I need you

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Los ojos de Mingyu brillaban de esperanza hasta escuchar mi respuesta. Su sonrisa parecía dar por hecho la afirmativa por la forma arrogante con la que se alzaba dejando entrever sus afiliados colmillos; sin embargo, mi cerebro solo pensaba en cómo sostenerlo entre mis manos y zarandearlo hasta que me explicase por qué lo había hecho, por qué se había acobardado y dado por vencido. Dentro de todas las cualidades que podían describir a Mingyu ninguna podía relacionarse lo más mínimo con miedoso, muy diferente a mí, por supuesto, por eso era incapaz de entender su decisión.


―Claro, por qué no. ―Mi respuesta estaba falta de vida e incluso él pudo darse cuenta por la forma en la que fruncía el ceño sin borrar su sonrisa altiva. Estaba completamente seguro que nunca nadie había declinado una proposición suya y el hecho de que yo pareciese que fuese a la guerra en lugar de ver una película con él no pareció hacerle demasiada gracia aunque no hizo comentario alguno al respecto.


―He cogido la pizza antes de cerrar, aunque supongo que ya estará fría, espero que no te moleste. ―Y con un encogimiento de hombros como respuesta acabamos de organizar las cosas antes de empezar a ver la película.


No presté demasiada atención, pero cuando escuché aquella banda sonora y vi como en cualquier momento aparecería una mujer sangrienta no supe si reir o llorar ante tal situación cliché.


La comida se había acabado hacía mucho, Mingyu me había preguntado alguna que otra vez si me encontraba bien o si prefería ver la película otro día, a lo que yo sonreía –de una forma muy falsa cabe decir –y susurraba que no me pasaba nada, aunque fuese una mentira demasiado palpable.

Mi cabeza dolía horrores y no supe cuándo ocurrió que me quedé dormido. Sé lo que estaréis pensando y no, siento arruinar el momento, pero no desperté acurrucado entre sus brazos mientras que escuchaba su acelerado corazón. La realidad era otra muy distinta, mi cuerpo se encontraba tumbado de cualquier forma y mis pies habían acabado sobre la pequeña mesa central entre cartones de pizza. Me sentía completamente perdido, como cuando duermes en una cama que no es la tuya y te despiertas sediento en mitad de la noche y no tienes ni idea de dónde te encuentras. Hasta que di con sus ojos. Estaban entrecerrados, observándome con total atención, como si en mí se encontrase el secreto más misterioso e interesante del mundo. Cualquier otra persona, incluso yo que soy un bicho raro, habría apartado la vista en menos de un segundo; sin embargo, él no parecía avergonzado de haberlo pillado mirando.

Había poca luz en la habitación, Mingyu había decidido que debíamos de crear un escenario perfecto para una película de terror, hacerlo sentir más real, por lo que no tenía ni idea qué había llamado tanto su atención, aunque rezaba a todo los dioses que fuesen mis ojos.

Su barbilla se volvió más marcada gracias a la fuerza que hacían sus dientes y, en algún momento, había comenzado a arrastrar su cuerpo hasta que su muslo rozó contra mi cadera. Un simple suspiro nos separaba a ambos, permitiéndome ver sus ojos que brillaban con vida, cosa que no había sucedido en muchas ocasiones desde que llegó.

—Te necesito, Wonwoo, realmente te necesito. —Y aunque hubiese dicho cualquier palabra, lo habría sabido por el tono suplicante que utilizó. Su voz había sonado triste, desgarradora, como si fuese a morir en cualquier momento y, sin saber por qué, mi cerebro sólo pensaba en cómo ayudarlo. Fuese lo que fuese.

Mingyu peinó el cabello que se había echado sobre mi rostro tras mi oreja, hacía tiempo que necesitaba un corte pero no estaba de humor ni para ir al peluquero de la esquina. Su aliento era una mezcla de pizza y cerveza, pero no era un olor repugnante, al contrario, me llamaba a gritos para no solo olerlo, sino saborearlo también. Cerré mis ojos esperando a que se moviese de una vez por todas, no me veía con la fuerza suficiente como para acercarme a él. No tanto. No lo suficiente.

Algo debió de alinearse en el más allá, pues él con su dedo pulgar comenzó a trazar líneas sin sentido por mi rostro, atravesando las arrugas que había en mi frente y entrecejo para hacerlas desaparecer tras su paso. Su nariz bailó de forma dulce con la mía, lenta, suave, haciendo que el momento se hiciese derogar.

¿Me darás lo que necesito? 

Depressed [Meanie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora