Twenty nine.

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Canción del capítulo.

«Big Girls Cry by Sia»

—Es la mejor película que he visto en toda mi vida, te prometo que es genial. —oprimió uno de los botones del control remoto y en seguida comenzaron a aparecer las diversas compañías cinematográficas que estaban involucradas en la elaboración de la película.

—Oye, esa banda sonora se escucha bien. —comentó tomando palomitas del bowl en medio de ellos.

Wanda Maximoff, que se encontraba sentada en una de las esquinas del mini sofá rodó los ojos y rió un poco ante la actitud de los amigos.

—Ni siquiera es tan buena —mencionó en voz baja hacia la rubia parada en una de las puertas de la nave.

Ella negó con la cabeza y sonrió medianamente ante su comentario para después salir del pequeño cubículo dejándolos solos.

Steve miró como se alejaba lentamente del lugar e iba a escabullirse a la sala de control. Soltó un bufido y volvió su vista al frente en donde tenían el televisor encendido reproduciendo Alien.

Su amigo a un lado de él se dió cuenta de la acción del rubio y tomó un puño de palomitas.

—¿Qué pasa con ella? —susurró llevándose una a la boca.

El Capitán frunció su ceño.
—Nada, debe estár cansada, casi siempre es así. Le gusta estar sola. —dijo sin prestarle mucha atención.

—No hablo de eso, tonto.

—¿Entonces de qué? —la cinta había oficialmente comenzado y se hizo hacia delante para poder apreciar mejor los gráficos que pasaban delante de él.

—Eres tan lento que podría creer que es otra persona muy parecida a tí la que corre, y no tú. —recibió un codazo en su costilla ante aquél comentario y soltó un quejido.

Los dos recibieron un "shh" por parte de Wanda, quien veía anonada la película.

—Qué pasa entre ustedes dos. —puntualizó mirándolo fijamente, provocando que los pensamientos de Steve volaran.

¿Qué pasa entre nosostros dos?
Excelente pregunta, porque ahora que se la planteaba alguien más y no solo su subconsciente parecía tener más repercusión que otras veces.

Steve sabía que le pasaba a él, pero no a ella, y eso era algo totalmente agotador tratándose de Natasha Romanoff porque ¿Quién podría descifrar la cabeza de la Viuda Negra?

—Nada. —agachó la cabeza.

Sam Wilson negó reprobatoriamente para después simplemente regresar sus ojos al pequeño gran televisor de plasma, obsequio del Rey T'challa.

El Capitán tomó una bocanada de aire y volteó hacia Wanda, tratando de encontrar algún consejo en su mirada, pero la castaña seguía completamente metida en la película.

Y que no era tan buena, se dijo a sí mismo.

No pasaron más de diez minutos para que el moreno volviera su atención a Steve lanzando un nuevo comentario.

—Deberías ir con ella.

El rubio pareció pensar muy bien sus siguientes palabras, pero solo respondió:
—Está ocupada.

Sam se llevó las manos hacia el rostro y soltó un gran bufido, haciendo que la castaña a un lado lo mirara mal.

—¿Quieren por favor guardar silencio?

—¿Quieres por favor decirle al jefe que vaya de una vez con la mujer? —exclamó.
Steve se sobresaltó.

—Sam, ella está a metros de aquí, cierra la boca.

—¡Dile Wanda! —lo ignoró.

—Steve —lo nombró y él la miró con suplica —Sabes que quieres ir.

—No te di permiso de entrar en mi mente —reprochó.

—No lo hice —le sonrió socarrona —Ahora ve.

Resignado pero al mismo tiempo triunfante, dejó el bowl de palomitas a un lado y se puso de pie.

—Que quede claro que hago esto porque he sido obligado por ustedes.

—Por supuesto —Sam sonrió cómplice.

—Ya, acéptalo— Wanda imitó la acción de falcon.

—¿Qué cosa?
Steve comenzaba a rogar en su mente que por favor se callaran.

—Ella. —dijeron al unísono.

Ella.

—Ella es lo que necesitas.

Tomó una gran bocanada de aire.

—Quizá es lo que necec-

Antes de poder terminar la frase, la rubia apareció en el cubículo, con la respiración agitada y el rostro alarmado.

—Quebró el lente de las cámaras —miró directamente al ojiazul. —Y salió de la casa.

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Su piel parecía ser transparente, tan pálida como la nieve y con ligeras marcas rojas en los costados de su nariz, así como con extensas bolsas amoratadas debajo de sus ojos.

Pasó su lengua por su labio inferior e hizo una mueca de molestia al degustar el sabor metálico y desabrido de la sangre que brotaba de éste, escupió asqueada y se limpió bruscamente la boca con la manga de su sudadera.

Su cuerpo estaba lleno de cólera, a tal grado de poder sentir la sangre que corría por sus venas como ríos de lava hirviendo. El corazón lo sentía como en una superficie de clavos y su cuerpo fácil parecía haber perdido la sobriedad en la dolencia. En la ira.

Sentada sobre una banquilla de algún parque público en medio de la nada, llevó sus dos manos al rostro y soltó un grito que pareció haber salido desde lo más profundo de sus entrañas. La garganta le quemaba y caían gotas pesadas sobre sus mejillas.

Siguió llorando y haciendo todo el ruido que ameritaba hacer para sacar aquello que le fundía por dentro, no importándole que las personas pensaran que parecía una loca cuando la escucharan.

La estaban matando a ella.

Después de unos minutos paró, y no por que quisiera hacerlo, si no porque la voz se le cortó y el pecho le ardía con fuerza. Aún seguía con el nudo en la garganta.

Las imágenes del cuerpo inerte de Rachel desplomado en el suelo le provocaban nauseas, pero más aún ver segundos después aquella arma que arrebató la vida de su mejor amiga en sus manos. Recordó sin querer las palabras de el chico de cabello rubio: "estás manchada de sangre sin haber movido un músculo".

Tragó duro y sacó de su sudadera la pistola.
—Entonces moveré solamente uno y será precisamente para mancharme de la tuya, maldito.

𝐉𝐔𝐒𝐓 𝐏𝐄𝐓𝐄𝐑 ↯ Peter Parker/Tom Holland.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora