Beginning

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Había muchas formas de describir lo que sentía hacia Mingyu, ninguna parecía ser completamente certera; sin embargo, si sumaba todas ellas quizá... Aprecio, cariño, admiración, atracción y muchas más pero, ¿amor? Dudaba que aquella formara parte de ellas. Tal vez fuese porque no había aprendido su verdadero significado, posiblemente la inexperiencia estuviese hablando por mí.

Podía sentir la respiración entrecortada de Mingyu en la distancia, esperando una respuesta a la pregunta de Seunghee, ¿qué querría él que respondiera? ¿Se sentiría de la misma forma? Él había pronunciado las palabras mágicas que yo no fui capaz, ¿eran reales? ¿Las sentía con la misma fuerza con la que salieron de entre sus delicados labios?

―Parece ser que vuestra relación es complicada. ―Su sonrisa era tierna, mi hermana sabía que no era bueno en esto, simplemente porque jamás había pasado por ello. Soonyoung vibraba entre mis recuerdos, era uno difuso y borroso que quería acaparar el protagonismo que yo le había otorgado durante tantos años, siendo destronado por alguien que estaba visiblemente roto. Seunghee dio un par de palmadas en mi pierna antes de ponerse de pie. ―Vamos, tienes que cenar.

Caminamos en silencio a la cocina, se sentía agradable no ser juzgado, su opinión era una de las pocas que aún tomaba como valiosas, si ella creía que estaba bien, de una forma u otra sería así.

Mingyu tenía el ceño fruncido mientras que removía su comida con su cuchara. Aquel joven bromista con graves carcajadas había desaparecido como si nunca hubiese existido.

― ¿Seunghee? ―Ella dejó el cubierto sobre la mesa para centrar toda su atención en mí. ―Voy a buscar un nuevo lugar donde vivir, con el nuevo trabajo puedo conseguir algo pequeño para mí. ―Mingyu movió sus manos sobre las ruedas de su silla, haciendo maniobras para poder salir de la habitación. Coloqué mi diestra sobre una de ellas, deteniendo su huida al momento. ―Para mí y para Mingyu. ―Sus ojos brillaban a pesar de que su piel había adquirido un tono blanquecino. ―Ambos creemos que Seungcheol y tú deberíais de disfrutar de un verdadero hogar. ―Los ojos de ella estaban redondos, casi ni parpadeaba.

―Pero, pero... ―murmuró. ― No es necesario, vosotros sois nuestra familia, esto es un hogar. ―Una de aquellas sonrisas que solo era capaz de dedicarle a mi hermana aparecieron en mi rostro.

―Ya sabes lo que queremos decir. Es normal que queráis tener vuestro lugar y supongo... Supongo que nosotros queremos lo mismo, sea lo que sea lo que signifique eso. ―Terminé dando un apretón en la mano de él. Mingyu se encogió de hombros, mostrando sus dientes en una encantadora sonrisa.

Después de aquella cena todo fue un desastre, buscando un lugar donde vivir y todo el papeleo que ello conllevaba, continuar trabajando pero, especialmente, el momento cumbre fue cuando Seungcheol se enteró. Seunghee creía que sería injusto si solo ella sabía la verdad. Por supuesto, evitamos contar cómo fue que ella se enteró, aunque por la cara de mi cuñado pude comprender que él ya lo había adivinado. No nos proclamamos pareja en ningún momento, era un ¿nos estamos conociendo? Todos quisimos entenderlo de aquella forma si no fuese por cómo Mingyu rodeaba mi cintura mientras veíamos la televisión, las miradas insistentes cuando todos nos reuníamos en el comedor o sus simples toques a lo largo de mi cuerpo cuando pasaba a su lado sin esconderse. Era un simple reclamo, como si estuviese recordando que él estaba ahí y es que, aunque no podía decirlo en voz alta, cada día que pasaba su presencia era cada vez más brillante. Mingyu era una estrella con luz propia dentro de casa que cobraba más fuerza que nunca cuando sonreía. No dudaba que si él estuviese entre una multitud, podría encontrarlo con echar un vistazo.

Durante las noches, aquellos toques se volvían menos simples cuando estábamos a solas. Los besos no eran algo extraño entre nosotros, pero la forma en la que acunaba mi rostro entre sus manos o cómo rasgaba mi labio inferior con sus afilados dientes lo era. Lo que en el pasado fue descuidado se había convertido en un símbolo, en una demostración de cariño en una proposición de amor en silencio que, queriendo o no, acepté.

Con mis manos sobre la cintura, estiré tan fuerte que pude escuchar como mi cuerpo se quejaba, dejando una sensación agradable de pies a cabeza. Las paredes vacías parecían estar esperando para comenzar a narrar una historia, aquella en la que Mingyu y yo seríamos protagonistas. En cuanto a él, continuaba en rehabilitación, Seungcheol sería el encargado de devolverlo a... casa. Sonaba extraño como aquel pequeño hogar se había convertido en eso, en nuestra casa.

Mientras que terminaba de sacar las últimas pertenencias básicas que necesitábamos para pasar la noche, escuché cómo las llaves chocaban contra la puerta de madera y luego, tras el ruido metálico de la silla, esta se cerraba.

― ¿Wonwoo? ―murmuró Mingyu lo suficientemente alto como para escucharlo al fondo del pasillo. Sin necesidad de respuesta, él siguió el rastro de luces encendidas hasta llegar al baño donde yo terminaba de recolocar los botes. Por culpa de la bañera, tenía que estar encorvado, sintiendo pinchazos en la zona baja de mi espalda, los brazos tan estirados como podía. Mingyu pasó su mano desde mi nuca hasta mi trasero lentamente. ―Hola. ―Su voz sonaba feliz de estar de vuelta, de este nuevo comienzo. ― ¿Te apetece estrenar la bañera?

―Mingyu, yo... ―Lo único que quería en ese momento era dormir hasta que los días que pedí en el trabajo de descanso se acabaran, daba gracias que la mudanza hubiese acabado más rápido de lo esperado. Este levantó las manos, enseñándome la palma de estas.

―Sólo un baño, necesitas relajarte, ¿qué me dices?

Al final le concedí el deseo y, con mi ayuda, consiguió introducirse en la bañera sin hacerse daño. Parecía más contento de lo acostumbrado, apoyando su espalda contra mi pecho, jugueteaba con el agua elevando sus dedos y viendo como las gotas volvían a su lugar de origen, a veces mojaba mis brazos o enredaba sus dedos con los míos. Mientras tanto, yo introducía mi nariz entre su abundante cabello, admirando el aroma que desprendía.

―Vamos, suéltalo, ¿qué te tiene tan contento? ―Mingyu soltó una risa aguda, incluso cerró los ojos de forma adorable. Dejándose caer un poco colocó su cabeza en el hueco entre mi cabeza y hombros y observaba al techo.

―Pasaron tantas cosas... ¿Por dónde empezar? Primero el doctor me dijo que he avanzado muchísimo, que pronto podré abandonar la silla aunque necesite ayuda de muletas y después, a la salida, me encontré con antiguos amigos de la universidad. Wonwoo, deberías de haberlos visto, se veían tan felices de verme de nuevo. ―No, algo iba mal, Mingyu sabía que aquellos que habían formado parte de su vida le habían dado de lado, se habían hecho pasar por alguien de confianza para él, se aprovecharon de su fama y luego lo abandonaron dejándolo sin nada. ―Incluso me preguntaron si podíamos vernos de nuevo así que, aproveché esto del cambio de casa y los invité para que vinieran el próximo sábado a tomar algo, espero que no te moleste. ―Algo dentro de mí gritó; sin embargo, lo acallé con una sonrisa que quedó más como una mueca.

―Claro, sería genial. ―Y solo esperaba que no tuviese que arrepentirme de aquella decisión más tarde, aunque los labios de Mingyu fueron suficientes para ahuyentar los malos pensamientos por el momento.

Depressed [Meanie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora