Hermione Granger despertó de un humor bonito, se sentía mejor que nunca, sospechaba que quizás no estaba embarazada pues los síntomas aún no le llegaban, se estiró en toda la cama y se quedó contemplando el techo, pensando en cómo sería su hijo, pensando en nombres y qué le diría cuando preguntará por su padre.
El primer punto, imaginaba a su bebé rubio como todo un Malfoy, con unos enormes ojos como los de ella, empezaría a pedir a Dios y a Merlín que su bebé tuviera ojos como los suyos porque teniendo los ojos y la cabellera de Draco, sería imposible borrarlo de su mente. De tez blanca quizás como la de ella y con un tono rojizo en sus cachetitos, le daba cierta ternura y no podía esperar a conocerlo. Aunque no lo había visto, ya lo estaba empezando a amar.
Referente al punto dos, los nombres, ella nunca estuvo de acuerdo con los nombres que se les había designado a los hijos de Draco con Astoria, sabía que era una tradición en familia ponerle a sus hijos nombres de constelaciones, Hermione había ido a comprar un libro de Astronomía ubicando en si la parte de las constelaciones y ninguna le gustó, quería un nombre fresco, un nombre muggle porque su hijo tendría que llevar educación muggle antes de entrar a ¿Hogwarts? Probablemente no, pero aún había tiempo. Había comenzado una lista esa mañana, una lista con dos columnas.Nombres
Niñas - Niños* Susie. - * Alex.
* Anika. - * Sebastián.Empezó a contemplar los nombres, no quería uno difícil, quería uno tranquilo porque aseguraba que su hijo tendría su temperamento "tranquilo".
Era tan difícil escoger un nombre que llegó al grado de pensar en tener 4 hijos, acomodó los nombres respecto a su gusto y al parecer su primer hijo varón sería nombrado Alex, si Alejandro nombre que juntó con el apellido Malfoy, Alejandro Malfoy, sonaba bastante bien. Pero sacudió su cabeza y pensó en Alejandro Granger, de nuevo sacudió la cabeza no quería que nadie la descubriera, no quería que nadie supiera nada, así que tendría que buscarse un nombre para ella también. Siguió con los nombres para su próximo retoño, Anika era el ideal, volvió a juntar su apellido con el nombre y el de Malfoy, los dos quedaba, sin duda alguna ya tenía el nombre para su hijo. Un momento, si ella no quería que nadie supiese de ella tendría que ocultarse así que empezó a pensar en un nombre y un apellido que sonara lo más muggle posible, un nombre que no diera pista de que era ella. Sonrío para si misma, sin querer había pensado ya en su nueva identidad.
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Para cuando Draco despertó, ya era medio día, sentía que la cabeza le daba vueltas, sentía que volvería a desfallecer, se sentía débil, sin ánimos, con una nostalgia que sabrá Dios el motivo, estaba solo en su habitación pero su soledad no estuvo mucho tiempo con él.
– Draco.- Astoria abrió un poco la puerta y tocó muy leve. – Veo que ya despertaste. ¿puedo pasar?.-
– Adelante.- Se enderezó y pego su espalda al respaldo de la cabecera de la cama, mirando a Astoria con duda. – ¿Qué me pasó?.-
– Te desmayaste, antes de hacerlo estabas muy mal. Vomitabas y asegurabas que traías náuseas, probablemente algo te cayó pésimo en el estómago. Vino el médico a revisarte y nos aseguró que estabas bien.-
– Quizás la lechuga no estaba en buenas condiciones.-
– Estaba fresca, era imposible.-
– Quizás el condimento.-
– No le pusiste condimentos, te producían ascos.-
– Carajo Astoria, estoy diciendo probabilidades no estoy asegurando nada.- Draco se enfureció con aquella bella mujer, no sabía ni el por qué, bueno, quizás sí, la mujer le sacó de sus casillas cosa que era sumamente extraño porque él nunca se enojaba con Astoria y afirmaba que ella era un ángel caído del cielo. Pero ese día Draco la paciencia se le había agotada.– Hazme el maldito favor y lárgate de mi habitación.-
– Pero Draco...
– Que te vayas ¿o es que no entiendes?. No quiero verte, no quiero ver a nadie, anda. Vete.-Había algo en Draco, algo que ni siquiera él sabía que tenía, un tipo de magia extraño, que cuando enfureció con Astoria su irá hizo que la sacará contra el viento. La puerta se cerró en sus narices y lloró ante la humillación que había vivido en ese momento. Para su buena suerte, Narcissa iba llegando para saber de una buena vez a que se debía el escándalo.
– Astoria, ¿qué sucede?.- Ella volteó y la vio sobándose la punta de la nariz.
– Draco, no se qué tipo de magia uso y me sacó de la habitación cerrándome la puerta en mi cara.- la mujer consoló a la joven y llamó a su elfina para que le diera algún tranquilizante, ahora sería ella quien entraría al cuarto de Draco para saber con exactitud que tenía. Tocó una vez y no escuchó nada, tocó una segunda vez y alcanzó a escuchar el gruñido de su hijo, sonrió y pasó.– ¿Draco?.- Cuando la mujer entro vio a su hijo en la cama hecho capullo, cubierto hasta arriba con las sábanas, parecía un niño de 5 años que se ocultaba del monstruo. Narcissa sonrió.
– Mande.- se escuchó su voz debajo de la cobija. Su madre se acercó a él y le destapó la cabeza.
– ¿Qué sucede? ¿Por qué trataste tan mal a Astoria?.-
– No lo sé, simplemente me hizo enojar, no se que me pasó.-
– ¿Seguro? Astoria me habló de una extraña magia que salió de ti.- Draco abrió los ojos, se paró en su cama y luchó para quitarse la cobija de la cara, una vez que pudo, Draco estaba rojo como un tomate y con el cabello revuelto.
– Eso si que no sé cómo pasó.-
– Sí debes de saber, debe de haber un motivo fuerte.-
– Mamá, simplemente fue mi irá, esa mujer me irritó.- señalaba a la puerta como si ella estuviera escuchando tras de ella.
– Cálmate Draco, hablemos.-
– ¿Cómo? Si me estás tachando que maltraté a una mujer, te estoy diciendo, ella me hizo enojar.-
– Draco ¿qué le sucede a tu comportamiento?.-
– Soy bipolar.
– Mentiras, lo llevas diciendo desde que leíste aquella nota en el periódico de Granger.-
– Baaaah, no me hables de esa mujer.-Draco se dejó caer en la cama y se puso a un lado de su madre quien no tuvo más otra opción que acariciarle la mejilla. Narcissa le dio un beso en la mejilla y este le sonrió.
– ¿Mejor?.-
– Si.
– ¿Traemos a Astoria para que te disculpes?.
– No la quiero ver, no hasta que yo quiera.
– Draco...
– Tengo que ir a la oficina.-Tan rápido terminó su frase y se incorporó para arreglarse, Narcissa sólo bufó sin remedio, su hijo estaba demasiado raro. Golpeó sus muslos con sus manos y se levantó dejando a su hijo sólo para que se arreglará.
—
La tarde se iba acercando a la ventana de Hermione, las horas transcurrían rápido, estaba ansiosa, ansiosa porque por fin le dirían qué tal iba su embarazo, se había estado cuidando mucho las últimas 9 semanas. Salió de su casa con unos jeans y un suéter ligero, tomó un taxi y pidió que la llevarán a un estudio de Rayos X y Ultrasonido.
El taxista muy amablemente le abrió la puerta del auto y a su vez la del estudio, agradeció y entró. Un golpe en la cara fue lo que recibió cuando en la sala de espera vio a nada más ni nada menos a un chico parecido a Neville, había olvidado por completo invitarlo. Con razón se sentía taaaaan ligera.Se acercó a la recepción.
– ¿Nombre?.- preguntó la rubia mujer de cabellos rizados tipo resortes.
– ¿Mi nombre?.-
– Sí señora, su nombre.-
– Ah si, Hermione Granger, disculpe.-
– Mmm, en un momento la pasan señora Granger.-
– Gracias.-"¿Por qué dijiste Hermione Granger, tonta?".
Tomó asiento y esperó su turno como el resto de las demás mujeres quienes se la comían con la mirada, solo se limitó a sonreírles por incomodidad. Conforme el tiempo transcurría las mujeres pasaban, Hermione estaba a un pelo de quedarse dormida en ese suave sillón cuando una voz varonil le llamó por su apellido.
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El secreto de Hermione Granger
Fiksi PenggemarDespués de acabar la Guerra Mágica, Hermione Granger se separa de sus inseparables amigos, dejando atrás el Mundo Mágico, amigos e inclusive familia, alejándose de ellos para ocultar un secreto, un secreto que solo un Slytherin conocía.