Los latidos de mi corazón retumban con vigor en mis oídos, insonorizando todo lo que me rodea como los pasos de la poca familia que tengo acercándose hasta mi habitación. Con los ojos totalmente desencajados, sin tiempo de permitirme el lujo de parpadear e intentando no morir por falta de oxígeno, busco cualquier lugar en el que esconderme.
El vello se me pone de punta de solo imaginar lo que sería compartir mi pequeña habitación, mi único lugar que me apartaba de la sociedad a la que tanto odiaba y temía, con un total desconocido y que, por si fuera poco, se sentía tan o más fracasado que yo en aquellos momentos. Definitivamente yo no era el mejor hombro sobre el que llorar, de hecho, no parecía que eso fuese lo que necesitase Mingyu. Bien pensado, estaba seguro de que si nuestros ojos se encontraban me convertiría en piedra y, en caso de que el pánico me estuviese haciendo enloquecer, apostaba todo mi dinero —que tampoco es que fuese demasiado—a que incluso estando postrado sobre aquella silla podría con mi debilucho cuerpo en un santiamén.
De repente, gracias a que el miedo bloqueó mi mente imaginando las diferentes razones por las que no terminaría con vida aquella noche, escucho el crujido de la puerta abrirse y yo, en medio de la habitación en medio de un ataque de pánico, observo a las tres personas que me miran como si me hubiese vuelto loco, en realidad solo eran dos, pues Mingyu observa el suelo con la mirada perdida, alejado de nuestra lucha de miradas en la que fui derrotado por la mirada de pena de Seunghee y la de culpa de Seungcheol.
―Tenemos que hablar contigo Wonwoo... Sabemos que será incómodo, pero no hay otra opción por ahora. ―Muerdo con fuerza el interior de mis carrillos intentando dañarme a mí mismo por la propia frustración. No quiero compartir habitación, me niego, pero también sé que si hubiese otra forma de solucionar todo este problema ellos lo harían.
Por un segundo pienso en mandar a Mingyu al sofá hasta que consigan una cama para él; sin embargo, cuando veo su tono de piel moreno sin vida me muerdo la lengua antes de soltar algo que demuestre el ser sin sentimientos que soy.
Giro mi cuerpo, tomando los libros que están desparramados por el colchón y los voy colocando en una estantería, en silencio y dándoles la espalda a todos ellos a sabiendas de que están taladrándome la espalda con sus miradas y hacen temblar mis manos. Quito de un tirón las sábanas sucias que desprenden mi olor corporal y me detengo al sentir una mano sobre mi hombro.
―Lo siento Wonwoo, créeme, no quiero que te enfades con nosotros. ―La tristeza con la que habla Seungcheol y el hecho de que me tratasen como si estuviese hecho de cristal me duele, tanto que vuelvo a lo que estaba haciendo antes de siquiera responder.
—No estoy enfadado, os entiendo, es por eso que estoy cambiando las sábanas para que él pueda dormir aquí. ―Mi voz es un susurro, pero neutra, careciendo de sentimiento alguno que demuestre mi verdadero estado.
—¿Y dónde vas a dormir tú? ―Silencio. La voz de Mingyu hace que se me hiele la sangre, pues no parece agradecido de ninguna forma de que le haya entregando lo más preciado que tenía. Lo observo, temeroso de que la profecía que mi mente inventó se cumpla y en cualquier momento haga plof y me convierta realmente en piedra. Enarca una ceja, empujándome a un vacío del que no podía salir, mi cuerpo entero tiembla en respuesta al ver a un desconocido dirigiéndome la palabra y, por el bien de Seunghee, contesto en contra de mi voluntad.
―No lo sé. ―Tres palabras, cortas, pero lo suficiente como para que mi voz se viniese abajo y vibrase tanto que incluso yo mismo me avergoncé.
―Sólo espero no tener que dormir contigo, es lo único que me faltaba. ―Las palabras de Mingyu habían ido con veneno, observando mis libros como si fuesen basura por la forma en la que contraía el rostro. Esa mirada de asco me llevó a todas aquellas que en el pasado habían hecho lo mismo. Sintiendo la bilis subir por mi garganta y a sabiendas de que en cualquier momento me pondré a vomitar o llorar, o quién sabe, quizás haga ambas, me dispongo a salir de la habitación no sin antes estrellar contra el pecho de Mingyu las sábanas y, como consecuencia, su silla se mueva hacia atrás ligeramente por el golpe.
No contaba con el hecho de que, a pesar de que sus piernas no pudieran reaccionar, sus manos sí que lo hacían por lo que agarra mi muñeca con fuerza. Veo como mi piel blanquecina se vuelve rojiza alrededor de su pulgar que se hinca con fuerza sobre esa parte de mi cuerpo.
―Es posible que ahora sea un inútil, pero ten cuidado con lo que hablas imbécil o quizás tengamos que comenzar a compartir silla. ―Y con un tirón del que, si no fuese porque él puso de su parte habría quedado en ridículo, me largo a la cocina a tomar un poco de agua antes de que me desmaye, dejando los gritos de Seungcheol defendiéndome, como en antaño, de fondo.
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Depressed [Meanie]
Hayran KurguAmbos se sentían vacíos y sin rumbo. Ninguno sabía hacia dónde quería dirigirse, en realidad, no se encontraban seguros de querer seguir siquiera viviendo. Portada por: @woozimin3 Se prohíben las copias y adaptaciones sin permiso.