Un grupo de amigos son reclutados por los dioses para hacer frente a un mal ancestral que recientemente escapo de su encierro, una historia fantástica con suspenso, amor, acción y un toque cómico.
La mañana empezó muy húmeda con niebla por doquier.
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Guido cabalgaba junto con su esposa rumbo ha Normandía quejándose por lo que tenía que hacer.
_Claro, los señores van de vacaciones y nosotros a una misión, encima tenemos que aguantar al altanero de Brandon.
_Mira el lado positivo mi vida, vamos a estar los dos solos sin que nadie nos moleste__ dijo Berni guiñando un ojo.
_Por eso digo que esta tarea si vale la pena__ contestó Guido riendo. Bernadett nego con la cabeza también sonriendo.
_¿Que espesa niebla no?__ dijo ella.
_Si__ respondió Guido__ muy espesa, lo que da una buena idea... ven.
_¿A donde vamos? __ preguntó Berni.
_Tras aquel árbol__ contestó Guido__ nadie nos verá. Ella sonrio pícara y lo siguió.
_¿Que hora es? __ preguntó Brandon aguardando impaciente en Normandía.
_Las nueve mi lord.
_Malditos sean, se supone a las siete deberíamos zarpar__ se quejo el ministro observando el horizonte desde la cubierta del acorazado.
_Ya vendrán mi señor__ dijo el almirante Barboza tratando de tranquilizar al hombre.
_Como si no fuera suficiente tener que relacionarme con esa demonio ahora tengo que estar esperando a que se digne en aparecer__ contestó Brandon __ un papel y un bolígrafo de inmediato, debo informar al emperador de la falta seriedad de esos dos__ ordenó el ministro.
_Se acercan dos jinetes__ avisó un marinero.
_¡Ja!, justo cuando iba a informar__ pensó Brandon. Unos segundos más tarde Guido y Bernadett abordaron la nave. El ministro Brandon los recibió serio y enfadado.
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_Lamentamos el retraso su gracia__ dijo Guido __ con esta niebla no se veía muy bien.
_Claro, la niebla__ contestó Brandon irónicamente. Luego giro y fue a su camarote. Por fin para las diez de la mañana, con cuatro horas de retrasó, zarparon.
