Past

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 Nunca creí que pudiese dar un cambio lo suficientemente grande como para desear que el mañana llegase rápido para poder salir de nuevo, querer ver a alguien a quien se extraña a pesar de haberle hablado hacía un minuto; sin embargo, el rumbo de mi vida había comenzado a cambiar. Seungcheol y mi hermana tenían razón, la llegada de Mingyu fue un torbellino en mi vida, cambiándola completamente, convirtiéndome en una persona mejor. Al fin había encontrado un trabajo que me gustaba y que disfrutaba, en ese mismo lugar había gente que apreciaba mi trabajo, incluso Susan había comenzado a devorar libros como una loca.

A pesar de todo, aquella felicidad se había vuelto borrosa, aunque las causas de esa misma felicidad aún existían, lo negativo pesaba demasiado y había lograrlo aplastarlo todo hasta volver la alegría simplemente papilla.

Youngsoo me observaba divertido esperando una respuesta que sabía que no llegaría. Haneul estaba poniéndome el vello de punta, siempre fue un incordio creyéndose superior a pesar de que sólo era respetada por ser hermana de Choi, el cual siempre me había parecido que se dejaba manipular demasiado por su mejor amigo.

― ¿Jeon? ¿Eres tú? Has cambiado en todo este tiempo. ―dijo Choi, como decía, no parecía un mal tipo en realidad.

― No seas idiota, está claro que es él, míralo que pinta de estúpido tiene. ―respondió Haneul. Respiré hondo, aguantándome las ganas de contestar si no quería conocer las consecuencias por parte de Youngsoo.

―Eres una maleducada, Ha. ―Youngsoo estaba disfrutando del momento, se le notaba en la forma que sus ojos brillaban.

― ¿Wonwoo? ¿Quiénes son ellos? ―Mingyu estaba parado detrás de nosotros, una chica con el uniforme de McDonald dejaba una bandeja de plástico con nuestra comida sobre la mesa con una sonrisa incómoda y volvió a su puesto de trabajo. Mi acompañante le dio las gracias en un susurro mientras que el resto tenía los ojos puestos en él. Mingyu levantó las cejas mientras que los observaba, esperando alguna respuesta.

― Estaban en mi clase cuando estudiaba, pero ya tenían que irse. ―murmuré mientras que miraba a mis dedos, la situación era simplemente tan intensa e incómoda que sentí que en cualquier momento vomitaría.

―No seas así... ¿No recuerdas esos preciosos momentos de nuestra adolescencia? ―dijo Youngsoo antes de volverse a su grupo de amigos. ― ¿Qué os parece cenar con Wonwoo? Tenemos que ponernos al día, espero que no te moleste. ―continuó eso último mirando a Mingyu. Un escalofrío recorrió mi cuerpo, Youngsoo creía que Mingyu era débil, alguien a quien era fácil acobardar como yo; sin embargo, había topado con un gran oponente y se estaba dejando engañar por la silla de ruedas.

Los días que había intentado enterrar entre miles de recuerdos aparecían entre mis ojos como si los estuviese reviviendo una y otra vez, sus burlas, risas y amenazas, cada una más pesada que la anterior, cada una menos dolorosa que la que estaría por venir. Antes de llegar al instituto, era un chico tímido, pero eso no significaba que no tuviese amigos, salía con ellos a jugar al parque o nos veíamos en una casa para merendar y jugar videojuegos. Con ellos aprendí a tocar la guitarra e incluso hablábamos de cómo sería montar una banda en el futuro. Éramos cuatro: Jun, Hoshi, Jihoon y yo. Habíamos pasado de ver nuestras narices llenas de mocos y coloreábamos en el patio del colegio a ver nuestras mandíbulas más marcadas y el vello de nuestros cuerpos crecer.

Éramos inseparables y digo éramos porque a día de hoy no queda nada de nuestra amistad. Todo empezó en una noche de sábado, nosotros teníamos dieciséis y, como todas las semanas, quedábamos en casa de Hoshi ya que sus padres viajaban a casa de su abuela para que no estuviese sola durante los fines de semana. Jihoon y Jun se habían quedado dormidos viendo una película, a la cual no le estaba prestando demasiada atención y todo por culpa de mi amigo. Hoshi mantenía aquella sonrisa adorable que hacía cerrar sus ojos, con su mirada fija en la televisión mientras que su cuerpo estaba completamente pegado al mío a mi izquierda. Su mano subía y bajaba por mi pierna y, a pesar de que intenté creer que lo hacía sin pensar, cuando me pidió que lo acompañase un momento a su habitación, supe que no era así.

Depressed [Meanie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora