Retrocediendo un poco

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Se acercaba la hora en la que su hijo tomaría por 5ta vez el tren a Ilvermorny, Hermione lo acompañó hasta la parada, le volvió a dar un fuerte abrazo y un beso, acomodó el cabello del muchacho hacía un lado mientras que esté le sonría con la característica sonrisa ladeada que había heredado de su padre, las lágrimas estaban a punto de brotar de los ojos de ella pero antes que sucediera Alex le abrazo de nuevo y le prometió que estaría bien, que en las vacaciones se verían y que ansiaba que ya fueran, Hermione sonrió y se limpió unas lágrimas que escurrieron por sus mejillas. El pitido del tren anunciaba su próxima partida, Alex subió al tren junto a su amigo Tom Jones, un muchacho caucásico de cara pecosa, bastante atractivo y era el mejor amigo de Alex, se pusieron en la ventana más próxima y ambos se despedían de todos principalmente de sus familias, Hermione no bajó el brazo hasta que el tren desapareció de su vista, ahora todos se retiraban de la estación algunos acompañados de sus parejas, otros de sus hijos menores, inclusive con los abuelos, pero cada año Hermione se retiraba de aquel lugar sola, si tan solo no hubiera sido cobarde...

Llegó tan pronto posible a su casa, sacó su teléfono e intentó marcar a Neville, pero la voz varonil de alguien la sacó de sus pensamientos, haciendo que tirara por accidente su teléfono. La voz provenía de la sala, Hermione encendió la luz y miró a nada más ni nada menos que a Draco Malfoy sentado en un sillón individual mientras removía el vino de una copa muy elegantemente, seguía luciendo igual de atractivo, igual de perfecto, tenía el cabello un poco más corto, sus facciones seguían siendo finas y marcadas, la edad no pasaba por él, lucía fresco como una lechuga, rebombeante.

– Malfoy.- susurró Hermione. – ¿Qué haces aquí?.- apretó fuerte sus puños, Draco chasqueo la lengua, dejó la copa en la mesa y se acercó hacía ella.
– Tu hijo es el motivo por el cual vengo aquí.-
– ¿Qué tiene que ver mi hijo?.- camino a su alrededor.
– Tengo entendido que tu hijo y la mía asisten al mismo colegio muggle, ¿o no?.-
– No lo sé.-
– ¿Tu hijo no te platica de sus amistades?.-
– No me gusta influir en eso, él tiene todo el derecho de tener amistad con quien se le de su gana.-
– ¿Y por qué debería entablar una amistad con mi hija?.-
– ¿Qué tiene de malo? No le veo ningún problema.- ahora era Draco quien hacía puños.
– Es mi hija, Granger.-
– Y él es mi hijo, sino estás muy conforme con su amistad desde un principio los habías separado, sin embargo no lo hiciste, no es mi problema.- Hermione se giró media vuelta para darle la espalda pero el hombre giro de ella sujetando su muñeca. La acercó un poco más.
– Mira, seré muy claro, si las intensiones de tu hijo van más allá de las que puede ofrecer como amigo, te juro que yo mismo haré lo imposible no sólo para alejar a tu hijo de mi hija, sino a ti también y créeme que yo si cumplo.- la risa irónica y demente de Hermione puso en confusión a Draco.
– Claaro, tú cumples todo, pero aquí te va la mía, no me amenaces que no te tengo miedo. Y sino es mucha molestia ya retírate de mi casa, no está en mis planes tener que escuchar a un padre celoso porque su hija tenga amistad con chicos.- Hermione parecía empujarlo, pero solo se resbalaba con la suela de su zapato sin mover a Draco quien se limitó a sonreír, no dijo nada por último, así que se alisó el saco y salió de ese lugar lo más pronto posible, Hermione sólo resopló antes de ponerse a llorar como una Magdalena tras la puerta, duro un par de minutos, pero luego recordó la platica que tenía con Neville, esa platica era la cual le interesaba. Se puso en cunclillas para volver armar el teléfono hecho piezas que yacía en el piso, lo armó con las manos, le dio unos leves golpecitos con las palmas de la mano y por fin encendió, buscó entre sus contacto el número de Neville y se dispuso a marcar de nuevo.

La voz de su fiel amigo contestó del otro lado del teléfono.

– Diga Hermione.-
– Ahora cuéntame todo por favor.-
– ¿Te parece si voy a tu casa? Cosas cómo estás no se hablan por teléfono.-
– Pero lo más pronto posible, por favor.- suplicó la mujer antes de colgar, se mordió un poco las uñas, camino de un lado a otro por toda la sala, tronó con dolor sus dedos cosa que nunca hacía a excepción de una situación de nervios, ¿qué tanto podría estar haciendo Neville? ¿Por qué tardaba tanto? Un momento ¿cómo supo Malfoy su dirección? ¿se supone que no recuerda nada, o si? ¿Y si sabe que Alex es su hijo?. Entre tantas preguntas que tenía en la cabeza sin respuesta alguna, Neville apareció de entre las llamas de la chimenea y saludo a la mujer quien ni siquiera contesto de lo distraída que andaba, sin embargo el tomó asiento frente a ella y podía jurar que Hermione seguía siendo una mujer extremadamente bella, su cabello era largo y abundante recogido en una coleta alta, su cara lucía radiante, aunque en ese momento tenía pánico no dejaba de lucir hermosa, Neville solo la miraba como su mejor amiga, como lo que era. Chasqueo unos dedos para sacarle de su trance, Hermione parpadeó un par de veces para encontrar el rostro de su mejor amigo.

El secreto de Hermione GrangerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora