"Bendita Enfermedad"

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La duda existencial de Karma era...

¿Por qué él debía ir a ver a Okuda sólo?

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Para sí mismo maldijo, ¿Que hacía allí?, O mejor...

¡¿Cómo lograron convencerlo?!

—Tch.—Sin evitarlo chasqueo la lengua al recordar cómo la maliciosa rubia de la clase E lo había obligado.

"De no ir tú, ira Maehara, ¿Que escoges, Karma?"

Estúpida sonrisa arrogante que esa rubia tenía... Aveces odiaba que fueran socios.

—¿Necesitas algo?—Para sorpresa del pelirrojo, una dama de larga cabellera azabache y ojos azules le hablo.

—¿Eh?—Solo eso logro pronunciar ante su confusión.

—Estas frente a mi casa.—Apunto la residencia Okuda.—¿Eres, quizá, amigo de Manami?

Karma, saliendo de su desconcierto asintió, esa debía ser la madre de Okuda, no había duda.

—¿De casualidad tu nombre es Karma-kun?—Pregunto, con una gentil sonrisa.

—El mismo.—Contesto, algo extrañado ante la leve risa de la señora.

—Lo supuse, del único chico que Manami habla es de ti.—Karma logro mostrar su sorpresa, un leve rubor apareció en sus mejillas.—Y un poco de un tal Nagisa-kun.—Y ahora, por motivos desconocidos, quería muy lejos a su amigo de Manami...—Perdona hablar tanto, no es común que un chico venga a casa de Manami.—Volvió a reír, Karma correspondió el gesto.—Pero vamos, pasa, Manami estará feliz de verte.

Karma solo atino a seguirla, al entrar pudo notar de inmediato el ambiente acogedor. Sonrió levemente, no esperaba menos del hogar de una chica tan amable y honesta como Okuda.

—Te guíare al cuarto de Manami, se sentirá feliz al ver a uno de sus amigos aquí, más si eres tú.

Karma no supo que contestar, por lo que sonrió, en gesto de comprender, tal vez, lo que dijo la mujer.

—Mana-...—La voz de la mujer se cortó de inmediato, Karma a su lado alzó una ceja, viendo así dentro del, aparente, cuarto de su compañera. Mostró gran sorpresa al no verla sola.—Sora-kun... No sabía que estabas aquí.—Se tranquilizó la madre al ver a un joven de cabellera albina y ojos verdes sentado en la cama de su hija a una distancia poco saludable para Karma, quien dudaba si sacar o no su navaja.

—Kyouko-san.—El tal Sora sonrió con arrogancia y diversión.—No debe preocuparse, yo ya me iba.—Pronuncio, levantándose de la cama.—Nos vemos luego, Manami-chan.—Revolvió el cabello de la azabache en cama, quien solo alcanzo a sonrojarse al ver a Karma junto a su madre.—Nos vemos, Kyouko-san.—Termino saliendo del cuarto, dándole una curiosa, pero poco importante, mirada a Karma.

Si, definitivamente quería acabar con él.

—B-Bueno, Karma-kun, les traeré algo de te, espera aquí, ¿Si?—Pidió con gentileza y amabilidad la mujer. Karma entro sin responder, la mujer salió del cuarto. Manami no había hablado, estaba demasiado avergonzada por la situación.

—Okuda-san.

—¡D-Dime!—Si, estaba nerviosa.

—Todos en el salón compramos unas cuantas medicinas, y pudin, adivina quién pensó lo último.—Bromeo, provocando más tranquilidad en Manami. Este no le había dado importancia al tema con Sora, estaba aliviada, y, algo, decepcionada, no le importaría un poco de interés...

—K-Kayano-chan siempre a sido así.—Río levemente, Karma solo asintió dándole la razón.

—Bonito cuarto.—Menciono, dándole una ojeada.

—Ah... S-Si, no es muy... Femenino que digamos...—Murmuro con timidez. En sus paredes solo se podían apreciar carteles de ciencias y todo tipo de cosas que todos se esperarían de Okuda.

—Esta bien.—La de anteojos miro al pelirrojo.—Con Okuda-san queda perfecto.

La azabache se sonrojo notoriamente, avergonzada.

—¡G-G-G-Gracias, K-Karma-kun!—Logro pronunciar. Jugo un poco con sus dedos, el ambiente estaba e silencio. Okuda no encontraba un buen tema, y su madre seguramente tardaría...—K-Karma-kun...

Pobre de ella al elegir hablar de aquello...

—¿Si?

—Lamento lo sucedido con So-chan, vino de repente, entrando por mi ventana, y... Bueno... No suele ser así de descortés, perdona, sé que no te debe importar mucho, pero...

—¿Bromeas?—Okuda abrió los ojos.

—¿E-Eh?

—¿Qué no me importa?, ¿Eso crees?—Karma mostraba una impecable sonrisa.—Ver a un chico con tanto acercamiento hacía Okuda-san obviamente me molestara.

—¿Q-Qué?

—Desde que entre y lo ví, he pensado los métodos más dolorosos de tortura, y aún no me convence ninguno.—Confesó.—Es muy cruel que Okuda-san piense que no me importa, por no mencionar.—Karma mostró una sonrisa nuevamente, algo macabra.—¿"So-chan"?, ¿"Manami-chan"?, Supongo hay mucha cercanía, ¿No?

—U-Un poco...

—Eso es irritante en algún punto, de verdad quiero matarlo.—Bufo. Manami no logro responder, la puerta de su cuarto se abrió.

—Traje el té.—Apareció la madre de Manami.—Perdón la demora, Karma-kun, me entretuvo Sora-kun.

—No hay problema.—Sonrío amablemente Karma.

—Aveces ese chico es un caso, hijo de mi hermana debía ser...—Río ligeramente.—No hagan nada indecente, vendre por cualquier cosa, estás en tu casa, Karma-kun.

Y así se fue, cerrando consigo la puerta.

Karma medito lo dicho por Kyouko.

—Okuda-san.

—¿Si...?

—¿El tal Sora es tu primo?

—Si.

—...—

—...—

Un fuerte silencio se apoderó de ambos. No era por menos. Lo que Karma dijo...

¿Contaba como declaración, no?

—K-Karma-kun...

—Por ahora, estaré aquí... Hecho bolita, pensando en todo lo malo que he hecho...—Murmuro el pelirrojo en un rincón, avergonzado.

—¡K-Karma-kun, e-espera!, ¡De hacer eso estarás allí décadas!—Intento calmarlo, en vano, la vergüenza no los dejaría.

"Maldita y bendecida enfermedad..."

Porque de elegir a alguien, te quiero a ti | Karmanami Donde viven las historias. Descúbrelo ahora