Capítulo 13: Ser un demonio

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-¿Qué estabas haciendo aquí, zorrito? –preguntó Eri mientras le acariciaba la barbilla al demonio, el cual todavía estaba siendo agarrado por Akira.

-¡Que no me llames así! ¡Soy Agramón! ¡Agramón! ¡Voy a hacer que os arrepintáis de esto!

-Ya, ya. Lo que tú digas, pero si contestas a su pregunta mejor –dijo Akira.

Los dos amigos se encontraban sentados sobre sendas mesas de las que había dispuesto Agramón por toda la habitación.

-Por cierto, Akira-kun. ¿Qué fue lo que te pasó? Quiero decir, cuando nos separamos.

-Una trampa.

-¿Huh?

-Estaba intentando abrir la puerta cuando escuché un pequeño susurro detrás de mí. Al darme la vuelta y caminar un poco en su dirección de repente caí por un agujero en el suelo preparado por este pequeño.

-Qué idiota, mira que caer en una trampa tan simple....ju...ju...ju –dijo el zorro riéndose por lo bajo.

-Quizás prefieras que queme alguna de tus colas como regalo por la broma –amenazó el chico claramente molesto.

-N-n-no hace falta, de verdad.

-Como sea. Justo en la habitación en la que caí había material como cuerdas, papel con estampados de suelos, tablas de madera podridas, arañas de juguete además de otros insectos, etc. No me fue difícil llegar a la conclusión de que todo eran trucos para asustarnos.

-¡N-no son todo trucos! ¡Soy capaz de transformarme en las cosas que más teméis!

-Lo que elevaba las mesas eran hilos...

-¡Dejad de ignorarme! –exclamó el pequeño demonio.

-Eso no está bien, Agra-chan. No deberías de asustar a la gente de esa manera –dijo Eri mientras volvía a acariciarle la barbilla.

-¡¿Quién te ha dado permiso para llamarme de esa forma?! ¡Es peor que lo de zorrito! ¡Y-y no me acaricies más! ¡No me gusta que lo ha...gan...! –mientras gritaba esto fue cerrando los ojos poniendo una expresión de placer.

-Eres muy fácil de leer –comentó Akira.

-¡Cierra el pico, simplón!

-Creo no haber escuchado bien lo que me acabas de llamar –dijo el medio demonio haciendo aparecer de nuevo una bola de fuego en la palma de su mano.

-Simplón... –Eri rió levemente.

-¡Pero no le rías la gracia!

Avergonzado, el chico resopló.

-Como sea, me gustaría que me respondieses a la pregunta que te he hecho antes, por favor.

El zorro miró fijamente al rostro de la chica.

-D-de acuerdo...yo...estaba huyendo...

-¿Huyendo? ¿De quién?

-No lo sé. Un día comenzaron a atacarme unos tipos extraños con pelo blanco y halos en las muñecas. Allá donde fuese siempre me seguían, hasta que conseguí encontrar refugio en este lugar.

-“Dying Walkers”...

Eri y Akira se miraron.

-Para mantener alejados a los humanos empecé a aterrorizarlos cada vez que venían aquí con cosas que iba encontrando en este edificio o en lugares cercanos. Así conseguía comida también.

-Pero, ¿no crees que así podrías llamar la atención de ellos?

-Sé que al cabo de un tiempo probablemente terminarían encontrándome pero no podía hacer otra cosa.

Defenderé a los demoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora