Astoria estaba en la sala de la Mansión Malfoy, giraba sobre su dedo índice su anillo en señal de desesperación, caminaba de un lado a otro, ya era muy altas horas de la madrugada y su marido aún no llegaba, estaba comenzando a preocuparse cuando escucho un ligero "pff" cerca de la sala, sin ningún temor se acercó a dicho lugar para corroborar que era su marido. Y en efecto, lo era.
– Astoria, ¿qué haces a estas horas fuera de la cama?.- se giró Draco sorpresivo pues no se imaginaba que su esposa estuviera al pie y sin ninguna señal de cansancio esperándolo.
– Estaba a punto de salir a buscarte.-
– Está todo bien.- le sonrió de lado, subió las escaleras mientras se desabotonaba el saco.Astoria lo siguió, su plan estaba a punto de empezar.
– ¿Seguro? Te notó muy distinto.- lo siguió hasta la recámara de ambos dónde ella tuvo que inclinar su cabeza para poder observar mejor el labial rojo que estaba detrás de la oreja de Draco, aguantó las ganas de llorar y de exigirle respuestas, aguanto todo.
– No sé a qué te refieres en ese entonces.- sonaba demasiado tranquilo, sin prestarle atención desabotonaba también su camisa manga larga de seda fina al igual que el cuello, sacó la camisa dejando el dorso al desnudo para luego sentarse en la orilla de la cama frente a Astoria. – ¿Y? ¿Todo bien?.-
– Si, todo bien, no te preocupes.-
– Excelente.- sonrío él, ese día solo había sucedido besos con Granger debido a que la mujer debía de esperar aún la famosa "cuarentena" una parte de Draco estaba seguro que ya tenía de nuevo el corazón de Hermione, la otra parte le decía que no dejaré de insistir que porque en cualquier momento ella cambiaría de rumbo y de humor y eso no era bueno, sintió que sus besos eran como una "reconciliación" esa noche sin duda alguna no quería hablar mal con Astoria como solían hacerlo desde la muerte del pequeño bebé que esperaban juntos, simplemente dejo que la felicidad brotará de sus poros y contagiara a todos, pero desgraciadamente el veneno de unos dañaba todo.Sentado en la esquina de la cama, cruzó una pierna sobre la otra para quitarse los zapatos, repitió la acción una vez más, relajo los dedos y puso sus brazos detrás de la nuca y se dejó caer hacia atrás de la cama, sin duda estaba enamorado el hombre, Astoria giró hacia su buró y con sumo cuidado tomó su varita sin que el muchacho lo notara, se sentó al borde de la cama y suspiro triste.
– ¿Te sucede algo?.- la miró de reojo.
– No.- tenía la mirada hacía abajo.
– ¿Segura?.-Astoria levantó la mirada con los ojos llorosos, y allí fue cuando Draco se levantó para acercarse a ella, porque aunque no la quisiera se preocupaba por ella.
– ¿Segura que estás bien?.- le acarició el hombro, Astoria se levantó y apuntó hacia Draco quien no alcanzo a tomar su varita pero alzó las manos para tranquilizar a Astoria.
– ¿Qué sucede Tori? Tienes que decirme.-
– Lo sé y lo he sabido siempre.- lloraba con amargura la mujer, confundiendo más a Draco.
– No..no... entiendo.- tartamudeo, primera vez que lo hizo.
– Tu amorío con Hermione Granger, es por ella ¿no? Que sales todas las noches y no regresas a casa hasta tarde.-
– ¿Quién te dijo eso?.- hizo una mueca de disgusto.
– Quién sea que me lo haya dicho es cierto, y lo del hijo también.- Draco abrió aún más los ojos como dos enormes platos, como era posible que ella supiera que tenía un hijo con Draco, tragó saliva e intentó acercarse pero ella no se lo permitió.
– Hablemos, pero sin que me apuntes.-
– Tranquilo, no te mataré.- lo dijo con suavidad.
– Astoria, tienes que escucharme a mí no a quien sea que te esté metiendo ideas.-
– Es que es verdad, tristemente quien me lo dijo, me dio mucha información. Por ejemplo, se que se llama Alex.- Draco se mordió el labio, pensaba que el obliviate que le había lanzado a Astoria unos meses atrás no había funcionado.
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El secreto de Hermione Granger
Fiksi PenggemarDespués de acabar la Guerra Mágica, Hermione Granger se separa de sus inseparables amigos, dejando atrás el Mundo Mágico, amigos e inclusive familia, alejándose de ellos para ocultar un secreto, un secreto que solo un Slytherin conocía.