Había pasado un mes después de lo ocurrido, a decir verdad, el dolor aun se extendía por todo mi cuerpo, mi corazón lo hacía llegar de pies a cabeza a cada segundo. Había momentos en los que se intensificaba, como cuando alguien pedía llevarse prestado un libro que recomendé a Mingyu o cuando alguna de nuestras series favoritas comenzaba. Nunca creí que nuestra cama fuese grande; sin embargo, parecía haber un abismo sin su presencia, sin él ahí para abrazarme cada noche y sentir sus labios presionándose contra mi frente, mientras que apartaba con sus dedos mi flequillo. Sus risitas agudas cuando lo pillaba observándome o cuando conseguía a través de sus propios pasos llegar hasta mí.
Todos aquellos recuerdos dolían, aunque no sabría decir cuál sería la verdadera razón. Tal vez porque estos ya no estaban presentes, pero la realidad era, que la opción más creíble era porque todos ellos se veían como una estúpida actuación. Debería de haberlo sabido, él se sentía solo, ¡incluso él me lo llegó a decir en una de nuestras charlas nocturnas! Pero nunca creí que yo formaría parte de aquello, que yo sería un simple juguete con el que entretenerse hasta que su antigua vida volviese.
Algunas veces, la misma pesadilla se repetía, yo caminaba por la calle sin rumbo fijo y él aparecía de la mano de una chica cualquiera, besándose, compartiendo miradas y sonrisas tan íntimas que incluso me sentía fuera de lugar en mi propio sueño. Mi propia voz aparecía entonándose fuerte y clara "Sigue adelante, Wonwoo, no te derrumbes por esto, no es la primera vez de todos modos". Por eso, a pesar del dolor continuo, cada día era más llevadero, no podía calificarlo como "feliz" pero al menos, el estar vivo no era tan malo como solía serlo.
Todo cambió el dia que Seunghee llamó por teléfono, su voz sonaba más sombría que de costumbre y como si estuviese hablando con total tacto, midiendo cada palabra utilizada.
—¿Wonwoo? Hace mucho que no llamas a casa ni vienes a vernos, ¿estás bien?
—Sí, claro, solo he estado un poco ocupado con el trabajo, hubo nuevos pedidos, cambios... Ya sabes. —respondí intentando mostrar toda la naturalidad posible.
—Wonwoo, realmente lo siento, debería de haber sabido que esto pasaría. —Sabía que no estaba hablando de libros.
—Seunghee. —dije para que no continuara. —¿Es esa la razón por la que llamaste? ¿Para hablar de él?
—Seungcheol se siente como una mierda, ya lo conoces, se está culpando porque cree que debería de haberte advertido como era su hermano. Quiere que vengas a comer, pasar algo de tiempo juntos como antes, siente que es como si te hubieras ido de esta familia.
—Él estará allí. —dije sin más.
—Es muy posible, desde entonces no ha vuelto a salir de la habitación. No quiere hablar con nadie, no sé qué pasó exactamente, pero sea lo que sea, creo que él tampoco está contento con lo ocurrido. —Una carcajada irónica se escapó entre mis labios.
—Piensas eso porque no estuviste aquí. —Estuve pensando en qué ocurriría si lo volviese a ver, la sensación de ver el dolor en sus ojos si es que Seunghee tenía razón, quería... No, necesitaba, demostrarle que había cambiado.
—¿Esta noche estáis libres?
Supongo que ya sabéis por qué estoy frente al espejo, inseguro como de costumbre, mirando mis ojos chocolateados; sin embargo, algo hay diferente en ellos. Tomé los productos del cabello que se dejó Mingyu en uno de los estantes y, recordando cómo los usaba, comencé el proceso. Al fondo del mismo mueble estaban esas lentillas que guardo para ocasiones especiales y decido usarlas a pesar de que sé que luego me dolerá la cabeza y, al volver a ver mi reflejo, la confianza que llevaba tantos años sin sentir, aparece.
Cogí las llaves y la cartera rápidamente, antes de que me diese cuenta de lo idiota que estaba siendo por meterme en la boca del lobo. Recé incontables veces durante el camino para que Seunghee abriese la puerta, tener un respiro pero, por supuesto eso nunca ocurre.
Mingyu parece otra persona, era eso... ¿barba? Su cabello estaba mucho más largo de lo acostumbrado y sus ojos se veían más pequeños a pesar de que noté que los tenía abiertos al máximo.
—Wonwoo. —Parecía que necesitaba decir mi nombre en voz alta para darse cuenta de que realmente estaba ahí. Con las ruedas entre sus manos se hizo a un lado para que pueda entrar en casa. —Seunghee y Seungcheol están en el supermercado, creíamos que llegarías más tarde, entra. —Su voz era un simple murmullo de fondo, ¿dónde quedó su fuerte personalidad? Aquella con la que se llegó a reír de mí frente a sus amigos. —Estás aquí...
—Me estás viendo, ¿no? —Mi voz sonó más ronca de lo acostumbrado, sin vacilar en ningún momento.
—Hubo tantas veces que creí verte... —respondió más para sí mismo.
Mingyu me invitó a sentarme en el sofá con un movimiento de su diestra hacia el sofá y el silencio nos acompañó hasta que las llaves chocaron contra la madera de la puerta. Los ojos de ambos reflejaban la culpa por habernos dejado a solas pero preferí hacer como si no me hubiese dado cuenta y les di un abrazo después de tanto tiempo sin verlos. Sentí los dedos de Seungcheol enterrándose en mis costados, pidiendo perdón en silencio.
Los tres comenzamos a preparar la cena mientras que charlábamos, poniéndonos al día sobre cualquier tema o comentando las noticias que ocurrieron. Repitieron hasta la saciedad lo cambiado que estaba y cuán alegres estaban por verme así, hablando sin timidez y sin parecer un vagabundo. Mingyu entró en la cocina cuando su hermano lo llamó para comenzar con los aperitivos que habían comprado.
—No puedo creer que seas tú, pareces un modelo, me encanta lo bien que te queda el pelo así. —dijo Seunghee de nuevo.
—No es como si hubiese feo de todos modos. —comentó Mingyu. Todos lo observamos con los ojos abiertos, sin saber quién debería de contestar a aquello.
—Por cierto, Wonwoo, dejaste muchas de tus cosas en tu habitación, si quieres ahora puedes echar un vistazo. —Recordé la cantidad de libros que pensé recoger en un futuro próximo y nunca ocurrió, así que aproveché la oportunidad. Mingyu abrió la boca, como si fuese a negarse a la propuesta de Seugcheol; sin embargo, nada salió de ella.
El cuarto estaba completamente oscuro y olía a cerrado, la cama estaba sin hacer y las mantas estaban repartidas por el suelo. Envoltorios de snacks olvidados sobre la mesita comenzaban a amontonarse, si no fuese por toda aquella suciedad, podría decir que nada más había cambiado, hasta que vi un pequeño marco de madera sobre el escritorio con una imagen en él. Mi corazón se había acelerado al verla; sin embargo, paso a paso me acerqué a ella hasta que la tuve entre mis manos.
En la fotografía, nos veíamos Mingyu y yo en nuestro primer día en lo que fue durante muy poco tiempo nuestro hogar. Podía recordar perfectamente el momento, acabábamos de despertar y nuestro pelo era un desastre, con nuestras caras hinchadas. Él quería una foto de ese momento porque decía que la luz que entraba por la ventana me favorecía así que tomó su móvil, yo odiaba salir solo así que me eché sobre su hombro desnudo, tapándonos con la sábana blanca y besé su mejilla. Mingyu rió y pulsó para hacerla en el momento perfecto, mi cara arrugándose intentando contener la risa, sus ojos entrecerrados brillando y sus dientes radiantes como siempre en una sonrisa.
—Sé que crees que todos aquellos recuerdos son una mentira, y créeme cuando te digo que yo también pensé que era así, pero no tienes ni idea de cuánto me equivocaba... Te extraño con todo mi corazón, Wonwoo.
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Depressed [Meanie]
FanfictionAmbos se sentían vacíos y sin rumbo. Ninguno sabía hacia dónde quería dirigirse, en realidad, no se encontraban seguros de querer seguir siquiera viviendo. Portada por: @woozimin3 Se prohíben las copias y adaptaciones sin permiso.