Capítulo 3: Cacería

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-¿Hioni-sensei?

-¿Huh?

Eri observó el rostro confuso del chico. Acto seguido él pareció darse cuenta de a lo que se refería.

-¡Ah! No, creo que me estás confundiendo con otro.

-¿Qué? Pero acabas de decir...

-Sé a quien te refieres, y conozco a ese tipo, pero, aunque nos llamamos igual, no somos la misma persona, créeme... –contestó él mientras se rascaba la cabeza. No parecía saber bien qué palabras usar.

-Ya...ya veo...

Eran casi idénticos, se llamaban de la misma manera y sin embargo no eran la misma persona. ¿Qué significaba todo eso?

-En fin, será mejor que te lleve a casa. No creo que sea muy seguro el que regreses sola.

Dicho esto la cogió con ambos brazos y la cargó como si fuesen recién casados. Ella se sonrojó ligeramente.

-Vamos.

Saltando sobre los tejados no tardaron en llegar al hogar de Eri.

-Ya estamos aquí – indicó Reima ayudando a la joven a incorporarse.

-G-gracias...

-No hay de qué. Ahora tengo que marcharme...

-¡Espera!

-¿Mm?

-No...no entiendo nada...quiero decir... ¿Qué ocurre? ¿Van a volver a por mí?

-Aah, es normal que tengas preguntas...no todos los días te atacan tíos como esos y encima viene alguien a salvarte el trasero pero verás, la verdad es que a mí no se me dan muy bien estas cosas...

-P-pero...

-Mira...si quieres saber algo mejor pregúntaselo al tal Hioni-sensei.

-¿Eh?

-Seguro que él puede ayudarte. Ahora mismo yo tengo un poco de prisa. ¡Ya nos veremos! ¡Venga, a mandar!

-...

Antes de que pudiera darse cuenta, Reima había desaparecido.

Reima sacó el móvil de su bolsillo y marcó un número. Se trataba de una llamada internacional.

-¿Sí?

-Soy yo, ponme con Ettore.

-¡¿Qué?! ¡P-pero, ahora mismo está ocupado y...!

-Me importa un pimiento. O se pone o voy yo mismo allí y la armo.

-U-un momento...

Se escuchó el movimiento apresurado de un par de piernas. Tras una pequeña espera la voz grave de un hombre de unos treinta años hizo su aparición al otro lado del aparato.

-Reima...

-Ettore, iré al grano. Hay varios de tus secuaces atacando a una chica aquí en Japón, ¿me puedes dar una explicación sobre esto?

-Vamos, vamos, pareces un poco alterado.

-¡Contéstame!

-Tranquilo, tranquilo...mira, no sé de lo que me estás hablando. No tengo interés en atacar a demonios descarriados.

-Ni se te ocurra mentirme...

-Digo la verdad, no tengo nada que ver con esto, te lo aseguro.

-Entonces, ¿cómo explicas la situación? Me informaron de que aquí estaban empezando a haber problemas con los demonios de esta zona. Pensé que serían radicales humanos que querían capturarlos para el mercado negro, pero cual fue mi sorpresa al encontrarme a miembros de la Inquisición.

Defenderé a los demoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora