CAPÍTULO 21 PRUEBAS

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Chloë y su esposo guiaron a los demás hasta una cueva, no muy lejos de Atenas.
_Entren, fíjense donde pisan que esta lleno de rocas afiladas y cráneos de los que intentaron entrar antes, expresó Chloë.
Los demás tragaron saliva.
Recorrieron tres kilómetros cueva adentro. Hasta llegar a un pequeño lago subterráneo donde Caronte aguardaba.

_Mi princesa, que honor verla, y a usted también joven señor

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_Mi princesa, que honor verla, y a usted también joven señor.
_Gracias Caronte, necesitamos pasar, respondió Chloë.
Gastón solo inclinó la cabeza en señal de agradecimiento por sus palabras.
Los demás observaron un poco aterrados del sujeto.
_ Ha usted y su esposo puedo llevar pero los demás necesitan pagar.
_ ¡Pero la pucha che! Hasta para entrar la infierno te quieren cobrar, ¿por lo menos tienen guía turística? Expresó Guido.
Quien rápidamente recibió un codazo de Gustavo en el estomago para que se callara.
_ Claro, toma respondió Fiama y entregó tres monedas muy extrañas al barquero.
_Subid todos dijo Caronte.
_Amor ¿de donde sacaste esas monedas? Pregunto Gustavo.
_Se las robe a Artemisa mientras entrenaba jiji.
_ Haaa, menos mal sirvieron para algo.
_ Sipi.
_ ¿A donde mi señora?
_ A las puertas, respondió Chloë.

Tardaron mas o menos cuarenta minutos en llegar. La barca se acercó a la orilla.
_Hasta aquí llego yo dijo Caronte y todos bajaron.
Pero justo cuando iba a bajar Guido, Caronte le tomo un brazo.
_ Tu camino mortal es muy oscuro, tu alma se estremece de dolor, puedo verlo, tu hora se aproxima y aquí te estaré esperado.
El barquero soltó a Guido y se desvaneció en el agua del río. Mientras que el general se cagaba encima por las palabras de Caronte. Cuando miro su brazo notó que le había quedado la marca de las frías manos del barquero.
_¡La puta madre! El sucio ese me dejo la marca de su mano, se quejo el joven. E intentó limpiarse con las aguas del río pero no salían.
_ No va a salir, intervino Gustavo, ¿ No te das cuenta que es una marca?
_La marca de la muerte susurro Gastón.
_¡Pero joder! Ahora tengo que andar como un sucio
Los demás rieron de la suerte de Guido.
_ Escuchen bien todos, una vez atravesamos la puerta no se alejen de Gastón mi de mi y tampoco salgan del camino señalado, un paso más allá de este y se perderán en el inframundo para siempre. ¿han entendido?
Los demas asintieron con la cabeza.
_Bien ahí esta la puerta.
Esta era una puerta inmensa de más de siete metros de alto y cuatro de ancho, esculpida con cientos de almas sufrientes y en por encima una frase escrita en griego.

Esta era una puerta inmensa de más de siete metros de alto y cuatro de ancho, esculpida con cientos de almas sufrientes y en por encima una frase escrita en griego

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