Una en el día y la otra en la noche

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Astoria salió echando lumbre del departamento de Hermione, tenía que buscar a Draco y que este le aclarará las cosas, por alguna extraña razón sospechaba que estaría en algún bar de mala muerte, así que no tardo en deducirlo y desapareció en un callejón de Australia para aparecer en uno de los callejones de mala muerte de Londres, antes de salir de dicho callejón se puso el capuchón, metió sus manos a los bolsillos ocultando sus alhajas de valor y buscó por los bares que estaban allí a Draco, y vaya que lo encontró, entro sin hacer fila cosa que a varios molesto y le importo un comino lo que el guardia fortachón de seguridad le había dicho ella iba por Draco quien estaba junto con Ron y Neville, este último cuidaba a dos ebrios total, quienes lloraban por la misma mujer, la misma mujer que los envió al cielo y a la vez los bajó al infierno.

– Longbottom.- habló ella, Neville abrió los ojos, no reconocía la voz y por ende temía que fuera algún padre de familia. – Mírame.- le ordenó, con un ojo cerrado, se giró y vio a Astoria quien se quitaba la capucha.
– Astoria, ¿qué haces aquí?.-
– Vengo por Draco.- lo señaló, el pobre estaba recargado de la barra, parecía dormido sin embargo no lo estaba, tenía los ojos cerrados u parecía que "meditaba".

– Pero, míralo cómo está, ¿crees poder tú sola?.- ella asintió, Neville recargó aún más a Ron a la barra para levantarse y que este no se cayera del asiento, Neville se puso de pie a un lado de Draco y lo empezó a mover de los hombros.

– Vamos Malfoy, despierta.- pero no despertaba, Astoria perdió cinco minutos de su valioso tiempo mirando a Neville tratar de despertar a Draco, bueno tratando de levantarlo, así que sin pedir permiso, tomó el vaso de tequila de la pareja de lado de Ron y se la echó encima de la cara a Draco salpicando un poco a Neville. Ahora sí, Draco despertó.

– Longbottom.- Draco se puso derecho y le empujó. – ¿Qué has hecho inútil?.- agarro una servilleta de su bolsillo del pantalón y trataba de limpiar el tequila que estaba en su cara.
– No fui yo.-

Draco se volteó iba derecho a golpear a Ron y cuando se giró vio parada a Astoria, no se dio cuenta que ella estaba allí, entonces si estaba dormido y no meditando como había dicho anteriormente. El contacto visual estuvo fuerte, Draco la miraba triste y dolida, se sentía estúpido pero no podía porque Astoria no sabía ni la mitad de la historia. El mundo se detuvo en ese momento, ni siquiera había visto cuando Ron se cayó del asiento todo ebrio, ni siquiera vio cuando Neville se quitaba de su lado para auxiliar a Ron en el suelo, ni siquiera vio cuando la pareja de a lado le reclamaba a Astoria porque les había quitado una bebida, simplemente miraba a Astoria. Draco dio un último sorbo a la botella, emitió un delicioso "ahh" de satisfacción, se limpió la boca con el dorso de la mano y se paró. Sin duda alguna ese hombre era guapísimo estando ebrio o no, despeinado o peinado, desfajado con las mangas dobladas hasta los codos o de traje, Draco era perfecto en todos los sentidos.

Agarro su sacó y la muñeca de su esposa y salió sin despedirse de Neville y sin pagar, la iba jalando para salir de aquel lugar y llegar al callejón donde ella había aparecido, y en un dos por tres ellos estaban en la estancia de un lujoso departamento, debía de ser en donde tenía sus amoríos con Hermione. Astoria se zafó del agarre de Draco y lo empujó del pecho.

– ¿Qué es lo que te pasa a ti?.-
– ¿A mí? ¿Qué te pasa a ti Draco? ¿Desde cuando?.- soltó el llanto la mujer y Draco se hizo el desentendido, encogió los hombros y puso la cara neutra.
– No se de que me hablas.- se acomodo en el sofá perdiendo la mirada.
– Oh eres igual que Hermione Granger.- Draco alzó su vista. – Si Draco, acabo de tener una cita con Hermione.- Draco se puso de pie y se pegó a ella.
– ¿Debería de importarme?.-
– Claro, ya sé que tendrás un bastardo con ella, ya sé que me engañaste, que se miraban cada vez que podían, que se revolcaron quizás en este sofá, me das asssco.- hizo énfasis en la "s", sin duda alguna estaba dolida.
– Jugó con tu mente y debo de felicitarla.-
– No fue ella, fuiste tú, me permití acceder a tus recuerdos y en todos estaba ella, desnuda, exclamando tu nombre mientras se lo hacías, diciéndote que estaba embarazada de ti ¿y que hice yo para que me pagarás tan mal? Si ya no me querías hubiera sido bueno decírmelo y no engañarme.-
– Pero no es mi hijo.-
– Por favor deja de decir eso, que si lo es. La noche aquella que estabas mal, el medimago me preguntó que si estaba embarazada porque los síntomas que traías pudiera referirse a eso, creí esperanzada que si lo estuviera y acudí al día siguiente a comprar una prueba de embarazo la cual confirmó que no lo estaba y luego en el periódico, la extraña desaparición y él divorcio de Hermione fueron una extraña coincidencia y cuando me dijeron que te mirabas con una mujer de cabello corto, castaño y con ondas no podía imaginarme que fuera ella pero no, ahora lo confirme con mis propios ojos y era ella, la mujer con la que me engañaste todo el tiempo era Hermione, la razón por la cual los viernes desaparecías era por ella, cuando teníamos intimidad ¿cuantas veces no deseaste decir su nombre y cuantas veces te resististe a hablar mientras lo hacíamos? Porque pensabas en ella, eso me parte el corazón en miles de pedazos, te podría haber perdonado el engaño pero un hijo no.-
– ¿Y qué querías que hiciera Astoria? Me desvivía por ti, te daba lo mejor, más que mi esposa eras mi mejor amiga, te adoraba como la madre de mis hijos, ¿crees que todo se trata de ti? ¡No! Yo también sufrí por la muerte de cada uno, sufrí tu distanciamiento porque si lo hiciste y no lo niegues.- la señaló. –Te encerraste en tu maldito mundo, no querías que te tocará y yo soy hombre, podíamos haber intentado, pero tú no querías, así que empecé a buscar a otras mujeres hasta que la encontré a ella, lamentó si lo que te diré romperá tu corazón pero esa mujer me hizo subir al cielo y bajar al infierno al mismo tiempo, no puedo vivir sin su piel, sin su voz que eriza mi piel ni sus dedos, aroma, ni los besos, mi cuerpo y mi corazón le pertenece pero mi mente quiere estar contigo, pero no puedo, es tan fuerte la conexión que tengo con ella que...- se lamió ellos labios. – La necesito y ella lo sabe.
– ¿Por qué?.- se agarró sus brazos y los empezó a frotar. – ¿Por qué ella y no yo?.-
– No lo sé.-
– Te di todo.-
– Y a la vez nada.-
– Si lo dices por nuestros hijos yo...
– No lo digas, no los metas en esto.-
– Pero yo te amo Draco.- soltó en llanto.
– Pero no te puedo corresponder de la manera que quiera si estoy pensando en ella.-
– Y tú hijo...-
– Astoria...
– Es tuyo Draco, tienes que entenderlo.-
– Ya no quiero hablar de esto.- se dio la vuelta pero Astoria lo detuvo, sujetando su brazo.
– Y yo lo quiero...

El secreto de Hermione GrangerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora