Capítulo 4: La verdad

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El chico rubio levantó la cabeza.

-¿Qu-quien diablos eres tú?

Tenía el rostro magullado por el repentino ataque del recién llegado.

-Vaya, me parece interesante que no me conozcas, debes de ser un recién llegado. Sin embargo, aquí quien hace las preguntas soy yo. Dime quién eres y para quién trabajas, y no me hagas repetirlo dos veces.

-¿Eres idiota? ¡Morirás antes de sonsacarme algo!

Los “Dying Walkers” se dispusieron a atacar a su objetivo. En ese momento, Reima hundió la espada en el suelo.

-¡Arded!

Un gran muro de fuego lo rodeó e incineró a los agresores, provocando que desapareciesen.

-Si eso es todo lo que puedes mostrarme me temo que lo llevas muy mal.

El chico rubio hizo una mueca de desagrado.

-Dime ahora mismo para quién trabajas. De lo contrario, acabarás como ellos.

-Chst...jamás revelaré el nombre de mi señor.

Levantándose, enarboló la lanza y la situó apuntando hacia su oponente.

-¡Ah!

Lanzando un grito a la vez que atacaba, intento clavar la hoja de su arma en el cuerpo de Reima pero este desvió el ataque sin mucho esfuerzo, haciéndole la zancadilla y quitándole el arma.

-Eres un completo principiante.

-¡No me subestimes!

De repente el arma comenzó a quemar la piel del espadachín, quien no tuvo más remedio que soltarla por acto reflejo. Tras volver a empuñarla, el chico rubio se alejó varios metros de su adversario, el cual abría y cerraba la mano mirándola con incomodidad.

-Por ahora me iré pero no pienses que será la última vez que nos veamos. Este lugar está más lleno de demonios de lo que me esperaba. Mi señor quedará contento con este descubrimiento.

-¡Espera!

Cuando Reima intentó ir hacia él, el joven se quitó su atuendo, tapando la vista del enemigo. Aunque la vestimenta fue devorada por las llamas provocadas por el espadachín, su contrincante se había esfumado.

-Mierda...al final se ha salido con la suya...

El chico giró la vista hacia Eri, quien lo observaba con una expresión mezcla de sorpresa y confusión. Por no hablar de los alumnos que había ido a refugiarse tras recibir su libertad.

-¡Eri! –Luka y Shiina corrieron junto a su amiga y la abrazaron- ¡Menos mal que estás bien!

-¿Luka? ¿Shiina?

-Lo estábamos viendo todo desde el salón de actos –una de las chicas señaló las ventanas de la sala, por la que tanto ellas como el resto de alumnos habían visto lo ocurrido.

Reima se rascó la cabeza.

-Parece que vamos a tener que apañar esto. Menudo problema...

Tiempo después, los alumnos del instituto se encontraban todos reunidos en el salón de actos. Muchos cuchicheaban y hablaban entre ellos. Al fin y al cabo era normal teniendo en cuenta que lo que acababa de pasar no era algo que se viese todos los días.

-¡A ver! ¡Silencio, por favor!

Situado encima de la tarima al fondo de aquella sala y de manera que todos pudiesen verlo, Reima se dispuso a hablar a todos los que estaban allí.

Defenderé a los demoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora