Siendo claros, siendo honestos

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Al tercer día de haber nacido Alex, Hermione por fin había sido dada de alta durante la mañana, su padre muy temprano había llegado por ella, por su mujer y por Alex, hasta el momento no había visto ninguna cabellera rubia por los pasillos.

Alex traía un trajesito azul cielo con detalles blancos, el traje cubría sus pies, por más que Jane y Hermione trataron de ponerle un gorrito al niño esté parecía llorar cada vez que su madre o abuela lo intentaban, así que no gorrito para Alex. Al salir, Jane le había puesto encima una frazada suave color blanca, ese día Hermione se había puesto un vestido color rosa palo holgado que le llevaba arriba de las rodillas, una ballerinas bajitas color nude y se hizo una coleta alta. Neville y Hannah no habían compartido la mañana con ellos.

George puso a Alex en la silla del auto y le aseguró para evitar algún accidente, Hermione se sentó en la parte trasera del auto junto a Alex y sus padres al frente. Durante el camino hubo silencio, Hermione acariciaba a Alex mientras el pequeño dormía muy placenteramente, al fin en su dulce hogar, Hermione había decidió quedarse por lo menos los primeros dos o tres meses de vida de Alex para que su madre le ayudase con El Niño, cosa que no hubo inconveniente, pasando los meses de mudarían a otra parte, para ocultarse de Draco, quizás.

Con ayuda de sus padres, subieron a la habitación de Hermione, pusieron a Alex en medio de la cama de ella y los adultos a su alrededor adorándolo.

– Parece irreal ¿no crees?.- rompió el silencio su padre acariciando la pequeña mano del bebe. Hermione doblo su brazo y apoyo su cabeza en el.
– ¿Por qué irreal George?.- Jane estaba boca abajo, con la barbilla apoyada en las manos.
– No me esperaba que alguien llegará a nuestras vidas tan rápido.-
– Pero así lo quieres.- habló Hermione.
– ¿Quererlo? Estás loca, lo adoro.- dicho esto se acercó y le dio un beso tronado en la frente, el pequeño se movió sin embargo no abrió los ojos.
– Hija ¿hablarás con Draco?.- su madre fue quien lo mencionó ganándose las miradas molestas de los dos Granger. Ella solo se encogió de brazos y espero respuesta alguna.
– Debo de hacerlo ¿no?.-
– Tendrá que tomar su apellido.- exclamó su padre. – Es su hijo.- y ella bufó, si tan solo sus padres supieran que al comienzo Draco no la apoyó y dudaba de la paternidad no le estarían diciendo estas cosas.
– En todo caso hablaré con él, pero no ahora, pasando dos meses de Alex, lo prometo.-
– ¿Qué planes tienes?.- la miraron de reojo, como si tuvieran un extraño presentimiento. Les regalo una sonrisa.
– Por el momento ninguno, es solo que, quiero estar tranquila.-
– Muy bien, habremos de respetar tu decisión hija.- su padre se acercó y le dio un beso en la frente. Definitivamente, tenía que hablar con Draco.

• • •

Draco no había llegado a la Mansión la noche en que Alex nació, aunque Astoria no estaba muy modernizada con la tecnología, no dudó en enviarle más de 20 mensajes preguntando por su paradero, más de 20 llamadas perdidas sin tener respuestas, su corazón estaba preocupada por él. Se acercó al tocador, se miró al espejo y se dio cuenta de esas horribles ojeras que traía por no pegar los ojos, su cara se veía acartonada, su cabello muy indomable, sus nervios estaban a flor de piel, nunca fumaba pero esa vez le entro una desesperación horrible así que se acercó al closet de Draco para buscar algún cigarro suelto entre los cajones. No encontré cigarros pero si una dirección de Australia y abajo había una H, pensó que probablemente era de un bar así que agarró el papel y lo rompió. A los minutos que hiciera eso, Draco entró a la recámara de ambos.

– ¿Qué haces?.- le preguntó de forma sorpresiva Draco al verla buscar entre el closet.
– Oh, Draco.- se apartó y enredo sus largos y blancos brazos a su cuello, por fin tenía calma, Draco solo rotó los ojos y trato de tocarla por la espalda pero no podía, era como si tocarla lo estuviera quemando. – ¿Estás bien?.- susurró en su cuello.
– Sí.- se apartó de ella y ella lo miró confundida.
– ¿Cuales fueron las buenas nuevas?.- cambiando prácticamente su expresión de confusión a curiosidad.
– Unas nuevas telas que crearon.- simplemente dijo eso, camino por un lado hacia el closet. – ¿Qué hacías aquí?.- señaló el desorden de la ropa fuera de sus cajones.
– Buscaba un cigarrillo, la angustia de no saber nada me estaba carcomiendo.-
– Pues estoy aquí, deja de estarlo.- le hablo dudo, Astoria bajo la mirada y el de nuevo pasó a su lado con ropa limpia para tomar un baño e ir con Hermione, tenía que hablar sobre su hijo, el apoyo y qué pasaría, ignoró por completo a Astoria.

El secreto de Hermione GrangerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora