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— No tendriamos que haber venido.

Dam y Ecko me miran mal.

— ¿Y eso porque? — pregunta Dam.

— ¡Es la casa de Afrito! — le grito — Sos el unico tonto al que le ocurre venir a la casa del chico que lo quiere cagar a trompadas.

— Me da lo mismo — dice riendo.

— Un ratito linda — me dice Matias con una sonrisa.

— Bueno esta bien — me rindo y entramos.

La casa de bastante grande y esta llena de gente, el frio te congela los huesos y siento que esta camperita no es suficiente.

— Te dije que te abrigaras bien — me dice Matias y yo le saco la lengua.

— Callate.

Ríe y me da un beso largo.

— Te quiero — me susurra.

— Yo a vos — respondo y el me mira tiernamente.

— ¡Vamos a buscar algo para tomar! — dice Dam y arrastra a Ecko.

Me quedo ahí parada y de tanta gente que hay adentro me siento asfixiada así que salgo para fuera y me siento al lado de la piscina.

No hay mucha gente afuera solo un par de personas, después de unos minutos veo un grupo de chicos acercándose y entre ellos noto Afrito.

— Holaaaa — me sonríe — no sabia que venías.

Me pongo de pié ignorandolo.

— ey ey ey — me agarra del brazo.

— soltame.

— ¿Vamos a empezar de nuevo? — dice riendo — Vamos para arriba y nos divertimos un rato.

— ¿NO ENTENDES LO QUE ES SOLTAME? — le grito y el me da un sonrisa.

— como quieras — me suelta pero tirandome para un costado, la piscina.

si hace rato sentia frio, ahora estoy congelada. El agua me envuelve y siento que me voy a morir de lo fria que esta.

Floto inmediatamente hacia arriba y veo a Dam y a Ecko correr hacia mi.

Dam se tira a sacarme y cuando pongo un pie en el suelo veo a Ecko encima de Afrito dandole un golpe, otro, otro y otro mas.

Se levanta dejando a Afrito tirado y se acerca a mi, me da su campera y me alsa como bebe.

— ¿Estas bien? — dice dejandome enfrente de su auto.

— Si estoy bien — le digo sonriendo.

— Cuando me lo cruze de vuelta...

— No no y no — le digo — creo que casi lo matas.

— Se metio con vos ¿que querias? — dice y me da un beso — ¿vamos a tu casa?

Asiento y Dam me mira.

— Todo es mi culpa...

— No — lo corto — nada es tu culpa ¡Deja de culparte ya!

— Perdóname — se acerca y todo mojado me abraza.

— Vamos a casa a cambiarnos — el me mira sonriendo y entramos al auto.

(***)

Ecko cierra la puerta y se tira encima mio.

— ¡Ay gordo! — le digo riendo.

— Dame un beso.

— Nop.

— Dale.

— Te quiero.

El me mira fijamente unos segundos.

— No se como podes quererme despues de lo los malos momentos que te hice pasar — me susurra y se agarra la cabeza — no tendrias que estar conmigo, me duele verte y acordarme de lo que te hice.

— Eso ya paso — digo acaraciandole el cachete — lo que a mi me importa es que estoy con vos.

El me da un beso y yo se lo sigo obviamente.

Necesito mas de el, los besos se acompañan de caricias y unos minutos después la ropa desparece, nos separamos unos segundos para que el se coloque preservativo.

Cierro los ojos cuando su boca se va a mi cuello y los abro cuando me penetra lentamente.

— ¡AHHH DIOS! — gimo y el sigue sus besos y sus embestidas cada vez son mas profundas.

— ¿Te gusta ah? — me dice con su voz ronca.

Me embiste un poco mas y el orgasmo me invade completamente.

Unos segundos despues el se viene y une su frente con la mia.

— Te amo mariposa.

dulces besos ; ecko © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora