"El amor se expresa de múltiples formas, ¿no?"

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Han pasado dos años desde la tragedia y la vida de una joven de anteojos es bastante grata y cómoda...

Pero aveces las cosas pueden ser... "Turbulentas"

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Okuda Manami cursaba ya su segundo año de preparatoria, y con ello, nuevas experiencias le esperaban.

En su nueva preparatoria no tenía a nadie familiar, y no le sorprendía, ella era la única obsesionada con la ciencia y química lo suficiente para ir a una escuela un tanto lejana a su hogar solo para poder ver lo que realmente le interesaba.

—Buenos, Okuda-san.—Se escucho.

—B-Buenos días.—Timidamente respondió, con una pequeña sonrisa.

Gracias a la clase E, y a Koro-sensei, era capaz de llevarse relativamente bien con su clase, sin ser molestara o discriminada de alguna forma.

En conclusión, su vida escolar era agradable, aunque claro, jamás se compararía a la clase 3-E, eso nunca, y ella lo tenía claro, así que tan solo sonreía y de vez en vez hablaba con alguna de sus compañeras para pasar el rato.

El lazo no era demasiado fuerte para tener verdaderos amigos, pero lo suficiente para disfrutar de la mutua compañía.

Y así, su día continuó, sin presión, sin locuras, sin un sensei con sonrisa más grande que su cabeza...

Y sin sus amigos.

Okuda sonrió. Era un pensamiento triste, Koro-sensei seguramente la regañaría. Debía ser fuerte.

Aunque sea un poco.

OoOo

Okuda camino apresurada, su tren pasaría en unos 10 minutos si no corría ahora, volver a casa tarde no era opción, sus padres la regañarían de suceder eso, y prefería, honestamente, evitarlo.

Tristemente, el tren se fue, y sin ella dentro.

—Maldición...—Tan solo eso logro soltar, dando un suspiro, tendría que esperar el siguiente.

—¿Ahora maldices?, Has crecido en este tiempo por lo que veo.—Okuda reconoció la voz, pero eso no evitó sobresaltarla.

—¡¿Karma-kun?!—Con gran sorpresa miro al pelirrojo, quien sonreía.

—Hola, Okuda-san.—Naturalmente saludo, la joven se sonrojo.

—¡H-Hola!, ¡L-Lamento mi reacción, no te esperaba!

—Ni yo a ti.—Atino a decir.—¿Perdiste el tren?

—Así parece...—Logro decir, desanimada del recuerdo.

—Ya veo...—Karma sonrió, divertido.—Esperemos juntos, yo también llegue tarde.

Okuda logro sonreír, sería agradable tener una conversación con Karma luego de dos años sin hablar además de las menciones que Kayano le daba a la azabache del pelirrojo.

Porque de elegir a alguien, te quiero a ti | Karmanami Donde viven las historias. Descúbrelo ahora