¡Por fin!

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Había transcurrido las dos semanas exactamente qué el médico le había visto a Hermione, ansiosa por conocer a su hijo, iba con toda la esperanza de que al fin se dejaría ver pero fue en vano, el pequeño no se dejo ver de nuevo, con un corazón un tanto decepcionado por no saber con exactitud de su bebé se marchó a su casa, le habían hecho volver en otras dos semanas más para ahora sí poder conocer el sexo, recurrió a varios métodos caseros que miraba en televisión o que las mismas mujeres que iban a los ultrasonidos comentaban, pero todos fueron en vamos, unos le decían que era niña y otros niño así que la dejo por la paz y esperaría de nuevo otras dos semanas más.

Seguía sin ningún síntoma de embarazada, claramente se le notaba un poco el vientre, tenía un presentimiento de que su bebé sería un bebé pequeño pues no crecía pero las mujeres le decían que en el quinto mes, su vientre de botaría.

De nuevo volvió a la consulta con la esperanza de ahora sí su bebé se dejara ver, ya quería comprarle todo lo que necesitaría tanto él como ella, quería llamarlo por su nombre no decirle "bebe".
Y de nuevo la misma rutina en el consultorio, el doctor le colocó ese gel frío que le produjo por primera vez un escalofrío fatal y exploró de nuevo el vientre de ella.

– ¡Vaya vaya!.-
– ¿Todo bien?.-
– Claro, ahora ya tenemos el gusto de saber el sexo del bebé.-
– ¿Sí?.-
– Hermione, te presentó a Alex, Alex, ella es tu mamá.-

¡Por fin! Después de mucho tiempo el pequeño bebé se dejó ver y no era ni más ni menos que un niño, si un niño Malfoy, las lágrimas botaron de la nada, su felicidad estaba completa, no podía creerlo, en la pantalla se miraba tan pequeñito, se le podía distinguir que tenía la nariz de ella, respingada y la punta levantada, en ese momento el pequeño Alex tenía hambre pues su dedito lo tenía dentro de su boca, está vez estaba más tranquilo que otras veces pasadas, el doctor hizo un pequeño zoom y se pudo medio apreciar que su Alex era un bebé cacheton, tenía ganas de sacarlo de la pantalla y besarle, era asombroso lo que sentía cuando le miraba, ya lo estaba comenzando a amar. ¿Cómo borraría de su vida a Alex? Era imposible. Se limpió unas lágrimas y le sonrió al doctor de felicidad, sin duda alguna nada ni nadie podría quitársela, ni siquiera cuando viera la cara de Ron, porque si, ese día tendría la mala suerte de verlo.

Retroceso

¿Estás segura de lo que quieres hacer Hermione?.- le preguntaba una y otra vez Harry, quién mecía de un lado a otro al pequeño James en sus brazos. Harry vivía en el Valle Godric, de había casado con la Slytherin, Pansy Parkinson y ambos eran padres de un niño igual que Harry al que decidieron llamar James. Hermione estaba enamorada de ese pequeño pues era un dulce amor de bebe de escasos siete meses, ella era su madrina y su deber era cuidar de él.

– Si Harry, mi relación con Ronald no fue la mejor que digamos.-
– Pero, tú lo amabas, te morías por él en Hogwarts o... ¿será qué hay otro Hermione?.-

Esperaba la respuesta y claro que la iba a tener cuando entro ni más ni menos que Pansy con Astoria y Malfoy. Era la primera vez que ambos se miraban desde que ella le dijo que estaba esperando un hijo de él, Hermione giró la cabeza a un lado y se mordió un poco el labio. No quería que Draco la viera ni ella verle a él pero ellos eran los padrinos de James por parte de Pansy, mientras que Hermione y Ron por parte de Harry.

– ¿Todo bien?.- anunció Pansy acercándose a Harry para quitarle a James y pasárselo a Astoria para que lo tomará en brazos. Hermione le lanzó una mirada seria a Harry.
– Todo bien, de hecho Hermione y yo saldremos unos 20 minutos, tenemos un asunto que tratar. ¿Cierto?.- se dirigió a ella.
– Sí, todo bien Pansy, te lo regresaré sano y salvo. Vamos Harry.- Hermione frotó sus manos con los hombros de Pansy y se permitió pasar en medio de los tres Slytherin, sin duda alguna Draco se la haría de emoción cuando este no movió su hombro para cederle el paso al contrario, le puso firme y duro y cuando Hermione pasó por su lado se dio un mínimo roce fuerte con él, solo exclamó un inaudible "aush" para sí misma pero por desgracia Draco le oyó y sonrió en tono burlesco. Harry lo vio y fue su turno darle el roce fuerte al él, sin duda alguna lo consiguió y a su vez consiguió una mirada fría y de molestia de parte de Draco, Harry solo se limitó a sonreírle y seguir a Hermione. Salieron al patio trasero, tenían que charlar. Pero antes que nada, cuando Harry estaba nervioso o preocupado solía fumarse un cigarrillo y así se tranquilizaba, le pidió permiso a Hermione fumar uno y ella accedió.

El secreto de Hermione GrangerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora