50._ Ya no hay sueños

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Eric...

Despierto en la cama con mis labios secos y ásperos, con un sabor a alcohol en ellos y cuando me apoyo con el codo para poder enderezarme, un dolor insoportable invade mis manos y nudillos y sólo cuando les echo una mirada me acuerdo de lo que pasó el día anterior.

Conduje hasta el supermercado y compré una botella de Pisco que me tomé desde el mismo envase hasta perder el conocimiento.

No sólo me duelen las manos, también me duele el corazón, era un dolor extraño, un dolor que sentía desde la cabeza a la punta del pie, un dolor que no puedes curar con medicamentos, dolía el corazón, el mismo que dos días antes le había entregado a Emma para que lo cuidara por mi.

Me queda claro cual era su forma de cuidar de el, menos mal no le entregue mi vida porque sino ya estaría muerto... a quien quería engañar, le había entregado mi corazón, mi cuerpo y mi vida también y por eso hoy me sentía muerto en vida y no solo por haber perdido la única posibilidad que tenia de irme, también la había perdido a ella porque yo se lo había ordenado.

Me levanto de la cama con todo mi cuerpo agarrotado y voy hasta mi auto sin darme una ducha ni cambiarme de ropa, con una pinta de mendigo que me traia recuerdos de cuatro años atras, cuando vagaba por las calles añorando encontrar a Emma en algun lugar, me acomodo en el asiento para ir hasta algún hospital que pueda hacerme un par de curaciones a mis malditas manos.

Cuando me hacen el ingreso pidiendo mis datos personales se demoran una media hora en decir mi nombre para que pueda entrar, no tenia prioridad porque mi situación no era de gravedad, debí haber dicho que me dolía el corazón ¿Se valía eso?

Me recibe un doctor bastante joven a mi parecer y me acomodo en la camilla que me indica con el mentón.

- Cuénteme señor, ¿Cuál es el problema?

Mi problema está aqui, en mi corazón que está hecho mierda en estos momentos ¿usted cree que podría recoger los pedazos y volverlos a unir? ¿o quizás cambiarlo por otro que este en mejores condiciones?

- Mis nudillos - Le respondo acercándole mis manos.

- ¡Cielos!¿Qué ha pasado? Tienes la carne abierta ¿desde cuando están así?

- De ayer.

- ¿Y por que no has venido antes? - examinando mis manos.

- Estaba borracho.

- Entiendo, quiero que te acuestes en la camilla... o te sientes, como mejor te acomode y yo vengo en un momento.

Me recuesto en la maldita camilla donde todo huele a hospital y antiséptico, aguantando el dolor de cabeza que me hace explotar el cerebro y extermina las pocas neuronas que me quedan en este momento producto del alcohol de anoche y cierro mis ojos por un momento.   Las imágenes de ayer invaden mis pensamientos así que decido abrirlos y hacer un repaso visual por toda la habitación.

Todo es de color blanco, la camilla, las sillas, las murallas e incluso las luces que llegan a ser bastante molestas a esta hora de la mañana.  odiaba el color blanco, decían que ese color representaba la pureza y por algún motivo todo pensamiento volvía hacia ella, odiaba el puto color blanco.

Al cabo de un rato, el doctor vuelve con unos utensilios que pone sobre una mesa frente a mi.

Comienza a limpiar las heridas que duelen como la mierda pero el dolor es nada a lo que siento bajo mi pecho.

Me olvido de lo que hace el doctor y así no tener que sentir lo que hace en mis manos y cuando menos lo pienso mis nudillos están envueltos con unas vendas blancas.

El Regreso De Eric #1  #PremiosOrange17Donde viven las historias. Descúbrelo ahora