"Dejame en Paz"

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Karma disfruta la molestia ajena, ¿No?

¿Cómo le hará cuando, sin evitarlo, moleste de más a Manami?

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Otro bello día de clases en el salón 3-E. El delincuente escarlata amante del dolor ajeno tarareaba amenamente una melodía cualquiera, en su mente planeaba su día entero. En el cual Terasaka, y varios más serían sus víctimas. Sonrió con calma, aún era temprano para comenzar sus travesuras.

De camino a clases una imagen llamo su atención, el salón de ciencias estaba siendo ocupado. Sonrió al suponer de quién se trataba. Okuda Manami. Parecía concentrada vertiendo aquel líquido en otro. A su mente vino una común frase que Manami solía decirle cuando estaba "trabajando".

"Por favor no me sorprendas"

Volvió a sonreír, el era Akabane Karma, ni aunque de Manami se tratara dejaría de molestar a otros, por lo que, con sumo cuidado, se acercó a Okuda, para, a centímetros de su oído, susurrar.

—Buen día, Okuda-san.—Ese susurro provocó que la de trenzas tirará todo lo que tenía en sus manos, estremeciéndose al instante. Karma quiso reír, pero callo al recibir una mirada... ¿Furiosa?

—¡Karma-kun!

—Okuda-san, hola.—Volvío a saludar, algo nervioso, se veía muy molesta, cosa rara viniendo de ella.

—¡Nada de hola, te he dicho que no me molestes cuando estoy...!—Okuda apretó la boca, calmandome un poco. Karma trago grueso, era una reacción que esperaría de muchos, pero no de Okuda. La muchacha prefirió recoger lo tirado. Karma se acercó.

—Lo siento, Okuda-san.—El pelirrojo intento ayudar, siendo alejado al instante.

—Por favor, Karma-kun, déjame en paz.

Con suma sorpresa miró a Okuda levantar todo y proseguir, ignorandole. Con rapidez salió de allí, logrando ir al salón. Manami... Estaba molesta con él.

—Buen día, Karma.—Para sorpresa de Nagisa, el pelirrojo no le dió respuesta.—¿Karma?

—Nagisa, hola.—Saludo, como pudo.

—¿Sucede algo?

—Nada... Nada de nada... No ocurre nada.—Luego de unos cuantos "Nada", Nagisa se preocupó, su amigo no lucía como siempre.

—Etto...—El peliceleste desvío su vista a la entrada del salón, de allí aparecieron Kayano y Okuda, quienes platicaban, sonrió un poco, seguramente la de trenzas animaría a su amigo.—¡K-Kayano, Okuda-san, buen día!—Saludo nervioso, karma parecía muerto en vida desde su lugar, por lo que no evitaba sentir incomodidad.

—Buen día, Nagisa-kun, Karma-kun.—Sonrío dulcemente Kayano. Karma elevó la vista, viendo a ambas chicas, más específico a Okuda.

—Hmm... Buen día.—Soltó la azabache indiferente, yendo a su lugar, dándole una leve mirada a Karma, quien se hundió nuevamente en su desesperación.

Tanto Nagisa como Kayano se vieron confundidos, ¡Eso no era normal!

—¡Karma-kun, ¿Qué le hiciste a Okuda-chan?!—Kayano sin tacto pregunto, ignorando que el pelirrojo no lucía de lo mejor en ese segundo.

—Creo que... Okuda-san me odia.—Fue un murmullo, pero Karma no mostraba vida en sus ojos.

—Eso... Es normal, ¿No?—Kayano miro sin comprender a Karma.—Eres ese tipo de persona, Karma-kun, me preocupa aquí que hiciste para que Okuda-chan no quiera hablarte.

Porque de elegir a alguien, te quiero a ti | Karmanami Donde viven las historias. Descúbrelo ahora