Un grupo de amigos son reclutados por los dioses para hacer frente a un mal ancestral que recientemente escapo de su encierro, una historia fantástica con suspenso, amor, acción y un toque cómico.
_Si, conozco bien las salidas del inframundo, y si me equivocara Berni me corregiria__ respondió Gas.
_Pero ya llevamos mucho tiempo caminando y aún estoy agotado por usar el poder del arbol__ se quejo Gustavo.
_Descuiden chicos, ahí está la salida__ señaló Bernadett apuntando frente a ellos hacia un haz de luz.
Caminaron unos metros y lo atravesaron, los cuatro quedaron enceguecido por un instante por la intensidad de la luz del día. Cuando por fin recuperaron su vista lo primero que pudieron ver fue...
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Miles y miles de cadáveres en un gran campo, la batalla final por el control de China se estaba librando. _Parece que ya terminó__ dijo Berni.
Gustavo giró para ver tras él. _¡Cuidado!__ gritó. Los demás giraron a ver, Gustavo empujó a Gas para que no lo embistieran.
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_Parece que aún no acaba__ comentó Guido viendo a los coraceros pasar junto a ellos.
_Ese era Murat__ dijo Gas.
A lo lejos un oficial notó, con su catalejo, a los jóvenes en medio del campo de batalla.
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_Mis señores, es el emperador__ gritó soñando donde ellos estaban. Caulaincourt y los demás miraron de inmediato.
_Dame eso__ ordenó Cornwallis tomando el catalejo para ver mejor.
