Diez, nueve...
Kevin entrecerró los ojos y miró a su alrededor. Su privilegiada posición le permitía observar a todos los asistentes del absurdo baile de disfraces. Se quitó el antifaz por un segundo, los juegos de luces dejaron de reflejarse en él y la encontró.
Ocho, siete...
Estaba de frente a él. Su cabello oscuro estaba cubierto por una peluca de color claro y gran parte de su rostro estaba oculto bajo un antifaz de intricados relieves. Pero era ella. No había duda alguna. Y su seguridad aumentó cuando ella sonrió.
Seis, cinco...
Descendió con rapidez los escalones, sin perder de vista el lugar en que la había visto. Cruzó los dedos para que no abandonara el rincón que ocupaba... ¡si tan solo esas luces fueran más estables! Estaban hechas para confundir, para jugar con los sentidos y empezaba a sentirse aturdido. Parpadeó con rapidez y se colocó el antifaz.
Cuatro, tres...
A punto de darse por vencido, observó su perfil entre la multitud. Los separaban una docena de personas que él rápidamente sorteó para alcanzarla. Tomó su brazo con suavidad y supo que era su momento.
Dos, uno...
Ella giró y clavó sus ojos enormes con sorpresa y confusión. Parecía dispuesta a decir algo, a protestar o a replicar pero no había tiempo para eso. Él no había buscado ese momento para charlar.
¡Feliz año nuevo!
Kevin Sforza bajó su rostro hacia el de ella, atrapando sus labios en un cálido y exigente beso. Hizo todo lo que pudo para que no lo olvidara, para que se le grabara en la mente y así ella también lo entendiera. Tan claramente como él.
Esto había dejado de ser un juego. Ahora la quería. Definitivamente. De una vez por todas. Y solo para él.
Sería suya. No, ya era suya. Su Bianca Ferraz.
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Imagina que te amo (Sforza #5)
RomanceTodo empezó por un beso a la persona equivocada... Si Kevin Sforza hubiera conocido las repercusiones que tendría un impulso seguido durante una fiesta, jamás lo habría hecho. ¿O sí? Después de años de aquella noche, él no está dispuesto a rendirse...