La marca de Neville

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—¿Debería marcharme?.– rompió el silencio Alex, con la mirada al suelo, no quería ver más a Neville. Dejó en la mesita la taza del té que Neville le ofreció.

—Sí Alex, ve a Ilvermorny y quédate allí hasta que aparezca tu madre, no debes de salir de allí y escuches y leas noticias sobre tu madre, no desobedezcas.– Neville se acercó a Alex y le dio una palmada en su espalda mostrándole su apoyo. —Estarán bien, lo prometo.–

Alex se levantó de la silla, Neville le acompañó al piso de abajo hacía la chimenea y pasó su mano por la cabellera platinada de Alex, volviendo a teñirlo castaño. Alex actuaba raro, era como si no era él mismo, lucía callado y serio. Entro a la chimenea y Neville arrojo los polvos flú y lo envió de vuelta a Ilvermorny.

Alex llegó a su sala común, salió de la chimenea y camino hacía su habitación. Abrió la puerta y con todo y zapatos se metió a la cama, se cubrió con la sábana y cayó en un profundo sueño.

[ • • • ]

Neville estaba con el ojo pelón, ahora que Alex sabía parte de una verdad, esperaba indicaciones que pronto le serían llegadas por medio de una lechuza obscura de ojos rojos. Estaba meciéndose en una silla, bebiendo un poco de wisky, el té que le había dado a Alex era un té hecho de hierba venenosa, que le provocaría a Alex un sueño profundo del cual no podría despertar sin que se le administrará una potente poción de la cual se desconocía. No existía persona que pudiera despertar de ese sueño y por ende fallecían, solo era cuestión de esperar.

Sintió un poco de comezón en la muñeca, se levantó un poco la manga y notó que la serpiente que salía de la boca de aquel cráneo se movía lentamente, se acarició con la yema de los dedos y la comezón se calmó.

Bajo la mirada a la marca y una sonrisa triste salió de su rostro.

Flashback

Neville siempre había encontrado a Hermione hermosa, le parecía una chica única y especial, su manera de ser y su inteligencia sobrevolaba por los cielos, pero Neville sabía que Hermione jamás estaría con él, Neville sabía lo fracasado que era, sabía que no era el prospecto adecuado para ella. El día en que Hermione le contó sobre su próximo matrimonio con Ron, ese día fingió felicidad por ella, pero cuando llegó a su hogar, lloró hasta que quedó dormido.

Asistió a la boda porque ambos se lo pidieron, aceptó ser su padrino de bodas junto con Harry  pero era difícil verla, tan divinamente preciosa y de la mano de su ahora esposo, Ron. Ella se merecía felicidad y la estaba obteniendo, luego de dicho acto cayó en una profunda depresión. Una semana antes de entrar a clases, Neville debía de recolectar sus próximas plantas para las clases, así que asistió a un callejón del Mercado Negro, donde quedaba un poco de magia oscura por aquel pasillo, muchos de los que estaban allí no lo vieron con buenos ojos, pues Neville había ayudado a Harry Potter a vencer a su Lord, pero Neville iba con la frente muy en alto ignorando cualquier cuchicheó que dijeran sobre él. Se acercó a un puesto de plantas y desde una esquina, una mujer de cabellos rubios y tiesos, vestida con una capa lo vigilia, Neville sin duda alguna sintió la mirada de esa persona sin embargo no se atrevió a mirar, simplemente la ignoró y siguió caminando. Cuando dio vuelta en una esquina se topó con lo que se podría decir el final del callejón, resignado, se dio media vuelta y allí estaba la persona que lo seguía con la mirada. No hizo nada, ni siquiera intentó sacar la varita, sintió miedo y nervios, pero no los sacó a flote, aquella mujer se quitó la capa y pudo mirarle las arrugas del temor, la angustia, sus ojos azules tristes y sus flacuchas manos de las cuales estiró una para alcanzar a Neville quien optó por pegarse a la pared lo más que pudo.

—No te lastimaré querido, he visto todo tu sufrimiento.– habló con tranquilidad la mujer.
—¿Qué...q..ue, cla, cla, se dé su, sufrimiento habla?.— tartamudeo y la mujer sonrió de lado.
—Solo relájate querido, no sucederá nada malo.–

El secreto de Hermione GrangerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora