Oclumancia

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Después de que Hermione por fin obtuviera su divorcio con Ron, ahora sí, había desaparecido de todos, nadie sabía dónde estaba, ni siquiera Harry que por más le pedía que le dijera una ubicación exacta Hermione se negaba, se negaba porque no quería ocultar su vientre, lo adoraba, adoraba salir a caminar en las tardes con algo ligero o algo de invierno dependiendo el clima, adoraba su embarazo porque en ningún momento había padecido de síntomas, al principio no le creían que estuviera embarazada por lo bien que andaba.

Se le notaba muy poco el vientre, le leía todas las noches antes de dormir, ultimadamente le ponía Adele, al parecer al pequeño le gustaba o eso creía. Cada día que pasaba lo adoraba, estaba pensando seriamente en volver a tener otro bebé pero claro quería hacer las cosas bien, disfrutar a Alex, conocer a alguien que amará a Alex como ella lo hacía, una figura paterna con quién tendría una bonita y sencilla boda, donde junto los tres formarán una familia y con el paso de los años esa familia fuese aumentando. Enserio Hermione quería lo mejor para su hijo, quería una vida al lado de alguien que los amará. El solo hecho de pensar en Draco la ponía bastante mal, quizás Hermione no haya tenido las náuseas o los vomitos matutinos pero su estado de ánimo cambiaba muy de repente, estaba empezando a creer que era bipolar.

Le lloraba, si le lloraba toda la noche a Draco, acariciaba su vientre y se juraba una y otra vez que se lo sacaría del corazón, que no tenía un perdón alguno el que Draco no los procurará pero no lo hacía por ella no se lo permitía, "¿por qué eres así Hermione?" Se lo preguntaba ella misma día y noche, un día odiaba a Draco y al otro día se sentía bastante mal por alejarlo de su hijo.

Draco, por su parte seguía en pie todo lo que se proponía, seguía viviendo en un matrimonio dónde Astoria solo se estaba convirtiendo en su amiga, no en la persona de la que él se enamoró porque si, Draco la llegó amar con tanta intensidad que antes de Granger, no hubo ninguna mujer más que Astoria, pero la llama del amor se iba extinguiendo y empezó cuando Astoria perdió a sus dos hijos, ella no era mala mujer, al contrario siempre procurará que estuviera bien, alimentación, vestido, en si se dedicaba en cuerpo y alma a Draco y no tenía ni la mínima intención serle infiel.

La parte infiel comenzó ese dos de diciembre, cuando él se había topado con Granger, cuando él ese mismo día se había hartado de Astoria y para escapar de ella se fue de su casa, dejándola vestida y alborotada, hecha un mar de lágrimas pues Draco no la llevó cosa que no sólo sorprendió a Hermione sino hasta a los invitados quienes se percataron de la llegada del guapo Malfoy sin la compañía de su mujer.

Estaba oscureciendo y en la oficina de su empresa estaba Draco y Theo, en espera del tercer amigo. Ambos bebían a excepción que Draco bebía agua, pues el olor del vino le producía náuseas.

– ¿Te han estado checando?.- rompió el silencio Theo.
– Sí, pero no encuentran nada en específico, solo dice, es la comida señor Malfoy.-
– Apenas si tocas el plato, ¿qué clase de medimago te revisa? ¿Y la magia? ¿Dónde quedó la magia?.-
– Ni idea, ¿no crees que ya se tardó Blaise?.- consultó su reloj de muñeca.
– Longbottom no es fácil de pescar.-

Las llamas verdes iluminaron la chimenea haciendo que ambos magos se girarán sobre sus talones para ver la escena. Blaise venía sólo y consigo traía una caja pequeña de madera que sostenía entre sus manos.

– ¿Dónde está Longbottom?.-
– Lo traigo conmigo Draco.-
– No parece, Blaise esto es enserio no es una broma.- habló Theo.
– Tranquilos, aquí lo traigo.- alzó la cajita y la sacudió. Los dos amigos se miraron las caras confundidos.
– Estás loco.-

El secreto de Hermione GrangerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora