Capítulo 36: Los más fuertes

1 1 0
                                    

Matthew se levantó tras recibir el golpe de Luci, sin embargo, no pasó ni un segundo hasta que otro lo elevase en el aire, seguido de una serie de puñetazos que lo lanzaron fuera de la casa por el mismo lugar por el que había hecho su entrada.

Acto seguido, el pecado del orgullo se arrojó contra él, enarbolando su espada, y siendo interrumpido a mitad de camino por una fuerza que le hizo chocarse contra el suelo.

-Tan pesado como siempre. Siempre corriendo de un lado para otro. Por eso aborrezco a alguien sin habilidades como tú. Sí, por eso te aborrezco –explicó Matthew saliendo de entre la polvareda que se había formado tras su caída.

-Ni que tú hicieses algo más aparte de usar ese poder tuyo para controlar la gravedad.

-Hay muchas maneras de usar este poder, ¿lo sabías? Lo sabes. Sí, estoy seguro de que lo sabes.

-¡Lo que tu digas! –exclamó Luci, quien, haciendo acopio de su fuerza de voluntad, agarró el tobillo de Matthew y lo lanzó hacia un lado, deshaciendo así el aumento de gravedad sobre sí mismo. Posteriormente, persiguió a su adversario, no obstante, éste consiguió recuperar el equilibrio y alteró la gravedad frente a él, logrando que el pecado fuese elevado en el aire el tiempo necesario como para propinarle un puñetazo en el estómago que lo mandó varios metros hacia atrás, finalizando el movimiento con otro ataque gravitatorio que provocó que su enemigo rebotase contra el suelo hasta detenerse sobre el mismo.

Pese al daño recibido, aquello no asustó a Luci, quien se puso en pie y aceleró de nuevo hasta situarse al lado derecho del apóstol, que, sin tener tiempo para reaccionar, recibió un talonazo en la barbilla seguido de una patada en el pecho, que casi lo dejó sin respiración, obligándole a aplicar gravedad a su alrededor para hacerle retroceder.

Mientras tanto, Mammon arreglaba los destrozos causados en su habitación a la vez que creaba una pequeña pantalla para comunicarse con todos.

-¡Chicos! ¡Un apóstol ha conseguido en casa de Eri! ¡Ahora mismo, Luci se está haciendo cargo de él pero, ya que se trata de alguien muy poderoso, será mejor que os mantengáis alerta! -Nanako sintió un escalofrío de repente, agarrándose los hombros. Kazuma tampoco parecía encontrarse bien. Tenía una expresión muy seria y daba pequeños golpes al suelo con la punta de uno de sus pies, mostrándose inquieto-. ¡Levi y los demás, ya he conseguido cerrar la conexión!

-¡Bien hecho, Mammon! –exclamó el pecado de la envidia, quien se encontraba manteniendo a raya a los apóstoles y sus creaciones.

-¡Espera! –gritó de repente la niña- ¡Maldita sea! ¡Está abriéndose una segunda en otra zona! ¡Alguien tendrá que ocuparse de defenderla hasta que la cierre!

-¡Ahren! ¡Serah! ¡Asari! ¡Id vosotros! –ordenó Reima- ¡Yo ayudaré a Luci!

-¡No sé si es buena idea! ¡Ese apóstol te estaba buscando, Reima! –comentó el pecado de la envidia.

-¡Déjale, Mammon! –interrumpió Levi- Necesita enfrentarse a él.

-¿Estás segura, Levi?

-Sí.

-De acuerdo. Ya has oído, Reima, tienes vía libre.

El chico se extrañó un poco. ¿Ese apóstol le estaba buscando? ¿Significa que era alguien que conocía? ¿De qué? Muchas preguntas cruzaron su mente, aumentando su curiosidad. Pese a ello, por el momento decidió sacarse aquellos pensamientos de la cabeza y centrarse en el trabajo que tenía presente.

-¡Derain! ¡Tú te quedarás aquí protegiendo a los más jóvenes!

-De acuerdo...

Por otro lado, Luci continuaba midiendo fuerzas con Matthew, sin llegar a una conclusión. Los dos estaban llenos de magulladuras pero ninguno aparentaba tener problemas para continuar con el combate.

Defenderé a los demoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora