Sobres.

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Samuel y William entraron al piso de Daddy. Él no se pondría molesto, jamás lo haría con Samuel.

-Daddy, estamos en tu piso...

Diría Samuel en tono cursi al hacer el video llamado.

William no se familiarizaba con llamarlo así, y es que don la*D es igual de incomodo aunque es más factible.

-No pasa nada chicos, mañana llegaré.

Eso a William le incomodo pero de cierta forma comprendía que Samuel dependía de él.

Que porque era que lo decía, es que lo que vería a continuación sería ese detalle que lo marcaría.

-Y esos sobres?

Mencionó el pelinegro al darse cuenta que Samuel los tenía en su maleta, una que la suele tener en todo momento.

-Es dinero.

-No tienes miedo que te los roben?

-Hum no, es raro que no me preguntes de donde provienen.

-Es que es claro que es por él; no trabajas ni estudias. Pero no te juzgo.

-Gracias.

-Y si mejor los tienes en una caja en el banco?

-No.

-Por?

-No sé, supongo que no confío.

-Ya veo.

-Aparte si esto un día acaba pues pienso que Daddy me lo quitará todo.

-Entonces eres consiente que acabará.

-Soy consiente hasta que has cometido una locura solo por mí y que te abstienes de hacer preguntas de él solo porque temes que te deje de besar.

William se vio entonces tan vulnerable a las verdades que Samuel ha acertado.

Pero fue ese el resultado que de cierta forma animó a que este se callase.

-Vamos William, pregunta que aunque me ponga molesto te responderé. Lo que sea, solo hazlo.

-Si te pidiera que lo dejes por mi lo harías, una relación normal solo conmigo.

-No, es complicado y no lo digo solo por lo que he firmado. No veo otro camino.

-Uno conmigo.

-Es muy lindo lo que vivo contigo y no mal interpretes mis palabras ya que no es que te pida que me des lo que Daddy me da. Solo que no veo vivirlo.

William supo que esto ya era algo que él no podría romper.

-Lo que sea que te pase; sea lo que sea, solo ven conmigo. Te quiero demasiado como saber que la pasas mal.

-Vale.

Ello fue una promesa; una que traspasó el poder de aquel contrato.

Ambos chicos se quedaron en la sala viendo una película.

Bueno, más bien la película la harían ellos. La trama era inversa a lo que ellos quemaban en aquel sofá.

El día que Daddy vendría llegó.

William, estaba en la universidad junto a Frank.

El profesor no llegaba, la llamada de Samuel se haría presente y William vería esa foto que lo volvía loco. Una en la que un selfie marcaba un beso al estar tumbado en el césped del campus.

Frank no puedo evitar hacer ese gesto de asombro, ya no era desagrado ya que sabía que quien le caía mal era quien hace feliz a su mejor amigo.

-Hola?

Contestó William al desviar su atención a sus compañeros.

-En casa, quieres venir cuando acabes las clases?

Se notaba la felicidad y de fondo la risa de Daddy.

Sin embargo William pese a querer ver a su castaño se detenía al no querer ver a Daddy.

-Podemos vernos en la noche.

-Hum, entonces nos vemos cuando me llames. Pero no te olvides que quiero tenerte...

Vale; eso era demasiada información, una que William evitar no pudo.

-Estas bien Willy? Te has puesto rojo.

Mencionó Frank sin dejar de percatarse de sus gestos.

-S...Sí...

Diría agitado el pelinegro.

Llegó la noche.

William estaba ya listo para que Daddy lo recogiese.

Daddy y el castaño compartían esa manera de vestirse; casual al punto de ser formal.

Ninguno parecía ser más que amantes pues por más que pudiesen ser casi padre e hijo no se parecían en nada.

William con su sudadera roja, sus jeans y sus converse naranja subió.

Paso poco hasta que llegaron a un lugar especial, uno en el que ya conocían a Daddy.

Se les dio una mesa a los tres y estos empezarían a hablar salvo por Daddy que se ausentarían unos minutos por una llamada imprevista.

William entonces aprovecharía, diría lo que piensa para que este pueda estar tranquilo.

-Aun puedo hacerte una sugerencia?

Preguntaría el pelinegro al notar que Daddy estaba del otro lado de las mesas.

-Si.

-Podrías guardar el dinero en una caja fuerte, te prometo que no le diré a nadie que...

Pero no sería necesario que el pelinegro siguiera hablando.

Samuel lo besó de sorpresa.

-Anda, sé que ibas a decir algo así. Mañana te iré a buscar a la universidad y haré lo que me pidas.

Daddy se aproximaba.

Es que William ya estaba preocupado por lo que podría suceder en la vida de quien ha decidido compartirla con la de él.

Sugar Daddy.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora