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Pago la botella de agua y camino unas cuadras para volver a la Plaza Rivadavia, se esta empezando a llenar de gente gracias a dios deje a mi amigo cuidando un lugar justo al lado de los jurados.

Me meto entre toda la gente. Algunos me miran peor que otros, seguro piensan que voy a ponerme en cualquier lugar pero no, tengo el mio guardado.

Es la octava vez que vengo y ya me esta gustado bastante, el primer domingo conoci a Martha un freestyler bastante conocido y desde ese dia prácticamente no se separa de mi, se volvió unas de las personas mas importantes en mi vida.

Me quedo paralizada al ver a Matias Spallatti, mas conocido como Ecko sentado en mi lugar.

El es...Creo que me faltan palabras para describirlo. Es de estatura normal, con un culo que te dan ganas de apretarlo y con la sonrisa mas hermosa del mundo.

En estos momentos esta viendo su celular mientras tiene una sonrisa pintada en los labios.

Tiene puesta una gorra, unos shorts azules y una remera gris con algo escrito adelante.

Me acerco a mi amigo para reclamarle de que no me cuido el lugar pero no puedo dejar de mirar a Ecko.

Entonces Matias levanta la vista y me mira fijamente.

— ¿Necesitas algo? — pregunta volviendo la vista a su celular.

Mi amigo me mira y rie despacito, yo vuelvo mi vista a Ecko.

— Este... hola — tartamudeo. — Eh, Estas sentado en mi lugar.

El sonríe y vuelve a mirarme.


— ¿Si? No sabia que esto — señala el lugar donde esta sentado — Tuviera dueño... bueno mas bien dueña.

— Se supone que el tenia que cuidarlo.

Miro a mi amigo.

— El vino y se sento no pude hacer nada — dice mi amigo y yo lo miro mal.

— Yo llegue antes asi que si me das permiso quiero sentarme — le digo y doy golpecitos con mi pie al suelo ya enojada.

Me mira unos segundos y vuelve con su celular.

— ¿Me escuchaste?  — le pregunto.

— Aja.

— ¿No te pensas mover?

— No — dice símplemente y ni siquiera me mira.

— Dale amigo, quiero sentarme — digo — Movete y buscate otro lugar.

— No seas pesada te dije que no.

Lo miro mal y estoy por contestarle pero alguien toca mi hombro y me doy la vuelta, un Lautaro sonriente me da un beso en el cachete.

— ¡Hola linda! — dice y yo le sonrió.

— ¿Dónde estas sentado? — es lo primero que le digo.

— Allá, con Frijo. ¿Venis?

Estan del otro costado del jurado, gracias dios.

— Si obvio — digo y me doy vuelta mirando mal a mi amigo, el me sonríe y mueve su labios diciendo; después hablamos.

Sigo a Martha y me siento en medio de el y de Frijo.

— ¡Hola Ema! — digo dandole un beso.

— Hola enana — me despeina — ¿Como andas?

— Bien bien — le respondo — ¿Vos?

— Bien aca todo piola — dice dandole una calada a su porro.

Le Sonrió y miro a Lautaro.

— Esta noche mis papas no estan — le susurro.

Su cara se ilumina y aplaude.

— ¿Fiesta?

— algo tranquilo — advierto.

— Lo juro por el meñique — dice estirando su dedo meñique hacía mi.

Lo miro confundida.

— Ay tonta — dice rodando los ojos — asi se hace.

Toma mi mano y engancha mi meñique con el suyo.

— ¿Que? ¿No veias películas de chica? — pregunta.

— Eso lo hace mi hermanita de 5 años — le digo y el me mira mal.

— Chupala — dice y yo suelto una risita — ¿Entonces cuando esto termine me voy directo a tu casa?

— Si queres — digo enconjiendome de hombros — ¿Vos Frijo?

— ¿Yo que?

— ¿Vas?

— ¿a donde?

— ¿No estas escuchando? — le pregunto.

— Es obvio que no.

— Esta noche hacemos algo tranqui en mi casa.

— Uh re pinto — dice y me estira la mary jane — ¿Queres?

Le sonrió y lo recibo. Le doy una calada profunda y después otra mas para dárselo a Martha.

El lo recibe con la misma sonrisa que yo.

dulces besos ; ecko © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora