sí, se acercó lentamente a Caleel y cuando estuvo frente a él, analizo todo desde sus ojos hasta las puntas de sus pies.
—Tu ropa... No es habitualmente la que hemos encontrado. ¿Cuál es tu nombre?
Caleel se inmuto, seguía observando con maravilla a todas aquellas personas, se preguntó porque todos parecían que no tenían una buena higiene, ¿Por qué todos tenían ese tipo de ropa vieja y desgastada y aún peor para él sucia? ¿porque todos olían mal? La chica chasqueo a unos centímetros del rostro de Caleel y repitió la pregunta. El sonido de alaridos volvió y todos los presentes se alarmaron.
—Las presentaciones serán luego ¿No chicos? Será mejor huir—La voz de Alan fue temblorosa, la chica tomo la muñeca de Caleel y lo arrastro mientras desfundaba su arma.
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Renegados ©
Science FictionEN EDICIÓN En los años futuros el planeta Tierra dejo de existir como algún día lo conocimos. Los humanos olvidaron que lo eran y comenzaron a rendir tributo a la tecnología, la cual comenzó a sacar provecho de todo. La guerra dejo de suceder, aunqu...