Bienvenida a los 7

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Después de que Draco apaciguará su molestia con Hermione, citó con urgencia a Blaise y Theo, quienes llegaron a la brevedad a la oficina por medio de la red Flu.

– Draco.- saludo Blaise dandole un abrazo el cual correspondió, Theo solo lo saludo alzando la cabeza.

– ¿Qué sucede? ¿Cuál es la urgencia?.- preguntó Theo acomodándose en un sillón.
– Astoria.-
– ¿Qué tiene ella?.- fue turno de Blaise.
– Sabe que Hermione está embarazada.-
– Si serás un imbécil Draco.- bufó Theo volteando la cara, Blaise tomó un poco de wisky, y se sentó cruzando la pierna como cualquier hombre la pondría y meciendo el tobillo ante la desesperación que le causaba el rubio.

– No le dije Theo.-
– ¿Y cómo supo?.- cuestionó Blaise
– Hizo Oclumancia conmigo la vez que me sentía pésimo.-
– ¿Y cómo dio con Hermione?.-
– No sé Blaise, creí que ustedes le dijeron.-
– Por supuesto que no.-
– Creo que Astoria nos siguió Blaise.- miró a su amigo.
– O quizás uno de ustedes dos se puso de acuerdo con ella.- señaló Draco a ambos.
– Claro que no.- exclamaron al mismo tiempo.
– Tengo una relación con Luna, Astoria está muy hueca.- hizo cara de asco Theo.
– Quizás no salga con nadie... ok eso no va conmigo ni siquiera Astoria.-
– ¿Entonces cómo carajo supo?.- se cruzó de brazos.
– ¿Longbottom, quizás?.- sugirió Theo.
– Creo que si.-
– Igual creo que si, fue demasiado fácil sacarle información de Hermione días pasados, quizás se le salió.- se rascó la barbilla Theo.
– ¿Y a todo esto, cómo supiste dónde estaba Hermione?.- lo miró de reojo Blaise y Draco solo sonrío.

El motivo por el cual sonrió era porque había lanzado a su bella mujer un obliviate, eliminando de su memoria sólo a Hermione Granger, no había tocado sus recuerdos personales, los recuerdos de ambos, creyó que sería bueno eliminar los recuerdos de sus fallecidos hijos, pero descartó tal idea pues de haberlo hecho estaría faltando el respeto a la memoria de ese par de angelitos, así que ese recuerdo no lo toco, simplemente trato de apaciguar un poco el dolor y el coraje que se tenía así misma Astoria, porque ella no era mala, simplemente era una persona buena a la que le ocurrían cosas terribles, recordando una cita que Potter le había dicho a Pansy cuando empezaron su relación.
¿Cómo Draco supo de la localización de ella? ¿Creían que hubiera sido capaz de desamparar a la mujer que decía que le daría un hijo? No, Draco aún sentía más que una atracción por ella, cada vez que la recordaba, lloraba como un bebe pidiendo a su madre y es que en el poco tiempo que convivió con ella, era una mujer protectora, lo cuidaba de las pesadillas, de sus enfermedades y lo mimaba, lo que él se merecía y lo que Astoria había dejado de hacer años atrás. No quiso hablar más con sus colegas, simplemente cambio el tema.

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Neville estaba en clase, totalmente ido, tenía su cabeza descansando en su escritorio mientras los alumnos platicaban por aquí y por allá, algunos hacían hechizos que habían aprendido pues claro estaba que los alumnos de Neville de esa hora eran chicos de 13 años.

Simplemente quería dormir, le costó levantarse y le estaba costando dar clase, de pronto el silencio reinó y Neville sonrío para si mismo, ahora sí podría dormir pero de inmediato abrió los ojos para ponerse recto y ver que quien iba entrando era ni más ni menos que...

– Directora McGonagall.- su tono era de temor.
– Veo que alguien no durmió muy bien, ¿verdad profesor?.-
– Yo, yo... disculpe Directora, me atrase revisando los próximos exámenes a aplicar.- se sonrojó ante la mentira, la mujer frunció los labios y alzó la ceja no muy convencida, había escuchado de Peeves que Neville salía del castillo a muy altas horas de la noche incluso en cuanto terminaba su día de clases, si bien, Neville no iba atrasado en cuanto a su materia y sus alumnos iban aprendiendo cada día, pero dudaba del chico, pensaba que le faltaba más callo para poder ser un Maestro al 110%. McGonagall apartó su mirada de Neville y se dirigió ahora a los alumnos, no dijo ninguna palabra alguna, simplemente sonrío a todos y se marchó, Neville ahora sí dejo caer la cabeza al escritorio y se escuchó su quejido, el cual sacó la risa de varios.

El secreto de Hermione GrangerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora