—Mejor mañana, May. Tengo tarea —se dirigió rápidamente a su habitación y cerró la puerta detrás de él.
Peter no se sentía del todo bien después de la escuela y su tía cada cinco segundos le pedía hacer alguna actividad "divertida" con ella.
Cubrió su rostro con sus manos y se recostó en el techo boca abajo. Escalar y adherirse a algunas superficies era de las pocas cosas que aún podía y disfrutaba hacer.
Un par de golpes resonaron en la puerta de su cuarto y soltó un bufido. Al parecer no iba a poder zafarse de ella.
Se dejó caer con cuidado en su cama y
tomo su cubo Rubik entre sus manos.
—Pasa.La tía de Peter paso su vista por todo el cuarto de su sobrino para después dejarla posada sobre él.
—Pete...—¿Necesitas algo tía? —preguntó sin interés resolviendo el cubo.
—Oye, necesito hablar bien contigo. Por favor, pon un poco de tu parte.
Terminó de armarlo y lo dejo en su mesita de noche.
—Estoy muy cansado, ¿Crees poder dejarlo para mañana? —tomo una de sus almohadas y cubrió su rostro.—¡No, Peter! ¡Necesitamos hablar!
La habitación quedo sumergida en un inmenso silencio. No tenía ganas de hablar, no tenía ganas de emitir el más mínimo sonido; estaba cansado, tenía sueño y su estado de ánimo no era el mejor. Hizo una seña con su mano, para que prosiguiera.
Entre más rápido sucediera, mejor.—Peter... —tomó una bocanada de aire y se sentó en una de las sillas que tenía pegada a la pared. —Cielo, sabes lo importante que eres para mi. Eres lo que le da luz a mi vida y necesito que me tengas la suficiente confianza para contarme lo que pasa por tu mente.
—No se a que te refieres May.
Soltó un suspiro.
—Si lo sabes Peter. Nunca me dices nada de lo que te pasa en la escuela, nunca me dices que es lo que quieres o te hace falta. Mucho menos me cuentas sobre lo que sientes; si odias a alguien, si quieres a alguien, si extrañas a alguien.
El chico no dijo ni una sola palabra.
—Odio la idea de pensar que estoy haciendo un mal trabajo contigo cuando día a día trato de dar lo mejor de mi y tu simplemente te encierras en tu habitación. No trato de sonar como si te estuviera reprochando algo, pero necesito que al menos hagas como si estuvieras aquí.
Su voz tembló un poco. —Desde que tu tío Ben y la ch...
—May, no quiero hablar de esto. Se sentó en la orilla de su cama.
—¡Tienes que hacerlo Peter!
—¡Pero no quiero May, basta!
Las lágrimas se deslizaron poco a poco por su rostro y las limpio rápidamente, poniéndose de pié.
—Yo —tragó duramente —perdón Peter, nunca quise obligarte a hablar de eso, simplemente trataba de obtener un poco de tu confianza y..,
—Está bien, tía. Perdóname a mi, es sólo que, no lo entenderías...
La miró desde donde estaba.
Ella se encontraba ahí parada, con la nariz roja y los ojos llorosos. Sus lágrimas aún estaban frescas y pudo darse cuenta de las ojeras que se le comenzaban a formar. Su labio inferior temblaba y pasó un mechón de cabello por detrás de su oreja.May no tenía la culpa de nada y ella también estaba sufriendo a causa de él.
Quizá se arrepentiría, pero era la única solución que le quedaba ante todo el alboroto y ansiedad que comenzaba provocarle a la única persona que en verdad amaba, era ahora o nunca.
—Escucha May, necesito decirte algo importante. Es un secreto.
—Sabes que puedes contarme lo que sea.
Espero unos segundos, tratando de controlar su pulso. Cerró sus ojos.
—May, yo soy el Hombre Araña.
Una vez hecho aquella declaración delante de su tía, abrió sus ojos.
Ella llevó su mano derecha a su boca, aguantando lo que parecía ser una risa.—Cariño, ya habíamos hablado sobre esto. Dejé que conservaras aquel traje de colección por que me lo pediste demasiado, pero debes aceptar que no eres el hombre araña.
—¿Lo ves? Te dije que no lo entenderías.— se puso de pié y revolvió su cabello.
—Peter, tú —cruzo sus brazos —no puedes ser el hombre araña, ¿De dónde sacas todo eso?
Comenzó a caminar por su techo hasta caer de pié delante de su tía, quien tenía una expresión indescifrable en su rostro.
Poco a poco las lágrimas cayeron desesperadamente por sus mejillas y tomo su cabeza entre sus manos.
—No puede ser, no puede ser.
Peter tomó a May de los hombros y la empujó entre sus brazos. Ella quedó en el hueco de entre su cuello y hombro y se dedicó a llorar durante varios minutos.
—¿Cómo es esto posible? Tú has sido aquel sujeto desde siempre, tú, tú has puesto tu vida en riesgo durante tanto tiempo, no puedo creer que mi bebé estuvo a punto de morir varias ocaciones.
—Tranquila, tía. Estoy bien. Hace mucho de éso.
—Todas las veces que debiste haber estado mal herido no estuve ahí, la vez que aquél sujeto volador estuvo a punto de matarte, Dios mío, eres solo un niño.
Ella se separó de Peter lentamente sorbiendo su nariz, tomo el rostro del muchacho y juntó sus frentes.
—Prométeme algo Peter.
El chico no dijo nada.
—Nunca volverás a salir de esa forma para arriesgar tu vida por personas que no lo merecen —abrió sus ojos. —Nunca volverás a usar ese traje para salir herido; eres lo único que tengo Pete, y si a ti te sucede algo no lo voy a soportar.
Lo pensó durante varios segundos.
Ya había prometido no volver a su antigua doble vida antes, renunció a todo lo que involucraba telarañas o golpes, justo después de la muerte de ella.—Lo prometo, May.
Asintió consternada y volvió a tomar a Peter en sus brazos para abrazarlo, hasta que el celular de él sonó.
AmLoyal.
Iluminó el nombre del contacto la pantalla.
—¿Quién es? —preguntó May separándose de él.
—Una amiga.
Deslizo su dedo índice por la pantalla, aceptando la llamada.—Hola, Am ¿qué pasa?
No obtuvo respuesta por parte de la otra línea de inmediato.
—¿P-Peter?
Su voz se escuchaba rota y temblorosa.—Si, soy yo, ¿estás bien?
—Hospital Ferguson Lauren #39 —escucho su llanto detrás de la línea y el ruido de las ambulancias —Es, es Abraham, no reacciona, p-por favor ven, te necesito Peter.
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𝐉𝐔𝐒𝐓 𝐏𝐄𝐓𝐄𝐑 ↯ Peter Parker/Tom Holland.
FanficLas situaciones trágicas que pasaron en la vida de Peter a tan corta edad habían provocado que Nueva York se olvidara de El Hombre Araña. Después de siete meses de ausencia, lo único que quedaba era rendirse ante el crimen que gobernaba las calles y...