◑XXXVIII: El funeral.

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Estoy aquí, vestida de negro completamente.

Siendo fuerte por la pérdida de Lynn.
Siendo fuerte por Maya.
Y sintiendo lo terrible que es ver personas llorar por la partida de alguien muy importante.

Sin sentirme capaz de dar algún consuelo, elijo estar alegada y no darle las condolencias a nadie a diferencia de mi padre junto a Auggie, quienes caminan hacía el padre de Lynn.

Veo las sillas separadas en dos divisiones. Un pequeño camino hacia el ataúd de la griseada. Un gran ataúd café oscuro, con la capa abierta donde seguro debe hallarse mi enemiga. Sintiendo la presión llegarme al pecho, subir y bajar por la garganta decidí no ver más ya que hay una gran masa de personas llorando su perdía. Tantas que no puedo creer que recordara cada nombre, de ser yo quien los conociera.

Entre mis miradas, busco la cabellera rubia de mi amada.

Llegué algo tarde, Maya me pidió estar sola porque necesitaba asimilar la muerte de su primer amor sola y sin ponerme en contra le concedí aquel privilegio.

Mi corazon palpitaba en mi pecho ferviente, un cúmulo de emociones me atacan y el sol no ayudaba mucho es más, empeora mi situación. No lograba encontrar entre la multitud vestida de negra, gafas y paraguas a mí chica y eso me es frustrante.

Resignada, busco mi celular pero antes de sacarlo de mi bolsillo al encontrarlo
Siento la presencia de alguien a mi costado, detengo todo lo que estaba por hacer.

-aún no ha llegado -me habla, su voz es conocida por ello miré a mi costado encontrando a Zay, guardando en su bolsillo su celular-. Está buscando el discurso, le ha pedido al padre de Lynn dar unas últimas palabras para ella.

Sin decir algo en respuesta entre suspiros de alivio me fijo en él, caminando hacia la sombras de algún árbol cerca. Me sigue.

-no ha perdido un anillo, cuaderno o blusa, Zay - le dije entrecortada al recibir una brisa refrescante -a perdido a su novia, su primer amor, y créeme no sé cómo reaccionaría si estuviera en su posición.

Él me mira, luego mira el suelo dando un largo suspiro para finalmente volver a mirar el lugar donde está la multitud de personas llorando una pérdida.
Llorando a Lynn.

-Tienes razón, Riley -susurra vacilante, pasé saliva viendo donde el ataúd de la griseada se encuentra. -, siempre he detestado los funerales.

Con mi pie temblando, acribillando el pasto con cada golpe me tomo el minuto de pensar en que si estaré preparada para ver a alguien de mi familia partir. No es el momento para pensar aquello pero me carcome la duda de cómo será aquello. Aunque no debería pensar en ello, me asusta no poder ser fuerte cuando me pasé a mí.

-Yo también lo hago, Zay -repongo nerviosa, respirando profundo al ver a Farkle e Isadora ver a Lynn y darle el pésame a su padre, quien llora silenciosamente.

Aún no tengo el valor de acercarme y verle.
No aún cuando la ví en sus peores fachas. Nada tiene comparación a verla sin vida, sin su risa arrogante o al menos callada sin decir alguna palabra sarcástica y llena de egocentrismo que emanaba.

El celular de mi moreno amigo suena, él contesta. Haciendo señas de que lo disculpara, sin saber que me da menos importancia lo que haga.

Ya que lo que refiere a importante solo se rige a una cabellera rubia y un par de ojos azules que no aparecen aún ante mí.

Ahora, veo a Farkle e Isadora venir hacía mí, tomados de la mano como la pareja que son. Sus ojos no están rojos, su cara denotan tristeza y pesadez mas no llorar.

-el padre de Lynn, pregunta por Maya. -suelta, sin saludos directo a la yugular diría mi madre, la novia de mi amigo el genio.

-No sé donde está. -le digo rápidamente. Mirando por donde la rubia pudiera llegar.

-Ese hombre está desesperado, desconsolado queriendo enterrar a su única hija. ¡Ya! -me exaspera la forma en la que Farkle me habla, como si de alguna manera me reclamará algo más. Enarco una ceja, confundida. -No me veas así, eres tú la que decidió dejar a Maya sola en un momento tan crítico como éste.

Lo entendía ahora, estaba molesto por que no decidí ser la acompañante de Maya en estos momentos. Al cabo de unos minutos, callada y a punto de responderle de mala manera, llegó.

-¿qué diablos?

-¡Isadora! -reprende el vocabulario de su novia.

Y es que no solo yo la ví asombrada, todos en general.

Mi amada chica llega luciendo un hermoso y largo vestido rojo pomposo y estilo corset. Maquillada sutilmente y con unos labios a juego y color de su vestido. No mentiré, se veía asombrosa. Todo en ella la hacía lucir con extremadamente bella. Pero no es precisamente lo que se debería usar para un funeral.

A pasos lentos, con la mirada aguada se dirigía donde su amada se hallaba. Sin vida. Tragué saliva, con la respiración atorada en mis pulmones. Era hora de la despedida final.

Se para frente a la multitud, dando pequeños golpes al micrófono con las manos temblorosas sacó su hoja, dónde supongo esta su discurso.

Suspira, reteniendo las lágrimas.

Esto esta siendo complicado, estoy sintiendo muchas cosas.
Me estoy sintiendo completamente destrozada por la rubia, cuando escribí esto, no pensé que sería tan complicado llegar a los finales de esta historia...créanme es difícil mas por los dos últimos capítulos y el epílogo.

Cuéntenme, ¿qué están sintiendo?

Top secret's Riley | #WGA2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora