POV. MINGYU
Si hubo algo que me repetí incluso en sueños fue "Lo has hecho bien, Kim Mingyu", "Actuaste como debías"; sin embargo, para mi mala suerte, sé que son solo eso, palabras. Palabras vacías, que se pierden sin sentido porque simplemente no llevaba razón. Quizá era eso lo que más me dolía, el saber que no era perfecto y que yo también me equivocaba, pero cuando pienso en los ojos cristalinos de Wonwoo algo se remueve en mi interior.
Creo que es mejor empezar desde el principio, la raíz de todo este caos del que soy el principal culpable. Aún recuerdo como si hubiese sido ayer el primer día que llegué a casa de Seungcheol, jamás creí poder sentirme más devastado que en aquel momento. Iba a ser mantenido como un niño, era incapaz de cuidarme solo y desde ese momento necesitaba alguien que tuviese un ojo puesto en mí incluso en las cosas más básicas hasta que acabara por acostumbrarme.
Mi cuerpo y alma habían caído en un pozo sin fondo, oscuro, húmedo y en las condiciones más putrefactas posibles. Pensé que no habría solución y que de ninguna manera podría salir de aquello.
Sus palabras hirientes cuando me vio con aquella especie de diario de su pasado están tatuadas a fuego en mi cerebro, fui cruel, nadie podría negar aquello; sin embargo, desencadenó un juego que no sabría decir quién fue el ganador.
Me había acostumbrado tanto a ser el centro de miradas, el deseo que otras personas sentían por mí, que en el momento que tuve la oportunidad de sentir aquello de nuevo la cogí sin importarme las repercusiones que pudiesen tener, ¿qué importaba quién fuese la otra persona siempre que me hiciera sentir bien? Si había alguien quien no sintiera pena o asco al tocar mi cuerpo medio muerto, eso quería decir que yo seguía siendo válido y si para ello tenía que aprovecharme de un pobre iluso que cayó por mí, joder, claro que lo haría.
De hecho, así fue, toques sin importancia, besos de madrugada, sexo sin amor en silencio para que nadie nos escuchara fuera de las paredes de la habitación, esa era la descripción de nuestra relación; sin embargo, cada vez fui metiéndome más en ella y, sin saber por qué, aconsejé que volara, que desarrollara su potencial e intentase encontrar un trabajo y lo consiguió, ¿podéis creerlo? Porque definitivamente el orgullo que florecía en mi interior por cada logro que tuvo era simplemente inexplicable para mí.
De mi boca salían palabras de amor engañosas que él mismo creyó a pesar de que no quiso, cayó en mi trampa, siendo guiado hasta ella por mí y mi cariño. Cada día estaba más cerca de mi cometido, el tener a alguien a mi lado para siempre por la simple idea egoísta de no querer morir solo.
Sin embargo un día todo cambió, mis amigos aparecieron de nuevo y con ellos, ese rayito de esperanza de volver a mi vida, abandonar a Wonwoo, la silla de ruedas y la tristeza que me acompañó por el tiempo suficiente. Creí que aquello era lo que deseaba más que nada en el mundo, recuperar las fiestas, las chicas, el alcohol y mi día a día en la universidad, entonces, ¿por qué este sentimiento de vacío?
Después de que Wonwoo me echase de casa, quise sentir el alivio del momento, el haber cortado algo de una vez por todas que no tenía sentido ninguno, pero no lo hizo. Por el contrario, un nudo se alojó en mi garganta e incluso una semana después de aquello, se negó a irse.
Su imagen destrozada, la tortura en su voz y sus ojos como el reflejo de la angustia que renacía en su interior más fuerte que nunca. Había sido el que hizo que sus alas volvieran a aparecer, pero también el que las cortó.
Alguna que otra vez apareció la idea de aparecer por su casa y verlo, intentar darle alguna explicación que lo llevase a mi lado de nuevo, pero era demasiado orgulloso como para aceptar que necesitaba a alguien roto para seguir adelante. Era incapaz de decirlo en voz alta, pronunciar las palabras que acabarían por cavar mi propia tumba, a pesar de que mis acciones demostraban otra cosa. Siete días eran los que llevaba sobre la cama de Wonwoo, con la cara enterrada en la almohada intentando aspirar hasta la última gota de sudor de él mientras que lo hacíamos, el aroma de su perfume y el de su propia piel. Ignoraba a cualquiera que quisiera hablar conmigo, incluso las llamadas de aquellos que creí amigos, los mismos por los que aparté a ese idiota de mi lado.
Mi cerebro se negaba a dejarlo en el olvido, trabajando cada segundo para rememorar cada segundo junto a él, intentando no olvidar cada momento vivido a sabiendas de que ya era demasiado tarde para pensar en un futuro junto a la persona que con un corazón hecho migajas, fue capaz de hacerme ver que entre la oscuridad, yo también tenía uno que no solo latía, sino que sentía también.

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Depressed [Meanie]
FanfictionAmbos se sentían vacíos y sin rumbo. Ninguno sabía hacia dónde quería dirigirse, en realidad, no se encontraban seguros de querer seguir siquiera viviendo. Portada por: @woozimin3 Se prohíben las copias y adaptaciones sin permiso.