Después de aquella no volví a hablar con Mingyu a pesar de que convivíamos entre las mismas cuatro paredes. Él parecía haber optado por no salir de casa después del accidente, así que nos encontrábamos continuamente: pasillo, salón, cocina, habitación e incluso baño. A juzgar por su rostro no podía tener una mínima idea de qué era lo que estaba pensando en ese momento, de hecho, no sabía si siquiera lo hacía. Parecía un zombie que deambulaba de un lado a otro de la casa como si hubiese perdido la esperanza y hubiese decidido rendirse por completo de esperar un milagro. Seungcheol había preguntado numerosas veces a qué se debía este nuevo cambio de ánimo, ese gran retroceso ya que había comenzado a ilusionarse por una pronta recuperación que se había caído en pedazos en todas sus narices.
Por mi parte tampoco sabía qué pensar, a veces las palabras se quedaban atascadas en mi garganta a la espera de ser expulsadas; sin embargo, simplemente lo observaba de reojo cuando él parecía perdido en sus pensamientos y estaba completamente seguro de que no se daría cuenta, un Mingyu callado era mejor que un Mingyu orgulloso.
―¿Has intentado alguna vez encontrar un trabajo? ―La voz del chico había sonado algo ronca y pastosa, posiblemente por haber mantenido silencio por tanto tiempo. Me sorprendió que hablase de repente, en mitad de la noche cuando incluso pensé que había logrado quedarse dormido, y aún más aquella pregunta.
―Sí, cuando terminé de estudiar mi hermana me obligó a trabajar junto a ella, no le gustaba la idea de que me convirtiese en un... ¿Cómo lo llaman ahora? ¿Nini? Como sea, todo acabó siendo un desastre, así que mi hermana prefiere mantenerme. ―Había sonado tan cortante al final que preferí morderme la lengua en lugar de seguir hablando. Odiaba tocar el tema, aún más si era con alguien tan extrovertido como Mingyu que posiblemente no comprendiese la gravedad del asunto; sin embargo, o se había aburrido de seguir hablando o se le habían cruzado los cables –cosa que no me sorprendía a estas alturas por sus innumerables cambios de humor –por lo que decidí darme media vuelta e intentar dormir al no recibir respuesta.
―Deberías de buscar trabajo en alguna librería o biblioteca, quizá si estás entre algo que te gusta demasiado te aporta algo de seguridad. ― contestó tiempo después. ―Cuando jugaba al fútbol, justo antes de salir al campo, estaba tan nervioso que me temblaba todo el cuerpo, pero desde que Seungcheol me regaló un anillo que siempre utilizaba, parecía todo ir mucho mejor, como si todo fluyese con naturalidad.
― ¿Tú nervioso? ―pregunté sorprendido.
―Por si no lo sabes, soy una persona con sentimientos como cualquier otra. ―Pude sentirlo removerse entre las sábanas y, de alguna forma, parecía más cerca que antes como si me fuese a contar de repente que en realidad era un extraterrestre entre susurros. ―No puedes hacerte una idea de lo estresante que es que todo el mundo espere lo mejor de ti, ¿cómo iba a superarme cada vez que hiciese algo? Menudos imbéciles.
―Tampoco es un campo de rosas que nadie espere nada bueno de ti, porque de hecho, no esperan nada. ―murmuré terminando con una risa algo triste. ―En realidad, simplemente, no hay nadie.
―Yo lo hago. ―Su voz fue suave, dócil e inesperada.
―¿C-cómo?
―Yo sí espero algo de ti, Wonwoo, sé que podrías hacerlo y llevo un tiempo pensando que es una pena que haya gente en el mundo que no pueda disfrutar de tus consejos sobre libros.
No respondí, había demasiadas sensaciones que me agobiaban y asfixiaban hasta el punto en el que deseaba llorar, pero mi cuerpo no me lo permitía. Incluso llegué a sentir esa sensación tan dolorosa en el centro de la garganta, como si todas las angustias y malos pensamientos decidiesen reunirse en ese mismo lugar a la espera de que grites que estás harto de todo.
Esa noche fue un horror, en realidad, fue maravillosamente horrorosa. En mis sueños, el aroma a libros nuevos se mezclaba con el polvo que comenzaban a coger las montañas de los periódicos de antaño. Yo me observaba desde fuera, como esas películas en las que los personajes ven después de la muerte como simples espectadores cómo hubiese sido su vida si no hubiesen tomado esa mala decisión que lo arruinó todo. Vestía una camisa con un par de botones desabrochados revelando parte de mi pecho, puede que os parezca una tontería que me detenga o sorprenda por la ropa que utilizaba; sin embargo, no era una sudadera la que ocultaba incluso mi rostro, no, este estaba completamente libre de ropajes dejando visible una enorme sonrisa ¿desde cuándo yo podía verme tan feliz? Estaba seguro que mi cara se había acostumbrado a mantenerse tan seria que si en algún momento ejercía demasiada presión sonriendo algo se rompería. Iba de un lado para otro, subía y bajaba de una pequeña escalera que me ayudaba a alcanzar los libros de las más altas repisas. Hablaba con las personas que por allí concurrían y, por un momento, sentí envidia de mí mismo porque quise que aquello se convirtiese en realidad.
―Voy a hacerlo. ―Le dije a Seunghee mientras que removía el café por la mañana, sonando más seguro de lo que había estado en toda mi vida, a la espera de no arrepentirme después.
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Depressed [Meanie]
Fiksi PenggemarAmbos se sentían vacíos y sin rumbo. Ninguno sabía hacia dónde quería dirigirse, en realidad, no se encontraban seguros de querer seguir siquiera viviendo. Portada por: @woozimin3 Se prohíben las copias y adaptaciones sin permiso.