Nothing

320 56 6
                                    

Una chica con ojos sorprendentemente grandes me observaba con atención a la espera de que respondiese; sin embargo, yo no sabía qué decir. Definitivamente no era amigo de Kim Mingyu pero, viendo que estaba completamente solo sin contar a su hermano, era lo más parecido a uno. Por otro lado, esperaba que el recuerdo de Mingyu al menos fuese algo de lo que podría contar orgulloso, una adolescencia llena de popularidad y "fans" que lo perseguían por todos lados y, si el último cotilleo en el que se vio envuelto era que un nuevo amigo deprimente y sin gracia apareció en la universidad... Bueno, no me haría sentir con la consciencia tranquila.

La garganta se sentía seca, mi corazón latía a gran velocidad y mis manos sudaban y temblaban de forma notoria. Mientras que mi mente se había mantenido ocupada en qué debería de responder, no me había siquiera percatado que una desconocida me estaba hablando. La ansiedad por simplemente hablar con alguien que no había visto con anterioridad se hizo presente con la mayor fuerza posible en cuestión de segundos. Mi mente se mantenía en blanco y fue su ceño fruncido lo que provocó el chispazo que accionó mi cerebro. Seguro que ya estaría pensando que era un bicho raro.

―N-no. Yo sólo... ―Silencio. Odiaba el hecho de que no fuese capaz de inventar excusas por los nervios y, en el silencio de mi habitación, encontrar ingeniosas respuestas que ya llegaban tarde.

―¿Eres un nuevo estudiante?

―No, pero... Voy a comenzar el año que viene así que... sí, bueno, estoy mirando cuál es una buena opción. ―A pesar de que aquella fue la oración más larga que había dicho en mucho tiempo a un desconocido, la vibración en mi voz fue suficiente como para saber que era una mentira; sin embargo, la sonrisa de la chica apareció, siendo alegre e incluso podría decir que sincera.

―¿De verdad? ―De un salto quedó a una pequeña distancia mientras que agarraba de mi brazo. ―Me alegra escuchar eso, esta universidad necesita de chicos como tú.

―C-como... ¿yo? ―Antes de formular la pregunta ya me arrepentía. En todos los lugares, colegios, institutos, universidades... Todos, hay una jerarquía comenzando por los populares y terminando por los más frikis y ahí me encontraba yo. Para que la jerarquía estuviese completa yo también era necesario, ¿de quién se reirían los populares si no?

―Los chicos por aquí se creen que pueden hacer lo que quieran, como ese. ―Con una movimiento de cabeza señaló un trofeo en el que estaba inscrito el nombre de Mingyu. ―Se tiene merecido acabar tan mal como lo hizo.

El oxígeno se escapó de mis pulmones haciéndome sentir como si me estuviese asfixiando, ¿cómo se podía ser tan cruel? Nadie se merece algo así, tampoco Mingyu.

―¿No crees que esa es una afirmación muy grave? ―La timidez y miedo había desaparecido, la ira me había cegado por lo que hinqué las uñas en la palma de mis manos con la esperanza de que ella no siguiera alimentando esa sensación tan amarga.

―Créeme, era un estúpido. Esta universidad es un mejor lugar sin él, aunque echaré de menos poder verlo caminando por aquí. Mira, ahí tienes una foto de él. ―Miré donde su dedo índice señalaba, efectivamente Mingyu aparecía junto al que imaginaba que era el rector del lugar. Entre sus manos, una medalla que brillaba de lo dorada que era, aunque no tanto como la presencia de él mismo. Con esta entre sus dientes, con la misma pose que los atletas en televisión y dejando entrever sus grandes colmillos. Vestía ropa deportiva y sus pantalones cortos permitían ver sus musculosas piernas que soportaban todo su peso, se me hacía extraño verlo sin su silla de ruedas. Un pinchazo en mi pecho se hizo presente, se veía tan...feliz.

―Parece alguien que destacaba en esta universidad.

―Vaya que lo hacía. Estaba en todos lados, aunque no era de extrañar, no había quien lo superase ya fuese deporte, estudio o chicas, todas querían estar cerca de él. Su popularidad daba incluso miedo, podían escuchar incluso como se dejaba de respirar por unos segundos cuando entraba a alguna habitación y como la gente se removía en su asiento con su presencia. Era guapo, incluso tú puedes verlo, llamaba la atención cualquier cosa de él excepto su forma de ser. Miraba a todos por encima de su hombro, como si todos fuésemos basura o si él fuese una especie superior.

―Entonces... ¿Nadie lo extraña por ser quien era? ¿No hay un solo amigo que espera que algún día vuelva? ―Ella soltó una carcajada como si hubiese dicho la cosa más ridícula del mundo.

―¿Amigos? Él no tenía de eso. Todos se acercaban a él por quien era, nada más.

―Eso deja mucho que desear de esas personas también, si tanto os molestaba la forma en la que actuaba... ¿por qué lo tratabais como si realmente fuese el rey del lugar? Vosotros le dabais la importancia que repugnabais. ―La sonrisa de la chica se congeló, dejándome adivinar que era una más de las que se acercaban a él por alguna razón.

―¿Estás seguro de que no eres su amigo? ―Sus ojos se entrecerraron y oscurecieron, buscando algo en mi rostro que me traicionase, cosa que no sucedió, quizás fue el resultado del enfado que aún podía conmigo. 

―No, pero quizás deba serlo. ―Y sin responder más salí de allí, sabiendo lo que ya con anterioridad conocía pero que sólo deseaba confirmar, Mingyu no tenía nada.

Depressed [Meanie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora