"¿Ingenuidad o Confianza?"

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Karma no estaba seguro. A sus casi 22 años aún no se creía que su buena amiga, Okuda Manami, fuera tan inocente, es solo que... ¡Vamos!, ¡Tenían la misma edad!, ¡Nadie podía ser así con un chico!, ¡Menos si era él!

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Karma sonreía confuso. Frente a él estaba una dulce azabache de gafas. Exacto. Okuda Manami.

¿Qué hacían juntos?, Simple y sencillo.

Lugo de no haberse visto en casi cuatro años, no habían perdido del todo la comunicación el uno con el otro. Y ahora, como todo jueves por la tarde casi noche. Estaban juntos, pasando el rato, bebiendo o hablando.

Lamentablemente bebiendo en esta ocasión.

—Que lindo día~.—Murmuraba Manami con un sonrojo en el rostro junto a una linda sonrisa. Estaba obviamente borracha, razón de la risa confusa de Karma.

—Okuda, sigues teniendo un pésimo aguante.—Quiso burlarse. La chica fruncio el ceño.

—¡Hmp!, Tú fute quien tajo esoh, Karma-chun.—A la azabache ya casi no se le entendía.—Ademash... es... Manami-chan, para Karma-chun...—Soltó somnolienta la joven.—Manami-chan.—Dio un bostezo mientras frotaba su ojo.—¿Ok?

Karma mordió su brazo. Intentando detener su sonrojo que, sino fuera porque la joven estaba borracha, todo el mundo lo notaba. Ahora recordaba porque jamás bebía con Okuda. Se volvía demasiado extraña y... Dominante. ¡El era el travieso!, ¡No ella!

—Okuda-san, creo que ya es hora de-...

—¡Manami-chan!—La chica lo corrigió con el ceño fruncido y un fuerte sonrojo por la alcohol. Karma comenzaba a perder el control. Hace mucho que quería algo con Okuda. No era estúpido como para acercarse a una chica linda e inteligente por mera amistad, el era más calculador que eso.

—M-Manami-chan...—Ella no lo recordaría, ese pensamiento lo hacía sentir mejor, pero seguía siendo embarazoso llamarla por su nombre.—Deberías ir a la cama.—Era una suerte estar en casa de Okuda en ese instante. Llevar a la muchacha en esa condición a su casa no terminaría en nada... Sano.

—¡La noshe esh joven~!—La chica en una carcajada miraba su mano. Karma no sabía si era adorable o estúpida... Se quedaba con ambos.

—Bien, vamos.—Con la delicadeza de un rinoceronte la posó en su hombro y la arrastró a su cama. Quitándole su eterno delantal blanco y gafas, desarmando así sus trenzas.

—Karma-kun...—La chica se remoción incómoda, viendo al pelirrojo algo borroso sin sus gafas. Este trago sonoramente su saliva. La chica estaba recostada en su cama con el cabello por todos lados, una camisa violeta de manga corta y sin sus gafas. Admitía que le parecía bastante erótica la muchacha.

—Manami-chan, de verdad eres mala conmigo.—Susurro besando la frente de la chica, arropandola. Esta no tardo en caer dormida, susurrando aún el nombre del pelirrojo.

Karma se posó a su lado, mirando el techo. Recordando como esa no era la primera vez que llevaba a Okuda borracha a la cama. Pues la chica había bebido por primera vez una bebida alcohólica con él.

Pero la primera de las primeras, cuando se convenció a sí mismo de que estaba enamorado de Manami, y algo corrompido por diversos motivos aparte, fue cuando se vieron de casualidad en una florería. Este buscaba con que decorar su humilde morada para que no fuera tan simple. Si, un día más de ocio, uno sin trabajado, uno sin nada que hacer. Manami, por lo que está le dijo, buscaba un regalo para su padre. Así, Karma, para no aburrirse, la invito a tomar o comer algo.

Esta acepto y todo fue bien. La espero en el bar, donde varias mujeres se le insinuaban, nada del otro mundo, era perfectamente normal, después de todo él era un chico atractivo. Pero dejando su ego de lado, Manami apareció. No es que esperaba que ella de verdad se arreglará mucho para estar con él, pero... Le había sorprendido un poco verla usando la misma bata de laboratorio que había usado el día que se vieron.

La chica, además de la bata, usaba una camisa cómoda y una falda no muy corta negra. Su cabello trenzado caía por uno de sus hombros y sus gafas eran las de siempre. Su sonrisa destacaba su alegría de verlo.

Karma no deseaba ser egocentrico. Pero con todas las chicas que había salido, la mayor parte para no aburrirse, Manami era definitivamente la única que no se había tomado la molestia de arreglarse. Y ahí lo noto, esa chica...

Era rara.

Pero se sentía cautivado por aquello.

"Karma-kun"

El solo recordar su voz lo hacía estremecerse. Al principio fue solo para pasar el rato. Pero Karma podía notarlo. Necesitaba, mínimo, ver a Okuda una vez al día... Razón por la que cada jueves, como ese, estaban juntos en casa de ella o de él.

Pero... Okuda no parecía notar sus intenciones. Eso de verdad le molestaba un poco. ¿Qué tan obvio podía ser?, Ya había golpeado a varios de los chicos que la miraban de reojo, había fingido, gustosamente, que eran novios. La gente decía que se veían bien juntos, ¡Ella misma lo había mencionado una vez!, Como broma, ¡Pero de todas maneras!

—¿Qué debería hacer, Manami-chan?—Susurro el pelirrojo, acariciando la mejilla de la muchacha.—Que tan obvio debo ser...

La chica era inteligente. Eso no lo negaba. Pero también inocente y pura. Ella no era capaz de ver su intención... Eso lo molestaba. Lo molestaba mucho.

Cerro sus ojos queriendo dormir, y así lo hizo, pero al oír su alarma bufo, sintió que no había dormido nada. Levantándose se vio con su mismo traje de ayer y a Okuda aún dormida.

—Manami-chan...—Mirando fijamente su rostro suspiro.—Enserio, te amo.

—¿Karma-kun?—La chica froto su ojo. Karma cayo de la cama de golpe.

—¡O-O-Okuda!—El chico dió un brinco. La muchacha posó su cabeza, para ver al chico en el suelo, dió un bostezo antes de reír levemente.

—¿Estás bien?

Karma se sonrojo un poco. Frente a ella no deseaba que le pasarán ese tipo de cosas...

—Estoy bien.—Contesto apenado. Manami río. Karma se levantó arreglando sus ropas, tomando asiento en la cama de la chica.

—Karma-kun.

—¿Hm?—El chico volteo el rostro ante el llamado. La chica lo beso antes de que este pudiera reaccionar.

—Llamame Manami, ¿Bien?—Pidió con una sonrisa, acomodando sus gafas.—Haré el desayuno.—Aviso levantándose. Karma seguía sentado en su lugar. Sin nada que decir.

Ingenua... Ingenua... ¡Él era el ingenuo allí!

Podía asegurar que él rostro de Karma estaba peor que su cabello. Relamío su labios y suspiro.

—Enserio me tienes loco.


N.A:

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Bai

Porque de elegir a alguien, te quiero a ti | Karmanami Donde viven las historias. Descúbrelo ahora